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Libro de la semana: "A dónde volver" de Andrea Cabel [RESEÑA] - 2
Luis La Hoz

Escuché decir una vez al poeta y maestro Marco Martos que otra forma de abrir las entretelas de un poemario es remitirse a los epígrafes, si los tuviera, por supuesto. Al leer "A dónde volver, poemas 'reunidos'", de , la idea de Martos reapareció sugerente, pues esta poeta nos propone varios epígrafes que encabezan las tres secciones de su antología, que contiene poemas difíciles, casi herméticos, cerrados en sí mismos. 

Ni desgarradores ni desgarrados. Son versos duros que proponen un discurso áspero, dicho por alguien que habla con un interlocutor desconocido para nosotros. A quién o de quién habla Cabel no importa, todas las referencias quedan en brumas: ¿Ángela es su hermana? ¿Su padre es su padre? No hay cómo saberlo. Muera lo que debe morir, lo que me callo, dice con Antonio Gamoneda. Pero la poesía de Cabel no calla. Sus palabras están repletas de significados que debemos ir buscando. 

Es estupendo un poema inédito titulado “Mil-hojas”, incluido en la última sección del libro. Aquí también podemos descubrir algunos de los secretos de la poeta: Las mil hojas de mi cuerpo se reformulan a sí mismas/ Como lo hace mi cara cuando cae al suelo y rueda sin guía/ Y se olvida de este gesto, y de este rostro que se yergue/ Y se impone, diciéndote, sí, vuelve. Sí. Otra vez. No importa si Cabel quiere que vuelva el yo o el tú. "A dónde volver" —escrito así, sin signos de interrogación— nos dice que ese lugar está con ella, solo con ella.    


Portada de "A dónde volver, poemas 'reunidos'" de Andrea Cabel. 

Portada de

Los epígrafes restantes completan la idea: La palabra es el único pájaro/ que puede ser igual a su ausencia. Roberto Juarroz. Y finalmente, Murakami: Yo quiero recordarte siempre/ tú recordarás que yo existí. La existencia y, por lo tanto, la poesía de Cabel solo se iluminan con sus propias palabras. Así debe ser.

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