La famosa y controversial red social cumple 15 años presente en nuestras computadoras, teléfonos e incluso un poco más allá.
La famosa y controversial red social cumple 15 años presente en nuestras computadoras, teléfonos e incluso un poco más allá.

Dice un dicho popular de estos tiempos que, si un acontecimiento no se registra en Facebook, nunca pasó. Ya no es raro enterarse de discusiones de pareja porque una de las partes no aceptó ser etiquetada en una foto o no acepta cambiar su estado civil a “en una relación con”. También, hay amistades que se rompen, o al menos se resquebrajan, por falta de likes, de tiempo en el chat o porque alguien olvidó invitarte a un evento del cual luego, por supuesto, los participantes subirán decenas de fotos.

Pero no es que Facebook haya trastocado por completo las relaciones humanas. Lo que ha hecho —y no es poca cosa— es generar un medio de alta intensidad para enfatizar algunos aspectos esenciales de la sociabilidad. Así lo explica el Dr. Jorge Yamamoto, psicólogo y docente de la PUCP, quien añade que el ser humano siempre ha necesitado alimentar su autoestima y crear una buena imagen ante sus pares y que esta motivación se ve acentuada por las redes sociales. “Facebook ha sabido capitalizar la lógica de las relaciones humanas, pues las motivaciones que llevan a socializar al ser humano son las mismas dentro y fuera de la red. Lo que sucede es que en el espacio virtual podemos administrarlas de manera más eficiente o perversa”, dice Yamamoto.

La hiperaceleración de la comunicación y la hiperconectividad que permiten los teléfonos celulares tienen mucho que ver con ello. “Antes cuando alguien se iba de viaje a un sitio interesante podía tardar tiempo para transmitirlo a cierto número de personas; ahora se lo transmite inmediatamente tanto a amigos, conocidos y hasta desconocidos”, sostiene. Porque, sea sincero, amable lector, ¿conoce usted en persona a todos sus contactos de Facebook?

Facebook
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Conocer a otros seres humanos y relacionarse con ellos es un ejercicio ancestral. Lo que otorgan las redes sociales es un nuevo espacio para socializar. Pero, aunque Facebook ha aprovechado nuestra estructura cerebral destinada a las relaciones sociales y hace posible que tengamos miles de amigos en la red, nuestro cerebro no es capaz de manejar más de 150 relaciones interpersonales.

Según estudios del Dr. Robin Dunbar, profesor de Antropología Evolutiva de la Universidad de Oxford, en grupos humanos superiores a esa cantidad no existe cohesión y se deterioran las relaciones. Tras estudiar diversas sociedades, desde grupos primitivos hasta modernas oficinas, el investigador desarrolló una teoría conocida como número de Dunbar, que sostiene que la parte del cerebro que usamos para el pensamiento y el lenguaje limita la gestión de los círculos sociales a 150 amigos, independientemente de lo sociables que puedan ser las personas. Estas son relaciones con aquellos que te importan y con quienes mantenemos contacto al menos una vez al año. ¿Ha cambiado esto con el ‘efecto Facebook’? No.

A Zuckerberg no le gustó Red social, la exitosa película del año 2010 que retrató la vida del creador de Facebook y sus inicios empresariales.
A Zuckerberg no le gustó Red social, la exitosa película del año 2010 que retrató la vida del creador de Facebook y sus inicios empresariales.

Lo que sí ha cambiado la red de Zuckerberg es la idea de privacidad y el espacio de conciencia plena, el vivir el presente. Yamamoto destaca que antes nos íbamos a comer y, ya sea por motivación o por aburrimiento, la gente conversaba mientras comía, cosa fundamental. O iban solos a sentarse a comer simplemente contemplando la calle o el parque, disfrutando de un momento de conciencia plena. “Toda esa maravilla gratuita se está arruinando con Facebook, Instagram y otras redes porque llegamos al absurdo de ir a comer en grupo, sentarnos y automáticamente pegarnos al celular, fotografiar la comida y subirla a la red; luego salir al parque, tomar una foto, subirla a la red, y así documentar todas nuestras actividades diarias”, añade.

Este uso intensivo de las redes sociales en busca de validación también ha sido estudiado desde diversos enfoques que han encontrado una relación entre la adicción virtual, la ansiedad y la autoestima. Aunque aquí estamos ante una moneda de dos caras. Por un lado, las personas que tienen un uso muy intensivo de redes y publican mensajes para llamar la atención o se dan a sí mismas muchos me gusta tienen una autoestima más deteriorada. La autoestima se relaciona con la comparación social y redes como Facebook o Instagram nos dan una medida comparativa falsa, pues es evidente la tendencia de los usuarios a publicar solo los mejores momentos de su vida. Un estudio realizado el 2013 para el Centro Nacional para la Información Biotecnológica (NCBI por sus siglas en inglés) examinó la relación entre la exposición a internet y la imagen corporal en adolescentes. Se encontró que el tiempo empleado en internet estaba significativamente relacionado a la internalización del ideal de delgadez, preocupación por el cuerpo y ansiedad por ser delgado.

Pero, por otro lado, otro estudio publicado el 2007 en el Journal of Computer-Mediated Communication examinó la relación entre el uso de las redes sociales y la salud psicológica de las personas y encontró que los jóvenes con baja autoestima podrían beneficiarse del uso de la red social, ya que los ayuda a entablar relaciones interpersonales y mantener un lazo con otros, que de otra manera no harían, haciendo que la sensación de soledad y depresión decrezca.

Facebook
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Hay campos en los que esta red social ha sido especialmente revolucionaria, como el publicitario, y otros en los que ha sido especialmente retadora, como el educativo.

Estamos frente a una generación que ha nacido con el celular en la mano y frente a otra que al crecer verá cómo su primera infancia ha sido expuesta al público por sus padres, a veces desmesuradamente. Esto quiere decir que el presente y el futuro sí están signados de alguna manera por las redes sociales. Los alumnos llegan a clases cada vez con necesidades de estimulación más altas y también con mayores capacidades. Los docentes tienen que adaptarse a esos retos.

Sobre este último, Roberto Bustamante, antropólogo e investigador en las TIC, considera que el uso de Facebook con fines educativos es posible en la medida que se aprovechen sus funcionalidades, como la creación de grupos de trabajo colaborativos o la difusión de contenidos informativos multimedia. Sin embargo, para él es fundamental entender cómo funcionan estas empresas y hacer un uso crítico de las mismas. “No hay lonche gratis”, dice. “Facebook e Instagram —que también pertenece a Zuckerberg— tienen una forma de trabajar, de presentar la información que debe ser discutida y analizada, porque lo que viene ocurriendo es que lo tratamos como algo natural, como si lo que aparece allí no tuviera una intervención editorial en el sentido clásico, pues incluso los algoritmos son una intervención sobre los contenidos y sobre qué es lo que aparece y en qué momento lo hace”, dice.

El año 2018 Mark Zuckerberg tuvo que testificar ante el Senado estadounidense por el uso indebido de datos de usuarios de Facebook.
El año 2018 Mark Zuckerberg tuvo que testificar ante el Senado estadounidense por el uso indebido de datos de usuarios de Facebook.

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Visto así, ya deberíamos saberlo todos: ninguna de nuestras publicaciones es inocente para el imperio formado por Mark Zuckerberg. Él mismo publicó la semana pasada un artículo en The Wall Street Journal, presionado por las últimas crisis relacionadas al uso de datos de los usuarios, tratando de defender la transparencia de su empresa con el uso de datos personales. El analista digital español Hugo Sáez revisó minuciosamente esta publicación y llegó a conclusiones ciertamente interesantes.

Por ejemplo, Zuckerberg deposita la responsabilidad de la exposición de datos en los usuarios mismos. Pero, si bien es cierto que para que los anuncios que nos lleguen sean relevantes para nosotros Facebook necesita data nuestra, esos datos no proceden únicamente de las páginas a las que les hemos dado like, como él afirma.

Aquí, según Sáez, el fundador de Facebook está omitiendo información importante, pues esta red social extrae datos de cuatro lugares, principalmente: nuestros patrones de actividad con personas, empresas y productos dentro de Facebook; nuestra actividad en otras páginas y apps que cuenten con el Píxel de Facebok —un código que se inserta en diferentes sitios web y recoge todos nuestros pasos en la nube—; nuestra ubicación —también recogida por nuestro teléfono móvil y con nuestro consentimiento—; y los data brokers, empresas que se dedican a recopilar y vender información personal que luego Facebook cruza con las que ellos recogen.

En marzo de 2018 se supo que la empresa británica Cambridge Analytica tuvo acceso en 2014 a datos recopilados por Facebook y usó esa información para construir un programa destinado a predecir las decisiones de los usuarios e influir en ellas. A partir de este escándalo, Zuckerberg tiene mucho cuidado cuando se refiere al uso de los datos personales de los usuarios. Pero, ¿tienen estos el mismo cuidado con la data que publican?.

La clave del éxito
¿Qué hizo que Facebook triunfara sobre Hi5?

Oportunidad
Facebook no empezó de cero. Se inició como una red social de estudiantes universitarios.

Conexión
Facebook es capaz de satisfacer dos necesidades básicas del ser humano: la necesidad de pertenencia y la autodefinición de las personas.

Innovación
Otras redes sociales en boga cuando apareció Facebook (Hi5 o MySpace) quedaron en el olvido por ser muy limitadas. La creación de Zuckerberg se concentró en la conectividad y esa es hasta hoy la base de sus cambios y desarrollos.

Para ver:
El año pasado fue uno muy complicado para Zuckerberg sobre todo durante las audiencias en el Senado de los Estados Unidos. Aquella oportunidad estuvo repleta de momentos incómodos para el propio CEO de Facebook. 

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