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Rossana Fernández-Maldonado
romina herrán

No es exagerado decir que ha pasado su vida frente a las cámaras. A los tres años debutó en comerciales. A los 14 apareció como cíndela en el programa infantil “Nubeluz”. A los 17 interpretó su primer personaje en una novela: “Nino”. Desde entonces, la has visto en la pantalla, y eso es mérito suyo.

Su formación profesional como actriz fue en The Neighborhood Playhouse School of the Theatre, en Estados Unidos. Un año de técnica vocal, teoría musical, danza moderna y dicción. “Pensé que a mi regreso todo el mundo me contrataría, pero no fue así. Empecé a tocar puertas”. Y se abrieron... a kilómetros de distancia. En Brasil participó en el remake de “Vale Todo”, la novela de O Globo. En Colombia hizo tres telenovelas y teatro musical. ¿Por qué volvió al Perú? Amor, llámalo amor.

Regresaste luego de estudiar y trabajar varios años en el extranjero.
Salí del país en el 2000. Estuve viajando, yendo y viniendo. Sentía que no tenía un hogar. Entonces, mantenía una relación de tres años y medio con mi novio argentino (su ex esposo). Queríamos casarnos y establecernos. Decidimos probar qué tal nos iba en el Perú y vinimos en el 2008.

En el 2017, tras nueve años de casados, tu matrimonio terminó.
Me separé en febrero y en noviembre lo conté en “Fábrica de sueños”, el programa que conducía. Ahí empezaron las críticas y las opiniones. Me decían: “Qué mal que te veas feliz”, “qué pensarán tus hijas”, “deberías intentarlo de nuevo”. Obviamente yo quería un matrimonio para toda la vida. Llegamos a la decisión del divorcio después de haber luchado por largo tiempo. Los primeros meses lloré mucho, pero ya pasó la tormenta y ahora estoy en paz

¿Qué aprendiste con tu divorcio?
Aprendí que el mayor amor de tu vida tienes que ser tú misma. Primero debes estar bien tú, para después estar bien con tu esposo y con tus hijas. Aprendí a pedir ayuda. Pensé que era la supermujer que podía con todo. Felizmente, hubo gente valiosa, familia y amigos, que estuvieron pendientes de mí. Aprendí que una relación implica decidir, cada día, estar y seguir con tu pareja. El amor es una elección diaria. No he perdido la ilusión de volverme a enamorar.

¿Qué les enseñas a Maitena (7) y a Josefina (3)?
Es nuestra responsabilidad criar niñas y niños más seguros y libres, que respeten y acepten las diferencias. Les enseño que los hombres y las mujeres podemos hacer todo por igual, pero que a nosotras nos ha costado conseguir ese derecho. Que el arte es sanador y un medio para expresarte o desahogarte. Cuando recién me separé de su papá, como terapia diaria, bailábamos. Que hay que ser agradecidas y no dar las cosas por sentadas. Hay gente que no tiene agua caliente para bañarse o una colcha para abrigarse.

Estás comprometida con dos causas sociales…
Soy embajadora de “Inspira”, un hogar para niños con cáncer que vienen del interior del país. Verlos combatir una enfermedad tan dura me tocó como madre y como ser humano. También soy madrina de una niña en “Ayuda en acción”. Colaboro para su desarrollo y el de su comunidad. Estoy en una posición privilegiada, poseo un techo y comida. Es mi deber ayudar a los otros, no concibo no hacerlo.

Has dedicado tu vida a la actuación, ¿qué se requiere para ser una buena actriz?
Ser vulnerable y permitirte sentir cada una de tus emociones. Actuar es desnudarte, expresar una parte de ti y regalársela a la gente. Un ser humano puede ser el más bueno o el más malo. Si tu personaje es una asesina, debes sacar ese lado oscuro y transmitirlo con sinceridad. Eso es lo que importa. Además, la actuación es una suerte de terapia. Cuando escucho “acción”, me siento viva, siento que estoy siendo.

¿Con qué proyectos profesionales acabas el 2018?
En setiembre se estrena la película “Utopía”, donde participo. Ese mismo mes daré cuatro conciertos en La Estación de Barranco, que girarán alrededor del amor y el desamor. Cantaré temas de Yuri, Luis Miguel, Raffaella Carrà y un par de composiciones propias. A los 17 me presenté en un bar y un productor me propuso grabar un disco, pero tuve miedo. La música te expone más que la actuación: no existe un personaje para esconderse. Esta vez, lo enfrentaré y el próximo año sacaré un disco.

Por último, ¿qué te están revelando los 40?
¡Que la vida se pone cada vez más buena!

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