Hace cincuenta años, el 4 de abril de 1968, un francotirador solitario acabó con la vida de Martin Luther King, el líder afroamericano de la resistencia pacífica para conseguir la abolición de las leyes segregacionistas. Amigo de los hermanos Kennedy e impulsor de multitudinarias marchas (como la de Washington de 1963), King era en un personaje incómodo para el poder. Por eso, tras su asesinato, se desataron varias teorías conspirativas. En Washington se inauguró en 2011 un gran monumento en su honor.
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