Zoe Massey junto a Maja, Ñ y Ramona, su familia. Para esta foto Saico Cat prefirió esperarlas en casa.
Zoe Massey junto a Maja, Ñ y Ramona, su familia. Para esta foto Saico Cat prefirió esperarlas en casa.
Andrea Carrión

La lista de víctimas es larga: sofá, zapatos, anteojos, macetas, almohadas, cojines, paredes, bolsas de basura... en fin. Para Zoe Massey convertir su casa a prueba de Ramona se volvió un reto a la paciencia y la tolerancia, y por un tiempo no encontró solución sana, al punto que llegó a llamarla terrorista y dudar si es que había tomado una buena decisión al adoptarla.

Esta Boxer llegó a la vida de Zoe en el 2013 con unos 6 meses de edad y mucha energía por soltar. Pocas semanas antes había sido abandonada en San Miguel y fue rescatada por una chica que, regresando de dejar a su hijo en el nido, vio que algo se movía entre unos arbustos. Tenía quemaduras en su pancita y estaba tan desnutrida que no se podía parar de lo flaca que estaba.

Zoe y Ramona, en sus momentos de calma.
Zoe y Ramona, en sus momentos de calma.

“Yo que estoy muy metida con las campañas de adopción, siempre digo que no importa que sean chuscos, criollos, grandes, chicos, que sea lo que sea. Pero la verdad es que en esa época me moría por un Boxer, pero quería que fuera adoptado. Así que le mandé un mensaje a dos amigas que son rescatistas y les dije ‘por favor, no me juzguen, pero si por ahí aparece un Boxer, avísenme’”, cuenta Zoe.

Al poco tiempo apareció Ramona y, literalmente, puso su mundo de cabeza.

“Una vez regresé del supermercado, me distraje un rato y mi piso terminó tapado de lentejas y arroz. Algo parecido pasó con el papel higiénico. Por eso y muchas cosas más se ganó la chapa de Ramona The Terrorist”, cuenta Zoe.

Ramona junto a Maja, la cómplice.
Ramona junto a Maja, la cómplice.

A esto se sumó que Zoe ya tenía otras mascotas que cuidar. Estaba Maja, una perrita sin pelo peruana que hace 10 años recibió como regalo de una amiga. Además estaba Saico Cat, a quien rescató hace 5 años del Parque de las Aguas.

Había casa llena y no había espacio para una travesura más, así que en lugar de abrirle la puerta a Ramona o abandonarla en medio de la carretera –como hace mucha gente-, Zoe contrató a un experto que la paseara como ella necesitaba.

“Sabía que parte de la solución era sacarla a hacer ejercicio, pero yo tengo un problema en la cadera y como no voy a la par de la energía de Ramona, no podía darle lo que ella necesitaba. El paseador de perros la tranquilizó mucho, luego probé con la bicicleta y fue como si siempre hubiéramos montado bici juntas”, comenta.

Maja, Ñ, Zoe y Ramona.
Maja, Ñ, Zoe y Ramona.

A la manada de Zoe se suma Ñ, una hembra de raza mixta que vive en El Silencio con su socio Juan Luis, con quien mantiene una especie de “paternidad compartida”.

“Es mi medio perro”, dice Zoe entre risas. “Ñ apareció cachorrita en El Silencio, tendría 2 meses. Estaba con otros perros y no dejaba que te le acerques. Crecía en el calle en manada y todo bien, hasta que un día Juan Luis escuchó un grito y cuando salió, la perrita tenía un ojo blanco, había sido una pelea. La metió a su casa para curarla, la esterilizó y se quedó. Hoy la cuidamos como si fuera nuestra”.

Ñ y Ramona, siempre alertas.
Ñ y Ramona, siempre alertas.

Las historias son muchas y el trabajo que requiere para darle calidad de vida a todas sus mascotas solo encuentra pausa cuando duermen.

“¿Por qué adoptar? Pucha, porque hay tantos. Yo antes no era consciente de esto de la adopción, antes se compraba, de hecho crecí con varios perros que fueron comprados. Pero con los años dejé de encontrarle sentido a comprar habiendo tanto perro necesitando un hogar y sabiendo que la mayoría de criaderos no son responsables pues les sacan demasiadas camadas a un perra y cuando ya no sirve, la botan a la calle o la matan”, señala Zoe.

Playa en El Silencio: territorio Ñ. De tanto en tanto se juntan aquí para relajarse, correr y nadar, aunque Ñ no es muy amiga del agua.
Playa en El Silencio: territorio Ñ. De tanto en tanto se juntan aquí para relajarse, correr y nadar, aunque Ñ no es muy amiga del agua.

Su primer perro adoptado lo recogió de la calle varios años atrás, cuando vivía en Máncora. Lo llamó Bicho.

“Para mi es durísimo ver perros solos en la calle y saber que necesitan ayuda. Sé que no puedo parar a recogerlos a todos, tampoco puedo juzgar al que compra, pero si puedo animarlos a adoptar”, dice Zoe. “Acá en Barranco mucha gente viene quién sabe de dónde y deja perros en el parque amarrados a postes o árboles, o bolsas de gatitos, o los abandonan en el malecón solo porque creen que alguien los va a recoger”.

Esta realidad, de cierta manera obliga a Zoe a hacer algo por estos animales y por eso cuando puede, apoya dándoles agua, comida, tiempo o buscándoles hogar. Además se vale de las redes sociales como vitrina.

“Hay gente a la que le he comentado que estoy pensando en mudarme para tener más espacio y me han preguntado ‘¿Y qué vas a hacer con tus perros?’. ¿Cómo que qué voy a hacer con mis perros? ¿Qué clase de pregunta es esa?”, dice Zoe. “Si vas a tener una mascota, tienes que tener bien claro que es una responsabilidad de por vida, que por lo menos son 14 años contigo y si en tus planes estar tener hijos y crees que no podrás con los dos, entonces no tengas al perro, o si tu trabajo implica muchos viajes, mira bien quién te lo va a cuidar. Ellos dependen de nosotros”.

Los paseos son fundamentales para mantener una manada equilibrada, el truco está en encontrar el ritmo que se ajuste a cada necesidad.
Los paseos son fundamentales para mantener una manada equilibrada, el truco está en encontrar el ritmo que se ajuste a cada necesidad.
De vez en cuando Saico Cat asoma la nariz junto a Ramona y Maja.
De vez en cuando Saico Cat asoma la nariz junto a Ramona y Maja.
Zoe y Saico Cat.
Zoe y Saico Cat.
Amor que no conoce fronteras.
Amor que no conoce fronteras.
Pese a la diferencia en edades, tipos y procedencia, los 3 perros se llevan como si se conocieran de toda la vida. Gran parte de la responsabilidad es de Zoe.
Pese a la diferencia en edades, tipos y procedencia, los 3 perros se llevan como si se conocieran de toda la vida. Gran parte de la responsabilidad es de Zoe.

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