(Foto: El Comercio/Nancy Chappell)
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Diego Suárez Bosleman

Su nombre nunca pasa desapercibido. Es la consecuencia de llamarse Peter Parker. Pero se podría decir que –al igual que su contraparte de los cómics– su trabajo es algo heroico. Y es que este profesional de 63 años es jefe del grupo de ingeniería estadística de la NASA. Y aunque puede sonar poco interesante, su labor ayuda a reducir los riesgos de fracaso de una misión espacial. Recientemente estuvo en el país como parte de la III Conferencia Internacional de Calidad y Estadística Aplicada de la Universidad de Piura.

—¿Qué hace un ingeniero estadístico?

La gente piensa que mi trabajo es estar en un cubículo rodeado de números. No es así. El ingeniero estadístico se encarga de convertir una gran cantidad de datos en decisiones precisas. Es decir, reducimos la incertidumbre. Es un proceso en el cual se interpreta la información, se valora la calidad de los datos, su origen y su aplicación.

—¿Cuál es su aplicación en la NASA?

Empleamos la estadística para planear estratégicamente los estudios que evalúan el comportamiento de distintos sistemas durante una misión espacial. Por ejemplo, participé en un proyecto de desarrollo de un sistema de motor cohete. Junto con un equipo multidisciplinario tuvimos que estimar cuánto giraría el cohete durante su lanzamiento y diseñar un método que contrarrestara ese giro. Para esto, tomamos uno de los dos motores de un antiguo transbordador y lo usamos con una configuración nueva.

—Es una labor con riesgos constantes.

Muchos. Pero el principal es la pérdida de vidas humanas, de astronautas. He trabajado en proyectos donde el transbordador espacial estaba sentado en la plataforma de lanzamiento y esperando la decisión sobre si era seguro o no poner a los astronautas a bordo para despegar. El riesgo nunca es cero. Hay muchas formas de tomar decisiones: por experiencia, por instinto, etc. Pero ese tipo de argumentos no son aceptables cuando la vida de una persona está en juego. Por eso debemos superar con eficiencia esos riesgos, mediante información, para poder tomar la decisión más objetiva.

—Datos precisos pueden ser la diferencia entre el fracaso y el éxito.

Si ves la historia de la NASA, sabrás que hemos tenido errores espectaculares. Algunos de ellos sucedieron por fallas en la estadística. Somos una organización de investigación, hacemos cosas que nadie ha hecho antes. Por eso nunca ponemos toda nuestra confianza solo en los datos. La información tiene que pasar por proceso de análisis profundo y de interpretación en el que se toman en cuenta muchos factores, y trabaja un equipo multidisciplinario.

—¿Qué clase de herramientas o tecnologías se usan para llegar a esas decisiones?

Tenemos instalaciones de simulación. Una de ellas es el túnel de viento, donde se evalúa y se mide el comportamiento de los sistemas aeroespaciales. Utilizamos herramientas relacionadas también al diseño de experimentos, a la metodología de respuesta a la superficie, confiabilidad y procesos estadísticos. Pero lo más importante es la forma en la cual nos acercamos al problema y lo estudiamos.

—¿Cuál considera que ha sido la misión que le ha marcado más?

Trabajé en el rover Curiosity, que actualmente está sobre Marte. Es muy emocionante el hecho de haber trabajado en algo que hasta la fecha recorre la superficie marciana. Es el rover más grande que la NASA haya puesto en Marte. Tiene el tamaño de un carro pequeño. Participé en el área conocida como entrada de aterrizaje descendente. Es cuando el vehículo choca con la atmósfera de Marte y comienza su entrada al planeta. Es la parte más crítica del vuelo para el vehículo, pues todo tiene que llevarse a cabo de forma autónoma, no tenemos ningún tipo de control durante esta etapa. Mi labor fue desarrollar un sistema que reconstruyera o que estimase la trayectoria del vehículo desde que entra a la atmósfera marciana hasta llegar a la superficie. Pero lo innovador de este proyecto es que logramos que el Curiosity aterrizara en un área más reducida de lo que se tenía acostumbrado. Logramos reducir la incertidumbre de ese aterrizaje, para que así en misiones futuras no se tenga que aterrizar solo en enormes áreas planas y no tan interesantes.

—¿La estadística es vital para que el hombre llegue a Marte?

Definitivamente, es un componente esencial. Ese desafío está dentro de los problemas grandes, complejos y no estructurados que la ingeniería estadística busca resolver.

—¿Actualmente en qué proyecto está participando?

No puedo dar detalles [risas]. Pero puedo contar que una de las iniciativas de la NASA es asociarnos con empresas privadas para que estas desarrollen los vehículos que nos permitan llevar astronautas al espacio. Esa es el área en la cual los últimos años he pasado gran parte del tiempo trabajando. Hay desafíos muy significativos ahí porque no controlamos el diseño, son los vehículos de alguien más, solo controlamos la elección del despegue, de subir a bordo o no. Es un área de trabajo muy grande y de un cambio cultural para la NASA.

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