El cerebro de los niños suele preferir los sabores dulces porque interpreta que este tipo de comida tiene las calorías que necesita. (Foto: Facebook / Pictoline)
El cerebro de los niños suele preferir los sabores dulces porque interpreta que este tipo de comida tiene las calorías que necesita. (Foto: Facebook / Pictoline)
Redacción EC

Aunque son parte importante para la alimentación, lo normal es que los niños 'odien' las verduras y prefieran los dulces. Esto puede deberse a que los infantes cuentan con el doble de papilas gustativas que un adulto promedio, lo que hace que los sabores se intensifiquen, explica el sitio en Pictoline.

Por otra parte, el cerebro de los niños suele preferir los sabores dulces porque interpreta que este tipo de comida tiene las calorías que necesita; mientras que sabores amargos como el de las verduras son rechazados porque considera que puede ser dañino para el cuerpo, por eso resulta 'molesto' este tipo de alimento.

Los niños están 'programados' para desear grasa y lecha azucarada. "Necesitan más calorías en relación con su peso corporal que en cualquier otro momento de la vida de una persona", dice el profesor de ciencias nutricionales humanas Mohammed Moghadasian a "The Guardian".

Según la analista Amy Fleming, para el diario "The Guardian", el cerebro de los bebés vincula los sabores con las experiencias, y por eso nuestra asociación más profundamente arraigada con comida, es que es reconfortante en muchos sentidos. Por eso los pequeños adoran la leche, porque viene de su madre, por ejemplo.

Los niños tiene alrededor de 30 mil papilas gustativas dispersas por toda la boca. Es por eso que también se forman vínculos con la comida: según Chris Lukehurst, jefe de investigación de la Clínica de Marketing, el helado de vainilla es el más vendido porque su sabor es el más cercano a la leche materna.

Mientras que al sabor amargo de las verduras se le suma la experiencia del regaño de los padres por no ingerir el alimento. Es así que el estado de ánimo del niño asocia las verduras con una experiencia negativa -mientras que los dulces pueden estar relacionados con la diversión.

EL DATO
La situación cambia en la adolescencia. Siguiendo la tendencia de querer hacer cosas de adultos se aventura en sabores que les resultan desagradables: como el café o la cerveza. Fingen un gusto hasta que su cerebro acepta el sabor y terminan por agarrarle el gusto y así disfrutan de otros sabores amargos.

Más de Facebook en...

TAGS RELACIONADOS

Contenido sugerido

Contenido GEC