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Fernando Vivas

Con recluida y con el brazo doblado por el Ejecutivo, apuesta al voto libre en el , al liderazgo difuso de sus cuadros y a fortalecer un partido conservador.

Tremendo revés ser mayoría y, a la vez, padecer ‘bullying’. En sociología se le llama inconsistencia de estatus. O sea, tienes poder, pero poca legitimidad, tus gestos generan irritación en sectores más amplios que los que te eligieron tres años atrás. La inconsistencia, claro, genera mucha pica: “No creemos en los medios y encuestadoras mermeleras, vamos camino a otra Venezuela, Vizcarra nos pecha para ocultar su fracaso de gestión”, alegan los fujis.

También hay mucha pica del otro lado, con discursos que generalizan y pintan a Fuerza Popular (FP) como una banda con intereses subalternos que aprobó la cuestión de confianza por razones crematísticas. En medio de estos polos, hay un partido con vida orgánica, con tendencias y ambiciones al 2021. Hablé con algunos dirigentes naranjas y esto encontré.

Keiko, mmmhhh, va
La carcelería de Keiko Fujimori, y antes su descalabro en aprobación, dejó a FP en un estado de suspensión en el que solo puede hacer pequeños desplazamientos a tientas. El 5 de noviembre del 2018 (Keiko ingresó a Santa Mónica el 1 de noviembre), una reunión de las cabezas del CEN del partido y las cabezas de la ‘bankada’, eligieron una dirección de emergencia. Le llamaron comité de transición. El secretario general, José Chlimper, renunció días antes y hubo bajas de consideración, como la del presidente del Congreso, Daniel Salaverry, y la de Rolando Reátegui, que cantó a todo pulmón.

Sumen a este melodramático desastre, que junto a Keiko apresaron a sus principales asesores, Pier Figari y Ana Herz. Para que fluya la transición renunciaron las voceras Úrsula Letona, Alejandra Aramayo y Karina Beteta y en su lugar se eligió a Carlos Tubino de titular, y, de alternos, a Juan Carlos del Águila, Luz Salgado, Milagros Takayama, Tamar Arimborgo y Octavio Salazar. Tal era el desconcierto que pensaron que era mejor recogerlo en una vocería difusa, pero de fuerte inclinación conservadora.

Luz Salgado, en el calor de la emergencia, aceptó ser la nueva secretaria general y Luis Galarreta, ser subsecretario en reemplazo de Miki Torres. A los pocos días, Salgado, para atender la salud de un familiar, pidió a Galarreta que se encargara de su misión, mientras ella pasó a apoyar en la vocería al saturado Tubino.

Al revés, Galarreta dosificó sus apariciones públicas y se dedicó a la vida orgánica. En reciente entrevista, me habló de bases activas, de un congreso partidario postergado indefinidamente, de una escuela de gobernanza a cargo del congresista Freddy Sarmiento, y de Keiko, lideresa natural que quedará libre e irá al 2021. Ese es el sueño oficial naranja.

No te metas
El 15 de abril se lanzó el decálogo de Fuerza Popular, una manera didáctica de resumir sus ideas fuerza. La hubiéramos debatido como merecía, pero empezando el 17 de abril se mató Alan García y la coyuntura eclipsó cualquier otra noticia. ¿Qué decía el catálogo? Muy distante de la frialdad técnica del Plan Perú presentado en la campaña del 2016, que parecía fruto de una de las ‘consultorías caviares’ que suelen denostar, el decálogo es militantemente conservador y confirma, desde su arranque, el pathos pro vida y pro familia de FP.

El primer mandamiento es “protegemos decididamente el derecho a la vida desde su concepción”, el segundo se hinca ante “la familia como célula fundamental de la sociedad” y el tercero reza “padre y madre son quienes, por obligación y derecho, se encargan de la educación de sus hijos”. En ese guiño a la iniciativa evangélica de Con mis Hijos no te Metas, el Estado, dice el ajustado ideario fujimorista, cumple una función ‘subsidiaria’.

En lo demás, el decálogo sí busca el centro: reivindica la propiedad, la seguridad jurídica y la independencia de poderes; pero habla de una economía popular con redistribución de la riqueza, programas sociales, lucha contra la discriminación y respeto al medio ambiente.

En FP, el extremo conservador, que incluye activistas evangélicos como Tamar Arimborgo y Juan Carlos Gonzales, convive con una mayoría pro familia que aísla a los pocos congresistas que manifiestan gestos liberales, como Aramayo y su apoyo a la paridad o Leyla Chihuán y su maternidad alternativa.

Hay un empate de funciones y estilos opuestos que impide que alguien levante cabeza y se convierta, siquiera, en líder provisional mientras Keiko Fujimori esté presa. Una reciente encuesta de El Comercio-Ipsos encuentra que Luz Salgado (19%) y Rosa Bartra (18%), podrían reemplazar a Keiko, pero ello choca con los ánimos internos y con las expectativas de las propias congresistas.

Hay mucho independiente que sostiene esta estructura, dando la apariencia de una mayoría sólida, pero que vota por la libre si le conviene. Karina Beteta, Milagros Salazar, Héctor Becerril son ejemplos de ese perfil agreste; Torres o Úrsula ‘está/no está’ Letona tienen el perfil opuesto; para no hablar de los impresentables que desfilan para que en Ética les perdonen la vida.

Tampoco sirve de mucho dividirlos en provincianos y limeños, viejos y nuevos, duros y blandos, calificados o improvisados, pues el eje en todos los casos es borroso y a partir de él es poco lo que se decanta. Galarreta se concentra en el partido, Tubino aspira a la moderación, igual que Salgado; Juan Carlos del Águila prefiere el perfil bajo, a pesar de que asumió, el pasado marzo, la organización del último encuentro de la bancada en un hotel de Chincha.

Allí hubo un taller sobre reforma política, lo que mostraba el afán de que esta fuera agenda propia y no móvil pechador de Vizcarra. No acordaron nada al respecto, como lo comprobamos en la última confianza debatida. Rosa Bartra estuvo en Chincha y la agenda no era nueva para ella, pues fue miembro del frustrado subgrupo de reforma que condujo Patricia Donayre.

Anoten, entonces, que Bartra ni es improvisada ni tiene consigna que llevar a la Comisión de Constitución que preside, pues FP no ha decidido qué hacer en esa instancia donde se juega tanto. También hay otros temas de posible agenda propia, como los hidrocarburos, el apoyo a las FF.AA. a la PNP, y otros que conversaron los voceros con Del Solar.

En este pequeño sondeo a fujimoristas, la confianza en el gobierno no parece ser el problema central de FP, sino la desconfianza en un futuro sin reelección congresal y con una lideresa que es visitada por todos y a todos da el amén. Ella es la única que no vota en libertad.