EN SIRIA, donde la guerra ha dejado más de 240.000 muertos en cuatro años, 50.000 maestros ya no se reportan a trabajar.
Asimismo, miles de niños deben cruzar la línea de fuego para tomar sus exámenes escolares.
Diversos grupos opositores se enfrentan al régimen de Bashar Al Assad, donde también avanza el grupo yihadista Estado Islámico, que en junio del 2014 declaró un califato en las zonas que controla del país.
EN IRAQ, se albergan en escuelas parte de los tres millones de desplazados que huyeron de sus ciudades debido a la violencia, causada principalmente por el grupo yihadista Estado Islámico.
EN YEMEN, como en Siria, una de cada cuatro escuelas ya no puede ser utilizada para impartir educación.
Los niños también han visto a sus escuelas convertirse en escombros a causa del conflicto que está desangrando al país, dividido por la rebelión de los hutíes, de creencia chií, que controlan la capital, Saná, y el norte del país, de mayoría sunita.
Miles de niños de la Franja de Gaza utilizan los centros escolares como refugios porque sus casas fueron destruidas en la guerra de mediados del 2014 con Israel.
En este lugar cerca del 45% de la población tiene menos de 14 años.
En gran parte de Libia los padres no mandan a sus hijos a la escuela por la inseguridad que ello representa, explica la Unicef.
En Bengasi, la segunda ciudad de Libia, solo 65 de los 239 establecimientos escolares siguen abiertos.