[Foto: Alonso Chero]
[Foto: Alonso Chero]
Jorge Paredes Laos

Formado en las canteras del Real Madrid, Juan Jesús Armas Marcelo llegó a jugar en el equipo blanco hasta los 21 años. Iba todos los jueves a entrenar al Santiago Bernabéu con los libros metidos en la mochila. De ahí partía a la universidad a estudiar Filología clásica. En el estadio lo conocían como “el estudiante”, y en las aulas sus compañeros lo llamaban “el futbolista”. Aunque se decidió, finalmente, por la literatura, aun hoy no está tan seguro de qué cosa lo apasiona más, si la narrativa o ver rodar una pelota sobre el césped. Finalmente, a los 71 años, ya no se hace mayores problemas y termina hablando de ambas aficiones con soltura, buen humor y conocimiento de causa.

La semana pasada Armas Marcelo dio diversas charlas en universidades limeñas —Ricardo Palma, Católica, UPC, San Ignacio de Loyola, de Lima y San Marcos— sobre esa estética que comparten el fútbol y la literatura, dos disciplinas que, en su opinión, no son tan opuestas como muchos podrían pensar.

¿Qué tienen en común el fútbol y la literatura? Muchos creen que son incompatibles.
Yo descubrí el fútbol antes que el sexo, fue la primera pasión de mi vida. La descubrí a los siete años en un colegio jesuita. Después vino la lectura, y a través de ella llegué a la literatura. Parecen irreconciliables, pero tienen muchas cosas en común. El fútbol y la literatura tienen estética y también ética, uno nota esto en ciertos futbolistas. Podríamos hablar, por ejemplo, de Zinedine Zidane, cuya presencia sutil no se reduce solo al fútbol, sino se pone de manifiesto en su vida. Esto no lo convierte en alguien soberbio ni distante, sino todo lo contrario. En el fútbol y en la literatura, sin pasión ni ética ni disciplina, no se consiguen grandes cosas.

Usted dejó de jugar a los 21 años y se dedicó a la literatura. ¿Cómo lo decidió?
Eso lo cuento en mis memorias [Ni para el amor ni para el olvido, que acaba de aparecer en España]. Yo creo que para ser un gran futbolista hay que tener hambre, hay que tener cierta necesidad. Y yo provenía de una familia tradicional, de clase media alta, y cuando veía a todos esos muchachos correr como locos y comerse el césped por nada, no los entendía. Ellos veían el fútbol como algo que podía resolverles la vida, y no estoy hablando solo desde el punto de vista económico, sino también como una forma de educación sentimental.

Sobre esta etapa escribió una novela…
Aquí está [enseña un ejemplar de Cuando éramos los mejores]. Este libro se iba a llamar El sueño del futbolista adolescente, pero los editores lo cambiaron por un título más comercial. Es un relato autobiográfico y de ficción en el que aparecen íconos del fútbol español como Juan Guedes, Pancho Puskás, Amancio Amaro…

Creció viendo al Real Madrid de Di Stefano, que ganó cinco copas europeas. ¿Era mejor que este equipo que acaba de ganar su tercera Champions League consecutiva?
Yo creo que este Madrid es superior. Muchos de los que eran futbolistas de aquel Real Madrid de Di Stefano no podrían jugar en el de ahora. Hace 50 años el fútbol era distinto. Yo soy como los aficionados a los toros: cuando veo un partido no soporto la falta de estética. Igual pasa cuando leo un libro.

Usted es gran amigo de Jorge Valdano, exfutbolista y hoy escritor. ¿Le parecen buenos sus libros?
Escribir y hablar de fútbol lo puede hacer cualquiera, pero hacerlo bien, sin caer en trivialidades, es muy difícil. Yo creo que Valdano se ha inventado un lenguaje para escribir, diría que es el Borges del fútbol… aunque Borges detestaba este juego. Otro que sabe mucho es Martín Caparrós, vamos a intentar traerlo a la Cátedra Vargas Llosa. Una más que me gustaría que viniera es el mexicano Juan Villoro... Peter Handke tiene una novela con un título excepcional: El miedo del portero al penalti. Yo le di vuelta a ese título y escribí sobre el miedo del delantero al penalti. ¿Usted sabe cómo ve el arco un delantero que tiene que patear un penal? Lo ve chiquitito, y su miedo es el temor al fracaso. Si a un arquero le meten un gol de penal no pasa nada, pero si un delantero falla… ahí pasa todo.

¿Cuál es el mejor relato de fútbol que ha leído?
Es una buena pregunta, yo creo que el mejor relato sobre el fútbol está por escribirse. Es como el mejor gol, siempre está por hacerse.

¿Y por qué cree que Borges detestaba tanto el fútbol?
Borges criticaba todo lo que le gustaba a la gente. En realidad a él no le gustaba la muchedumbre y pensaba, como Elias Canetti en Masa y poder, que la responsabilidad individual se diluye en la masa y que ahí cualquiera puede volverse un criminal. En eso estoy de acuerdo con Borges. Una de las cosas que más me molesta del fútbol es el público. Yo antes iba al Bernabéu, pero ya no, prefiero ver los partidos en mi casa, en esos televisores en los que uno casi puede tocar a los jugadores. Solo, no le hago daño a nadie.

También ha asociado el fútbol con el ajedrez: ¿qué tienen en común?
Son dos excelencias. En el ajedrez y el fútbol la geometría es muy importante. Si usted ve jugar al Brasil del Mundial del 58 entenderá lo que le digo. Los movimientos de aquel equipo eran deslumbrantes porque eran geométricos. Pelé dibujaba líneas, círculos, con la pelota. Después, en el fútbol y el ajedrez se ponen en evidencia la estrategia, la técnica y la inteligencia. Cristiano Ronaldo, por ejemplo, es un gran atleta pero también es muy inteligente.

Ahora hablábamos de Valdano. Entre los escritores que jugaron al fútbol un caso famoso es del Camus…
Sí, era portero…. Preparando estas charlas, ¿sabe qué he descubierto? Que Sartre también escribió sobre fútbol. Lo hizo en el segundo tomo de la Crítica a la razón dialéctica, cuando habla del tema de la organización. Lo lleva a su terreno y lo equipara como un juego comunitario, como una organización al servicio del pensamiento.

Con la globalización se puede decir que el mundo se ha dividido entre los hinchas del Barcelona y los del Real Madrid. ¿Qué opina de esa rivalidad planetaria?
A mí hábleme poco del Barcelona. Yo creo que no ser catalán y ser del Barcelona requiere urgentemente un psiquiatra al lado que cure esa enfermedad… Rechazo todo lo que tenga que ver con el Barcelona, incluso reconociendo que Messi es un gran futbolista.

¿Y qué puede decir a aquéllos que afirman que el Real Madrid fue el equipo de Franco?
Esa es una estupidez. Yo he sido siempre antifranquista, a mí Franco me metió preso catorce meses y me juzgó un consejo de guerra siendo yo civil. Eso lo cuento también en mis memorias… Lo que sucede es que cuando Franco vio que el Real ganaba todos los partidos en Europa, se hizo hincha; pero el equipo no era de él.

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