Fuimos testigos de la calamitosa realidad del circuito de playas de la Costa Verde, una franja costera en la que pululan la acumulación de basura y desmontes, obras abandonadas, congestión vehicular, falta de geomallas, entre otras carencias. No te pierdas este revelador recorrido por la Costa Verde.
Entre San Miguel y Magdalena, la Costa Verde tiene cada vez menos vegetación. El desmonte ha ido ganando terreno debido al arrojo constante de residuos de construcción y otros materiales contaminantes a las playas. Las multas, que varían entre los 1.155 y 3.850 nuevos soles en cada distrito, no han servido de mucho para detener este atentado contra el medio ambiente.
Se calcula que por la Costa Verde circulan alrededor de 30 mil vehículos al día y, mientras el enmallado de los acantilados permanezca incompleto, todos se encuentran en potencial riesgo de sufrir un accidente por el deslizamiento de rocas. Pese a que el 15 abril pasado la Municipalidad de Lima anunció el reinicio de las gestiones para la instalación de geomallas, la situación no ha cambiado.
Sigue inconclusa la construcción de dos puentes peatonales entre Magdalena y Miraflores. Las obras fueron paralizadas en diciembre del 2014 para no interferir con la temporada de verano; sin embargo, más de cinco meses después, los peatones todavía no tienen una infraestructura adecuada para cruzar. A este problema se suma que las ciclovías también están incompletas.
Más de dos semanas después de los oleajes anómalos, la Municipalidad de Lima aún no retira las enormes piedras que colocó sin autorización en la playa La Pampilla, mientras bañistas y tablistas siguen exigiendo a la gestión de Luis Castañeda Lossio estudios de impacto ambiental y vial que sustenten la obra.