"¿Así piensan llegar al 2021? Como dijimos al inicio, están en su derecho de hacerlo. Sin embargo, el país no aguanta". (Foto: Lino Chipana/El Comercio
"¿Así piensan llegar al 2021? Como dijimos al inicio, están en su derecho de hacerlo. Sin embargo, el país no aguanta". (Foto: Lino Chipana/El Comercio
Pedro Tenorio

tiene derecho a diseñar su estrategia política como mejor le parezca, pero quienes pagamos impuestos también tenemos derecho a exigir a los 71 congresistas de su bancada que trabajen pensando en el país. No basta con criticar a ni con oponerse –a veces con razón– a las iniciativas de sus ministros. Una oposición moderna implica mucho más y es algo que tarde o temprano los electores se lo van a exigir, por lo que le convendría una actitud distinta a partir de este segundo año frente al Gobierno.

“¿Por qué? ¿Acaso no tiene 42% de aprobación según la encuesta nacional de Ipsos?”, preguntarán quienes crean que Keiko y los suyos lo están haciendo bien. Deberían recordar que así actuó el fujimorismo durante los cinco años de gobierno de Ollanta Humala y que cuando buscó la presidencia ello no bastó para obtenerla. Entonces, ¿sirve de mucho ser “líder de la oposición”? Claro que sirve, pero no necesariamente para ganar una elección. Y en el caso de Keiko por dos cuestiones adicionales: primero, por el antifujimorismo, que siempre preferirá a quien sea su contrincante en una segunda vuelta. Y segundo, porque al tratarse de una oposición con 71 votos sobre un total de 130, su responsabilidad –cierta o asignada por sus competidores– será vista como mayor ante un fracaso ppkausa.

Al fujimorismo ya le colgaron el título de “obstruccionista” pese a que este Diario demostró con datos objetivos que su comportamiento no ha diferido en gran medida de otras mayorías parlamentarias en el pasado. Y seguramente lo mantendrá gracias a la verborragia de algunos de sus voceros. ¿Así piensan llegar al 2021? Como dijimos al inicio, están en su derecho de hacerlo. Sin embargo, el país no aguanta.

(FP) debe demostrar que puede ser gobierno a partir de un buen trabajo en el Congreso. Su gran aporte en este año no puede haber consistido en el otorgamiento de facultades al Ejecutivo o la ley de IGV Justo. FP debe demostrar con propuestas concretas que es, como aseguraba en campaña, la mejor alternativa para llegar al poder. Por ejemplo, hasta hoy carece de voceros parlamentarios calificados en sectores claves como Economía, Educación, Trabajo y Salud. Ojo, no que critiquen (de esos hay muchos) sino que planteen alternativas y pongan en apuros a los ministros no con gritos ni desplantes, sino con la lógica de sus planteamientos. Debe liderar la lucha anticorrupción con una batería de leyes que refuercen a la contraloría y modernicen la fiscalización dada la magnitud del Caso Lava Jato y otros escándalos. Un segundo año como el primero será otro año perdido.