Marco Antonio Corcuera es recordado principalmente como poeta y como gestor cultural: en 1941 fundó la mítica revista "Cuadernos trimestrales de poesía", y en 1960 creó el concurso El Poeta Joven del Perú. [Foto: Fundación Marco Antonio Corcuera]
Marco Antonio Corcuera es recordado principalmente como poeta y como gestor cultural: en 1941 fundó la mítica revista "Cuadernos trimestrales de poesía", y en 1960 creó el concurso El Poeta Joven del Perú. [Foto: Fundación Marco Antonio Corcuera]


Por César Corcuera García

“Marco Antonio Corcuera, nativo de Contumazá pero avecinado y conspicuo miembro del foro y de las letras trujillanas, es uno de los héroes de la poesía nacional. […] Su poesía tiene ternura, imaginación y energía. No es un poeta que se deje vencer por las palabras: las domina y las recrea. En toda su obra hay una singular mixtura de metafísica y misticismo: la poesía suele y debe ser así”, escribió Luis Alberto Sánchez en el prólogo de “La luz incorporada” (1980), un poema extenso que Corcuera escribió en homenaje al primer aniversario de la muerte de Víctor Raúl Haya de la Torre. Para ese entonces, el mayor de los hermanos Corcuera —el menor fue el también poeta Arturo Corcuera— ya era un escritor reconocido y un referente ineludible de la gestión cultural: en 1950 había fundado la mítica revista Cuadernos trimestrales de poesía, y diez años más tarde, había creado el prestigioso concurso El Poeta Joven del Perú. Dos de los proyectos que más contribuyeron a la difusión y producción de la poesía en nuestro país.

Marco Antonio Corcuera (Cajamarca, 1917 – Trujillo, 2009) pasó su infancia en Contumazá, en los fundos El Salario y Cachil, propiedad de sus abuelos maternos. Ahí, en el campo, entre animales pequeños, paisajes y plantas, fue desarrollando una sensibilidad especial que influiría profundamente en su escritura poética. Y aunque en 1925 su familia decidió mudarse a Trujillo, en las vacaciones de verano solía visitar su tierra natal. De esta manera, desde muy joven, Corcuera empezó a componer sus primeros poemas, muchos de los cuales estaban dedicados a la naturaleza. . Un ejemplo podría ser “Lluvia en la sierra”, una pieza escrita cuando tenía 20 años, y publicada póstumamente en Extravagancias (Fondo Editorial de la UPAO, 2016):


Está empañándose el cristal del cielo,
del sol apenas mírase una lanza,
mientras el día perezoso avanza
desamparando nuestro pobre suelo.

Se cubre el alma de un inquieto anhelo
y brota en nuestro ser una esperanza
que a los etéreos ámbitos alcanza
mientras raudo retorna un desconsuelo.

Las nubes han poblado ya el ambiente,
un alado airecillo el alma siente,
el presente de lluvia del océano,

ese amigo lejano de la sierra
que envía diplomático a la tierra
el agua que mandó de Dios la mano.

Marco Antonio Corcuera junto a su esposa Celia. [Foto:
Marco Antonio Corcuera junto a su esposa Celia. [Foto:

Años más tarde se trasladó a Lima para estudiar Derecho en la Universidad San Marcos, donde en 1940 obtuvo una mención honrosa en los Juegos Florales por su trabajo Cinco poemas breves. En medio de la efervescencia creativa, un grupo de jóvenes entusiastas, autoproclamados “los poetas del pueblo” —entre ellos Julio Garrido Malaver, Mario Florián, Luis Carnero Checa, Guillermo Carnero Hoke, Eduardo Jibaja y Marco Antonio Corcuera—, decidieron editar Cuadernos trimestrales de poesía. La revista, independiente y sin apoyo económico de ninguna entidad, se mantuvo vigente hasta 1944. Sin embargo, a finales de 1951, estando Corcuera ya de vuelta en Trujillo, retomó la edición de la revista junto a Héctor Centurión Vallejo, Wilfredo Torres, Horacio Alva Herrera y Carlos H. Berríos. A partir de entonces, y hasta su último número en 1980, Cuadernos trimestrales de poesía se alzaría como una revista pionera, como uno de los referentes de la producción poética latinoamericana.

“De una voz provinciana hemos hecho un coro universal de voces, lo que nos enorgullece sobremanera… A través de nuestra trayectoria hemos acogido, como lo demuestran las páginas de la revista, la producción de los poetas de todas las lenguas y lugares, sin distinción alguna”, recordaría años después Corcuera.

                                                            * * *
En mayo de 1960, un beatnik irrumpió en escena. Allen Ginsberg, autor del polémico y genial poema “Aullido” (1956), llegó a Lima tras una visita a Machu Picchu. Una tarde, Juan Gonzalo Rose, Francisco Bendezú, Washington Delgado y Arturo y Marco Antonio Corcuera organizaron un almuerzo para agasajarlo. En medio de la comida, las risas y el vino, conversaron sobre la necesidad de promover entre los jóvenes la lectura y escritura líricas. Fue así que surgió la idea de crear el concurso El Poeta Joven del Perú. Al mes siguiente, conmemorando los diez años de vida de Cuadernos trimestrales de poesía, lanzaron la convocatoria; en diciembre de ese mismo año, anunciaron a los ganadores: El viaje y Poemas bajo tierra, de Javier Heraud y César Calvo, respectivamente. Luis Hernández, José Watanabe, Luis Enrique Tord, Carlos López Degregori, Jorge Eslava y Jesús Cabel son algunos de los autores laureados a lo largo de las nueve ediciones ininterrumpidas, celebradas quinquenalmente.

Marco Antonio Corcuera  en compañía de sus hermano: Nlley, Maruja,Oscar, Teresa, Zoila , Arturo, Carlos, Ana María y Consuelo. [Foto: Marco Antonio Corcuera ]
Marco Antonio Corcuera en compañía de sus hermano: Nlley, Maruja,Oscar, Teresa, Zoila , Arturo, Carlos, Ana María y Consuelo. [Foto: Marco Antonio Corcuera ]

Aunque Marco Antonio Corcuera es reconocido principalmente como poeta —ha publicado 15 poemarios— y gestor cultural, también es autor de cuatro libros de relatos, cuatro antologías, una pieza de teatro y dos ensayos, estos últimos aún inéditos. Y es que estaba convencido de que para poder escribir había que leer muchísimo, y él lo hacía con entusiasmo. Muchas veces, bajaba muy temprano por la mañana a su biblioteca, encendía la luz del escritorio, y se ponía a leer antes de ir a trabajar al estudio de abogados.

Siempre dinámico, curioso y entusiasta, Corcuera siguió ejerciendo la abogacía y la escritura a lo largo de su vida. Pero, además, asumió otros retos. En 1967, junto a Eugenio Buona, editó una nueva publicación: los Cuadernos semestrales de cuento. En 1982, cofundó y se hizo cargo del Instituto de Estudios Vallejianos de la Universidad Nacional de Trujillo; y entre 1986 y 1991 dirigiría la Casa de la Cultura en Trujillo, rebautizada posteriormente como Instituto de Cultura.

“Repetimos: no abandonaremos esta empresa lírica mientras tengamos fuerzas, ya que nuestro mayor orgullo es haber contribuido en algo a la cultura poética del país y al homenaje rendido a sus poetas jóvenes, que hacen la belleza de la palabra.”, escribió en 1995 en el diario La Industria.

En junio del 2009, el Estado peruano lo condecoró con la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos, en el Grado de Comendador. Tres meses después Marco Antonio Corcuera sufrió un derrame cerebral. El 9 de setiembre de 2009 murió en Trujillo, acompañado de su familia.

Marco Antonio Corcuera recibiendo una distinción del Instituto Nacional de Cultura de Chiclayo. [Foto: Fundación Marco Antonio Corcuera]
Marco Antonio Corcuera recibiendo una distinción del Instituto Nacional de Cultura de Chiclayo. [Foto: Fundación Marco Antonio Corcuera]

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