Mercedes Araoz despacha la mayor parte del tiempo en Palacio de Gobierno, pero a veces lo hace en el Congreso. (Foto: Nancy Chappell/El Comercio)
Mercedes Araoz despacha la mayor parte del tiempo en Palacio de Gobierno, pero a veces lo hace en el Congreso. (Foto: Nancy Chappell/El Comercio)
Fernando Vivas

Esperamos a en su despacho del Congreso, demasiado limpio y ordenado. Es la prueba de que no suele trabajar en estos lares, sino en su oficina de vicepresidenta en Palacio de Gobierno. Pero la cita es aquí, porque hay un pleno del Congreso y solo puede escapar de él un rato para la entrevista. Además, tiene que participar en la conferencia de prensa de las ‘bancadas de oposición’ contra el proyecto fujimorista de crear un ente aparte para fiscalizar a las cooperativas. Ella misma, cuando llega, menciona la palabra ‘oposición’ de tal forma que nos da pie para hablar de su identidad política pos-PPK.

—Ha participado en un cónclave del Gabinete con su bancada. ¿Se sintió oficialista?
Éramos una plancha, PPK, Martín y yo. Ahora tenemos otras circunstancias, pero seguimos coordinando y el presidente me ha dado encargos específicos.

—¿Se refiere al tema de la OCDE o le ha hecho un encargo adicional?
Lo fundamental es ahora la OCDE, pero imagino que hay otros temas en los que vamos a trabajar.

—¿Limaron asperezas, si las hubo?
No he limado asperezas porque siempre tuvimos conversaciones francas y amicales.

—Hubo un matiz, porque él aclaró que le dijo que el tema de la renuncia solo lo hablaría con PPK.
De eso hemos conversado en la primera y segunda vacancia con amplitud y amistad, tomando desayuno en mi oficina, en Ancón. Yo tenía una posición pública: que era inconstitucional el tema de la incapacidad moral permanente. Y él tiene otra postura, no voy a dar detalles. Y yo he dudado mirando lo suyo y él ha dudado mirando lo mío, como amigos.

—¿Con el primer ministro César Villanueva limó asperezas?
Hemos hablado de colaborar con el Gabinete en los temas que estén en nuestro plan de gobierno; hemos planteado ideas en esos temas, cómo podemos ayudar. También nuestras discrepancias.

—Hubo una primera reunión con el primer ministro en la que Ud. le reclamó que en la transferencia no se habían visto las caras.
Hemos hablado de los temas de la cumbre, no tengo una amistad con él. Sigo pensando –es mi modo de ver las cosas, lo lamento– que el vacador no puede ser presidente del Consejo de Ministros. Evidentemente, yo voy a seguir colaborando con el presidente Vizcarra en bien del país. Pero tengo mi punto de vista, no creo que él pueda ser alguien que represente la posibilidad de una reconciliación adecuada.

—¿Cuál sería la inconsistencia de activar por la vacancia y ser primer ministro?
Me parece que provocó la situación que nos llevó a la crisis. No quiso escuchar, alimentó sobre la base de infundios la idea de la vacancia. Pero no me interesa ya eso. La historia se contará como se deba contar y, eventualmente, se calmarán los ánimos. Colaboraremos para que al Perú le vaya bien.

—Permítame ir más atrás. Cuando fue primera ministra, se distrajo un poco defendiendo al presidente. ¿No hubiera sido mejor separar las cosas?
Me concentré en mi trabajo y a las pruebas me remito. Hicimos avances en temas de reforma y las dejamos de herencia a este gobierno. Por ejemplo, la aprobación para dar presupuestos de continuidad a gobiernos regionales y locales, a las políticas nacionales. El gobierno ha entrado a afinarlo, pero lo dejamos listo. Avanzamos en temas regulatorios, corrección del D.U. 003.

—¿Le satisface el reglamento de la ley que reemplaza al D.U. 003?
No lo he revisado a detalle, pero creo que es un avance. Los bancos han empezado a prestar más a las constructoras, con lo que no se ha parado el proceso. [Volviendo a la pregunta anterior] Obviamente, yo era la vocera política del gobierno y tenía que enfrentarme a estas circunstancias en las que se atacaba al presidente. Era la defensa de la Presidencia de la República legítimamente elegida y había un ataque político al gobierno, era mi función y no me arrepiento de haberlo hecho. He estado en varios gobiernos y he visto actuar a varios presidentes de Consejo, y ese era su accionar.

—Villanueva fue primer ministro de Humala y no actuaba así.
Entonces, no pertenecía al gobierno. Estuvo tres meses, no coordinaba con el presidente con el que trabajaba.

—Hubo una operación que se ha dado en llamar de compra de votos y a usted la mencionan.
Es una infamia.

—Al margen de ello, ¿hubo tal operación?
No de parte del gobierno de Peruanos por el Kambio. Hay reglas y nos comportamos de acuerdo a esas reglas. El presupuesto se hace técnicamente en un proceso claro.

—El ex ministro Bruno Giuffra ofrece y promete cosas en los audios.
No habla de proyectos. Dice frases medio raras.

—Ofrece cosas y esa es la clave del tráfico de influencias.
Yo no he participado de eso, no ha habido ninguna operación en el gobierno de PPK.

—Fuentes ministeriales me han contado que PPK llamó a presidentes para que dijeran que no vendrían a la Cumbre de las Américas.
Yo no he estado en ninguna reunión donde haya escuchado algo así. Evidentemente, había una preocupación internacional por la cumbre, presidentes llamaban a preguntar.

—La sucesión fue pacífica, hasta subió la bolsa.
La crisis estaba afectando, efectivamente. Ya la gente estaba saturada.

—¿Habla con Kuczynski?
Sí y le tengo mucho aprecio. El presidente Kuczynski no quiere que caiga el gobierno.

—¿Alguna autocrítica que pudiera ser compartida?
Son conversaciones privadas. Obviamente, hemos visto qué hemos hecho mal, qué pudimos hacer de otro modo.

—¿Cómo se siente en la bancada?
Sabemos que hay una continuación aunque con cambio de estilos en el gobierno. En la última reunión, por ejemplo, felicité al ministro de Educación porque defendió la decisión de continuar el enfoque de género.

—¿Cabe que los tres que renunciaron a la bancada regresen?
A mí me encantaría que vuelvan, pero es una decisión de la bancada. Ahora, no sé si ellos [Vicente Zeballos, Gino Costa y Alberto de Belaunde] quieran. Les tengo el mejor de los aprecios y hay una estrecha comunión de ideas.

—¿Y algún ‘avenger’?
¿Por qué no? Si alguno comparte nuestros sueños e ideas. No me gustaron los diálogos de Bienvenido [sonríe], pero otros tal vez.

—¿Tiene una agenda legislativa por la que quiera dar la pelea?
Estoy comprometida en la lucha anticorrupción. Con Transparencia y [su presidente] Allan Wagner me comprometí en varios temas y soy creyente de las libertades individuales.

—Hay megaproyectos paralizados o ralentizados. ¿Cuáles deben ser prioritarios?
El transporte público es importante, las líneas del metro.

—¿Chinchero se llegará a hacer como obra pública?
La remoción de tierras, por lo menos eso. Pero lo demás, la construcción y el mantenimiento, lo veo difícil.

—¿Le pareció sensato que Vizcarra renunciara [al MTC] antes de la censura?
Ojalá no hubiera renunciado. Yo no pude hablar con él porque estaba de viaje en China.

—Ah, esa vez no quería que renuncie y después sí.
[Ríe] Me hubiera encantado que no renuncie. No debió conceder a un contralor cuestionable. Él trabajó con honestidad. Yo no le pedí que renuncie [luego, ante la vacancia]. Le mostré mi carta de renuncia, él tenía otra opinión válida, y en algún momento hasta dudé con él. Nunca le volví a pedir eso. Le dije: “No está bien que te usen”, pensando en su defensa, no en contra de él. La primera vez que quiso renunciar [antes de su renuncia definitiva como ministro] sí hablé con él y le traje colegas de la bancada y lo convencimos.

—Mantiene su despacho en Palacio.
Trabajo allí la mayor parte del tiempo. Y la otra parte trabajo acá, que no es una oficina de lujo.