(Video: El Comercio)

Durante los últimos tres meses, José Aquino Chávez, su esposa y sus cuatro hijos han vivido en una carpa que es brasa caliente cuando el sol estalla. Una carpa que –pese al calor y a su estrechez– ha sido su hogar y su salvación, después de haberse quedado en la calle por el desborde del río Piura. La naturaleza los expulsó de sus propias casas, junto a cinco mil damnificados del Bajo Piura, que llegaron al campamento San Pablo –a la altura del kilómetro 980 de la Panamericana Norte– apenas con lo que llevaban puesto.

La mitad de los que llegaron, ahogados por el sol, las moscas y los zancudos, regresaron pese a todo a sus casas en Pedregal Grande. Ahora, en el campamento San Pablo solo quedan 2.500 damnificados que sobreviven a otra adversidad: volver a empezar desde cero.

Semanas atrás, la comunidad campesina de Catacaos les entregó un terreno. El área se ubica detrás del campamento, en un arenal donde los damnificados han levantado, a duras penas, ranchos con esteras y calaminas. No hay agua ni luz eléctrica. No hay caminos de acceso. Aquí, un burro esquelético reposa cerca del rancho de Aquino, mientras él teje una pared con carrizo y sus hijos corretean en el arenal. Es mediodía y el sol no da tregua. “Estamos levantando una chocita con nuestro propio esfuerzo, porque no hay plata para comprar material. El Niño [costero] nos arruinó”, dice Aquino. A su alrededor hay más de 500 chozas a medio construir.

Aquino tuvo la ‘suerte’ de que amigos suyos le regalaran las cuatro calaminas que cubren la mitad del techo de su rancho. En cambio, Dominga Estrada tuvo que vender un chancho que sobrevivió a la inundación; le pagaron S/500 y con ese dinero compró calaminas y carrizo para levantar una choza. “El problema es que allá no hay caminos, ni agua ni luz. Aunque sea agüita quisiéramos que nos den”, dice esta mujer. Luego advierte: “A Pedregal Grande ya no vuelvo. Yo he visto cómo hemos salido del agua”.

–Ansiada reconstrucción–
De acuerdo con el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), las lluvias de El Niño costero dejaron en Piura 91.835 damnificados, 310.570 afectados, 17 fallecidos, 39 heridos y 4 desaparecidos. Además, 5.724 viviendas colapsaron y 8.469 quedaron inhabitables; también fueron afectados 711 colegios y 195 centros de salud.

Otra consecuencia de las lluvias fue el aumento de los casos de dengue en la región: hay 9.271 casos confirmados y al menos 37 personas han muerto por esta enfermedad en lo que va del año.

El día más crítico para los piuranos fue el 27 de marzo –hace tres meses–, cuando el río del mismo nombre se desbordó y la región colapsó.

Para los damnificados, una de las mayores preocupaciones es saber qué pasará con ellos luego del 13 de julio, cuando se termine el estado de emergencia decretado por el Gobierno luego de la tragedia.

Mientras tanto, en la ciudad de Piura las huellas del desborde del río aún se notan en las destrozadas pistas. En la vía a Catacaos, por su mal estado, a diario se registran accidentes.

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El gobernador regional de Piura, Reynaldo Hilbck, dijo que gestionará ante el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) el mantenimiento de esta vía que conduce al Bajo Piura, así como un tramo de la carretera Sullana-Talara, que une todas las playas de Máncora y Tumbes, dos de los destinos turísticos más importantes de la costa norte. Asimismo, dijo que pedirá al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) que acelere las transferencias para iniciar los trabajos de rehabilitación.

La Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) aprobó 30 obras de rehabilitación para Piura, por un monto de S/682 millones. Los trabajos incluyen la descolmatación de los ríos Piura y Chira, la rehabilitación de los diques en ambas riberas del río Piura, la limpieza y rehabilitación de los drenes y mejoras en las vías de la ciudad.

La ARCC anunció también que los programas de reconstrucción para Piura contemplarán la ejecución del drenaje pluvial, así como proyectos de agua y desagüe.
 
-En dos meses se inician los trabajos-
El director de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), Pablo de la Flor, se reunió ayer con el gobernador de Piura, Reynaldo Hilbck, y con el coordinador regional de la reconstrucción en esta región norteña, Juan Carlos Fahsbender, en la sede del gobierno regional.

Hilbck dijo que las obras de rehabilitación comenzarán a ejecutarse en dos meses y terminarán en diciembre, antes de la posible llegada de las lluvias anunciadas para el verano próximo. Mientras tanto, el plan de reconstrucción estaría listo recién a fines de agosto y las obras comenzarían a ejecutarse en abril del 2018; demorarían unos tres años, según dijo De la Flor.

“Ahora vamos a trabajar en los ríos Piura y Chira, pero mientras no controlemos los caudales en las tres cuencas [Huarmaca, Morropón y Tambogrande], vamos a seguir teniendo problemas. Los trabajos de rehabilitación que haremos no garantizarán que no haya un nuevo desborde”, dijo Hilbck al final de la reunión.

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