De las arenas de Paracas brota vino peruano
Redacción EC

RUDY JORDÁN ESPEJO

Al mediodía en Paracas el cielo es celeste, el sol de 35 grados quema y las dunas parecen olas de arena congeladas por el tiempo. Cada cuanto, el viento silba y quiebra el silencio. Sin embargo, unas huellas en la arena y la melodía metálica de una trompeta denotan que, tras las dunas, hay algo más que soledad en el fundo El Milagro.

Ubicado en el kilómetro 265 de la Panamericana Sur, este terreno de 25 hectáreas, que era eriazo hace cinco años, hoy se impone como un vigoroso viñedo donde, además de una semidulce quinua traída de Junín, se siembran uvas como sauvignon, syrah y moscatel de Alejandría. Para el creador de esta apuesta, , hoy es un día de fiesta, pues ha llegado el momento de lanzar dos Vino de Arenas (cosecha 2014). “Uno es el blanco que definitivamente es un vino para combinarlo con mariscos, comida marina u ostras; mientras que el rosado podría maridar bien con un arroz a la chiclayana o comida de este tipo”, asegura Roca Rey, quien añade que la idea es hacer un vino artesanal, de bodega y de mucho carácter.

Para , la experimentada enóloga y jefa de bodega de Roca Rey Asociados –quien participa anualmente en certámenes internacionales–, este vino podría tener más ambiciones: “Para los concursos internacionales, yo confío en esta presentación. Si los inscribimos en la categoría Moscatel de Alejandría seco (cosecha 2014) vino varietal, tendríamos grandes opciones, pues no hay muchos vinos jóvenes”.

LA PROMESA DE LA LUNA NEGRA
Hace unos años, mientras recorría el valle de Cotahuasi en Arequipa, Bernardo Roca Rey quedó enamorado de la Luna Negra (Uvita Narvaes). Llevó la cepa a su fundo en Lunahuaná, luego al de Paracas y hoy es la principal apuesta para hacer un vino tinto seco de calidad internacional.

“Yo creo que lo estamos logrando, tenemos una excelente comida y ahora tiene que estar acompañada por buenos vinos peruanos”, asegura Roca Rey.

En la misma línea, Lyris está convencida de que “la gastronomía peruana ha crecido tanto, que merece un vino propio que esté a la altura”. Para eso, se está trabajando con tecnología europea en barricas de acero inoxidable y con riego tecnificado.

El silencio habitual del fundo El Milagro es ahora invadido por la música de la orquesta chinchana Santa Lucía, que despierta la algarabía de 245 jovencitos que forman parte de la edición 29 de la ruta BBVA, que están de paso por el fundo. Sentados en círculo, forman una medialuna mientras observan cómo el maestro Jesús Gutarra retira de las piedras habas, choclos y todo tipo de carnes. El sol cae y comienza el baile. Mientras, el vino seco hecho con uva Luna Negra duerme en barricas para despertar en diciembre con todo su esplendor.

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