Si el Estado elabora contratos adecuados, las APP en salud permiten atraer empresas de alcance global con tecnología, financiamiento y experiencia
Si el Estado elabora contratos adecuados, las APP en salud permiten atraer empresas de alcance global con tecnología, financiamiento y experiencia
Janice Seinfeld

En el Perú existen solo cuatro en el , todas ellas en Lima Metropolitana. Son modelos distintos que, aunque todavía limitados en volumen, merece la pena estudiar.

Los Barton (Callao) y Kaelin (Villa María del Triunfo) combinan servicios de bata gris –asistencia de equipos y manejo administrativo de los establecimientos–, bata verde –apoyo en el diagnóstico, como banco de sangre y laboratorio, por ejemplo–, y bata blanca –gestión clínica–.

Por su parte, el Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja (INSN-San Borja) es una APP que combina servicios de bata gris y verde, y viene mostrando resultados interesantes vinculados al planteamiento de redes integradas de salud del . Basta ver cómo sus costos de operación y mantenimiento son entre cinco y siete millones de soles anuales menores que los del INSN-Breña, gestionado por el Estado. Además, cuenta con las certificaciones de calidad ISO 9001 y 14001.

Finalmente, la APP de y la empresa Salog se especializa en gestión logística, almacenamiento y distribución de productos farmacéuticos y dispositivos médicos.

La aplicación del modelo de APP en el sector Salud está contribuyendo con servicios de mayor eficacia y calidad: los hospitales Barton y Kaelin han reducido considerablemente sus tiempos de espera y muestran indicadores de satisfacción entre los usuarios superiores al 80%. Cuentan, también, con la certificación ISO 9001. Asimismo, la APP Essalud-Salog ha mejorado la gestión de inventarios y ha permitido disminuir los niveles de stock, al pasar de un modelo ‘just-in-case’ (en el que se tiene un nivel alto de inventarios para evitar contingencias) a uno ‘just-in-time’ (en el cual se envían los productos según la demanda). Ahora se acerca a los incluso a través de farmacias privadas.

Si el Estado elabora contratos adecuados, las APP en salud permiten atraer empresas de alcance global con tecnología, financiamiento y experiencia. Estas impulsan el cumplimiento de estándares mínimos de calidad a ser superados por las APP, lo que contribuiría a dinamizar el sector y generaría incentivos para un enfoque preventivo en la salud. A ello se añaden los ahorros posibles de alcanzar para el Estado: cálculos realizados por Essalud en el 2015 señalan que el costo operativo de los hospitales de APP es menor a aquel que asumiría la institución si gestionara un modelo similar. Este uso eficiente de los recursos haría posible atraer a personal altamente capacitado.

Recientemente, la prensa denunció que médicos del Minsa abandonan sus horas de atención en los hospitales públicos para atender en consultorios privados. Esto sería impensable en un esquema de APP, pues tal conducta sin duda implicaría el despido inmediato del profesional en cuestión.

Siendo este el escenario, ¿por qué solo tenemos cuatro APP en el sector Salud? Básicamente, por la alta rotación en los cargos gerenciales en el Estado y por la poca voluntad política. Ambas trabas disminuyen la institucionalidad y generan desconfianza. Esto sumado a los actos de corrupción que producen recelo en los gestores al momento de tomar decisiones.

Para tener APP exitosas se debe tener una perspectiva sistémica que identifique claramente dónde estas aportan valor. Luego, se requiere fortalecer la regulación sectorial y la rendición de cuentas definiendo claramente los indicadores de monitoreo y evaluación. Además, es indispensable promover procesos transparentes y una competencia efectiva entre las empresas interesadas.

Essalud y el Minsa están impulsando las APP de bata gris y verde –que mejoran la gestión– y no las de bata blanca –orientadas al aspecto asistencial– para lograr mayor eficiencia en la gestión de los recursos. Eso permitiría que las labores de soporte sean asumidas por empresas calificadas, con experiencia y logros demostrados, y que los profesionales de la salud se centren en lo medular: cuidar a las personas.

El riesgo mayor es mantener el statu quo que preserva los actuales estancos de poder en los servicios de salud del sector público. Allí, ninguna iniciativa de cambio, pública o privada, prosperará.