Activistas de extrema derecha se reúnen en las calles y sujetan una pancarta en la que se lee "¡Los mártires nunca mueren!", durante una manifestación en el 2004 para conmemorar el 17 aniversario de la muerte de Rudolf Hess, en Wunsiedel (Alemania). (Foto: EFE)
Activistas de extrema derecha se reúnen en las calles y sujetan una pancarta en la que se lee "¡Los mártires nunca mueren!", durante una manifestación en el 2004 para conmemorar el 17 aniversario de la muerte de Rudolf Hess, en Wunsiedel (Alemania). (Foto: EFE)
Redacción EC

Con menos de 10.000 habitantes, el pequeño pueblo de Wunsiedel, en Baviera, , ya estaba harto de presenciar cada año una peregrinación de neonazis.


A pesar de la oposición de los residentes, los visitantes racistas llegan cada año a Wunsiedel debido a que en su cementerio yacieron los restos de Rudolf Hess, que fue lugarteniente de Adolfo Hitler. Las visitas no cesaron en los últimos años ni siquiera porque los restos de Hess fueron exhumados en el 2011.

Sin embargo, los vecinos de Wunsiedel encontraron una manera inteligente y efectiva de lidiar con los neonazis. La historia ha sido compartida en los últimos días en las redes sociales luego de que un post del activista Cleve Jones en Twitter sobre el tema se volviera viral.

En el 2014, el pueblo decidió expresar su rechazo a los neonazis de una manera diferente: recibiéndolos con vítores, pancartas, e incluso dándoles plátanos gratis al final de sus últimas marchas, según el HuffPost en español.

¿La razón? Los neonazis estaban participando en una marcha en su contra, pero no lo sabían. Sucede que el grupo activista Recht gegen Recht tuvo la idea de utilizar el desfile racista para recaudar dinero. Con cada metro que los neonazis recorrían se recaudaba dinero para una asociación benéfica antinazi.

Así, cuando los neonazis llegaron a la meta, fueron recibidos por la alegría de los ciudadanos que celebraban la recaudación de 10.000 euros que finalmente fueron destinados a EXIT, una organización que trabaja para rehabilitar a extremistas.

Hess murió el 17 de agosto de 1987 tras suicidarse en la prisión de Spandau, donde cumplía su sentencia de cadena perpetua.

El lugarteniente nazi fue uno de los políticos más importantes del III Reich, recibiendo ese título en el año 1933.

Hess fue enterrado en Wunsiedel en 1987. Su familia tuvo que exhumar el cuerpo, incinerarlo y tirar las cenizas al mar en el 2011 debido a que la comunidad local se negó a renovar el contrato de alquiler de la tumba.

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS DEL MUNDO...

Contenido sugerido

Contenido GEC