Junto a Juaneco y su Combo, Los Wembler’s son los creadores del sonido de la selva. En ellos encontramos una fuerte presencia de las melodías regionales pero, sobre todo, del rock n’ roll. (Foto: Christian Bendayán)
Junto a Juaneco y su Combo, Los Wembler’s son los creadores del sonido de la selva. En ellos encontramos una fuerte presencia de las melodías regionales pero, sobre todo, del rock n’ roll. (Foto: Christian Bendayán)

Por Alfredo Villar

Ser músico en la selva es ser también uno con la naturaleza. No solo las radios y los ruidos urbanos influyen en sus artistas sino, sobre todo, son sus animales —mamíferos, insectos, aves— y ríos los que crean el concierto y las melodías naturales que el artista aprenderá a escuchar y a reinterpretar.

Cuando le pregunto a la primera guitarra de Los Wembler’s, Elmer Sánchez, cuál fue el origen de los hipnóticos acordes y punteos de su composición “Sonido amazónico”, me contesta: “Me inspiré en la naturaleza”.

Y obviamente esa progresión de sonidos entre psicodélicos y venidos del extremo Oriente es la sinestesia auditiva perfecta del trance con el cual nos envuelve el lujuriante y desbordado hábitat amazónico.
Los Wembler’s se encuentran a punto de iniciar un periplo que los llevará durante dos meses por distintos festivales de Europa y en octubre viajarán nuevamente a los Estados Unidos, donde hace dos años tuvieron la oportunidad de tocar y hechizar al público hipster de Washington y Nueva York. El sello Barbès Records, de Olivier Conan, ha grabado un nuevo vinilo que lanzará en esta gira.


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Conan es en gran parte el responsable del éxito actual de la música tropical peruana en los mercados globales. El 2007, su compilatorio The Roots of Chicha abrió los oídos del mundo a un estilo que algunos en el Perú valorábamos y compartíamos en aquel entonces casi como un secreto que susurraba: “La chicha es una música extraordinaria que nada tiene que envidiar al rock o a las otras músicas “periféricas” del canon occidental, como el afrobeat o la cumbia colombiana”. El 2007 es también el año de la tragedia de Néctar y, paradójicamente, del nuevo auge de la chicha para los oídos nacionales. Fue una generosa coincidencia en el tiempo cuyas auroras auditivas han quebrado diferencias de clase y han creado un nuevo soundtrack de la nación peruana que amenaza con volverse mundial.

Los Wembler’s en Iquitos, como Juaneco y su Combo en Pucallpa, son los creadores del sonido amazónico. Formadas ambas agrupaciones a fines de los sesenta, tendrían características muy peculiares que las hicieron únicas y diferentes a la vez: en el caso de Juaneco, la influencia de las melodías nativas y la psicotropía shipibas; en el de Los Wembler’s, una fuerte presencia también de las melodías regionales, pero sobre todo del rock n’ roll. Y es que, precediendo a Los Wembler’s, ya cautivaban Iquitos las melodías beat y rockeras de Los Teddy’s, y las hibrideces tropicales y también rockeras de Los Zheros.

A diferencia de Juaneco y su Combo, que resucitó después del revival de la cumbia peruana posNéctar con una formación que contaba con muy pocos miembros originales, el regreso de Los Wembler’s trae a la totalidad de sus miembros originales y, por lo tanto, un sonido que parece que se hubiera detenido en el tiempo, ya que conserva toda la pureza de sus orígenes sonoros.

Esto se debe a algo muy sencillo: los cinco integrantes principales de la banda son todos hermanos. Su padre, Salomón Sánchez, era un zapatero y ministro evangélico que no quería que sus hijos se dedicaran a la música. Los hermanos aprendieron casi en secreto a tocar sus instrumentos y, en especial, a escaparse de la casa familiar para presentarse en pequeñas fiestas locales. Un día, el padre descubrió las andanzas de sus hijos y, cuando ya comenzaba a desplegar su ira castigadora, el más perspicaz de ellos, Jair, le mostró el fajo de dinero que habían ganado esa noche. El padre miró los billetes y, muy pragmáticamente, decidió convertirse en el mánager de su musical prole.


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Los inicios de Los Wembler’s fueron difíciles, ya que provenían de una familia humilde, por lo que tocaban con instrumentos prestados o alquilados. Pero el objetivo del padre era grabar un disco y llevarlo a una disquera limeña. Así, en 1969 grabaron un demo con sus primeras canciones en una radio local: La voz de la selva. Al año siguiente el padre pudo viajar a la capital con ese material y mostrarlo a distintas casas discográficas. Solo una le prestó atención: Odeón, la cual firmó contrato y pagó los pasajes de los hijos para que se trasladaran a Lima. Fue entonces que en 1971 el grupo grabaría su primer LP: Al ritmo de Los Wembler’s. Así comenzaba el periplo de una de las bandas más emblemáticas del sonido amazónico.

La carrera de Los Wembler’s llegaría a su esplendor en los setenta. A comienzos de la década siguiente, la nueva ola chichera andina le empezaría a robar público y, a fines de los ochenta, decidieron dejar “descansar” al conjunto, que solo se reuniría eventualmente para tocar frente a algunos nostálgicos. Regresaron el 2011, después de casi dos décadas, a tocar en Lima para el evento Poder Verde, curado por el artista y gestor cultural Christian Bendayán. De ahí vendría el viaje a Italia el 2012 para la publicidad amazónica de Marca Perú, y el 2015 a los Estados Unidos para participar en el Folklife Festival del Smithsonian Institution.

Los Wembler’s se encuentran más que preparados para este nuevo reto sonoro. Sus canciones serán las embajadoras de una nueva melodía global, y es en esta nueva etapa musical que la Amazonía peruana inundará con su eterna juventud al Viejo Continente.

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