El Álbum Panini ha causado furor entre los hinchas peruanos. (Foto: Twitter)
El Álbum Panini ha causado furor entre los hinchas peruanos. (Foto: Twitter)
Enzo Defilippi

No, no voy a hablar de esos amores que nos comen vivos ni de aquellos desamores que convierten en miserable nuestra existencia. Tampoco de la envidia o el odio que impulsa a algunos a hacerle la vida miserable a los demás. No. Me voy a referir a una pasión mucho más pedestre, una que la clasificación al Mundial de Rusia ha desatado: la de coleccionar el álbum Panini.  

En los últimos días hemos visto gente furibunda por no encontrar figuritas en los quioscos y amigos resentidos por lo que sentían era solo una estratagema para incrementar su interés. Como bien saben los psicólogos, una frustración así solo la produce un amor no correspondido. Despecho no se siente por cualquier cosa. 

Como ha explicado Panini, la escasez se produjo porque la demanda fue mucho mayor que la prevista. Para el Mundial pasado se vendieron en el Perú, entre abril y junio, 40 toneladas de figuritas. Esta vez, la empresa importó 80 toneladas para las dos primeras semanas. Al final, terminaron vendiendo 140 y aun así mucha gente se quedó con las ganas. Algunas páginas webs vendieron entre 5.000 y 10.000 álbumes en 25 minutos. Otras colapsaron. Los de tapa dura, de S/25, se vendieron hasta por S/100. Las pasiones, como bien sabemos, no cuestan poco.  

Esta edición del álbum trae 670 figuritas y el precio sugerido para cada sobre de cinco es S/2.20. Un paquetón de 104 sobres cuesta S/220 (mucho más cuando comienzan a escasear). Eso quiere decir que si somos unos ases cambiando figuritas (hablo en primera persona porque esto hace rato dejó de ser una pasión infantil), solo necesitaríamos comprar 670, lo que costaría, al menos, S/286 (un paquetón y 30 sobres individuales). Por otro lado, de acuerdo con un análisis probabilístico hecho por Sylvain Sardy e Yvan Velenik de la Universidad de Ginebra (citado por “The Economist” en un artículo sobre este mismo tema), para llenar esta edición del álbum sin cambiar ninguna necesitaríamos comprar 670 (log670 + 0,577) figuritas, es decir, 4.747. Eso costaría la friolera de S/2.011.  

Para comprobar si es cierto el mito de que unas figuritas son más escasas que otras, Sardy y Velenik se tomaron el trabajo de testear si, como afirma Panini, todas se imprimen y distribuyen en la misma cantidad. En el 2010 compraron 6.000 de la edición del Mundial de Sudáfrica y comprobaron que sí, que la probabilidad de obtener cualquiera era prácticamente la misma. ¿Por qué, entonces, persiste el mito? Según ellos, porque la probabilidad de que no aparezcan todas es relativamente alta aun en una muestra relativamente grande (25% en una muestra de 5.000). La dificultad de encontrar las que faltan lo refuerza. 

Esta es una muestra más de que los mercados, por más competitivos que sean, no son perfectos. Entre otras cosas porque el comportamiento de quienes participamos en ellos no es completamente racional. Ayer, por ejemplo, las figuritas normales se vendían a S/1 mientras que las impresas sobre un dorado brillante (escudos, conmemorativas y especiales) a S/20. Si el costo y probabilidad de obtenerlas es el mismo, esto no lo puede explicar la economía. Quizás pueda hacerlo nuestra irrazonable pasión por el bling bling.