¿Puede un objeto interestelar ser la prueba de la existencia de vida en otros mundos?
¿Puede un objeto interestelar ser la prueba de la existencia de vida en otros mundos?

Por: Juan Luis Nugent
Llamadas de larga distancia

Oumuamua es una palabra hawaiana que puede traducirse como ‘mensajero lejano que llega primero’ y fue usada por un grupo de científicos de la Universidad de Hawaii para referirse a un peculiar objeto detectado en el sistema solar el 2017. Era la primera vez que se tenía registro de un cuerpo interestelar, o sea que venía desde más allá de los confines de nuestro sistema solar.

El asunto es que, durante el tiempo que se le pudo detectar (ya se encuentra fuera de la órbita del Sol nuevamente), se obtuvo poca información para catalogarlo. Su trayectoria no era elíptica, no dejaba estela de gases alguna y sus dimensiones eran intrigantes: entre 20 y 100 metros de ancho y un grosor de apenas milímetros. Ni cometa, ni asteroide ni meteorito. ¿Entonces qué? No fue hasta fines del año pasado que alguien en la comunidad científica se animó a decir: “Nave extraterrestre”.

Y no lo dijo cualquiera. El profesor Abraham Loeb es una eminencia en astrofísica y forma parte de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos y del Departamento de Astronomía en Harvard. Pese a contar con más de 700 publicaciones académicas, ninguna ha causado tanto revuelo como la que publicó a fines de 2018 en la que propone que Oumuamua podría ser un objeto artificial, acaso un dispositivo de exploración espacial creado por otra civilización.

Entre sus argumentos, señala que por sus dimensiones Oumuamua se asemeja a lo que se conoce como ‘velas solares’, artefactos que los seres humanos también utilizamos para impulsar sondas o naves espaciales utilizando la energía solar. Podría tratarse tanto de una sonda exploratoria como del fragmento de una.

Pero habrá que esperar al menos un par de años más hasta que entre en funcionamiento un sistema de observación capaz de detectar cuerpos celestes similares a Oumuamua. Solo así sabremos con certeza si es que este es especial porque no hay otro como él o sencillamente porque fue el primero de su tipo que pudimos detectar. Vigilar los cielos sigue siendo la consigna.

Los impensados usos de la realidad virtual para diagnosticar alteraciones mentales.
Los impensados usos de la realidad virtual para diagnosticar alteraciones mentales.

Realidad mental
A mediados de los noventa, cuando Nintendo presentó un aparato que introdujo el concepto de realidad virtual en los videojuegos no tuvo mayor éxito. Sin embargo, más de dos décadas después, la realidad virtual es mucho más sofisticada y encuentra aplicaciones que exceden el entusiasmo de los gamers. Recientes investigaciones demuestran que el uso de software y hardware de este tipo puede contribuir significativamente con los diagnósticos de distintas alteraciones mentales.

La revista Wired explica cómo en Inglaterra y Estados Unidos se experimenta con esta tecnología para diagnosticar y tratar el alzhéimer, el estrés postraumático, los déficits de atención e hiperactividad, la ansiedad social y el vértigo. Y esto porque las simulaciones de realidad virtual permiten recrear escenarios que ‘gatillan’ ciertos episodios o conductas en un entorno controlado y supervisado por un especialista, y se puede tener una idea más clara de cómo, cuándo y por qué se manifiestan estos síntomas. Prevenir en la simulación para no lamentar en la realidad.

Nuevo tratamiento con anticonvulsivos y partículas de plata para combatir a la ameba comecerebros.
Nuevo tratamiento con anticonvulsivos y partículas de plata para combatir a la ameba comecerebros.

Denle plata a la ameba
El nombre de la ameba comecerebros hace que sea fácil entender qué es lo que le hace al cuerpo humano. Desafortunadamente, tratarla y curarla es sumamente complicado y es mortal en la mayoría de casos. Según cifras difundidas por el New York Times, en Estados Unidos, entre 1962 y 2018, 143 personas fueron víctimas de la ameba y solo cuatro sobrevivieron. En nuestro país se han reportado al menos cuatro casos en los últimos tres años.

Dado que sus síntomas hacen que se confunda por una infección en un inicio (meningitis en la mayoría de casos), el diagnóstico es tardío y el tratamiento adecuado no llega a tiempo. Pero recientes investigaciones muestran indicios de que el uso de anticonvulsivos y partículas de plata podría ser más efectivo. Estas últimas sirven como ‘vehículo’ para que los anticonvulsivos ataquen directamente a la ameba. ‘La bala de plata’ le han llamado, muy apropiadamente.

Contenido sugerido

Contenido GEC