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Bon Beef
Paola Miglio

El Bon Beef de San Isidro nace como un restaurante de hamburguesas (y algo más) en una época en la que se comenzaba a reverenciar en el Perú esta preparación que ahora invade los Instagram de todos aquellos aficionados a la cocina. "La mejor es esta", "la más increíble", "la que nunca imaginé probar", son algunos de los comentarios que acompañan fotos de sánguches desbordantes, llenos de queso derretido que se derrama entre los dedos de dos manos que lo apachurran para generar un mejor efecto visual. Cada semana aparece otra más importante, aunque sea la misma pero tomada desde otro ángulo. Y así, contagiados por esta fiebre, la búsqueda de 'likes' continúa. Es comenzando el estallido de este 'boom 'que regresó al ruedo un restaurante que hizo furor a mediados de los ochenta (duró de 1984 a 1991), época en la que juntábamos los centavos para comprar una sencilla hamburguesa y a veces para compartirla en patota.

Los tiempos han cambiado, la competencia es dura, magnificada por las redes sociales. El Bon Beef regresó entonces no solo como hamburguesería, sino también como bar & grill y así puso su sello de distinción. Un espacio relajado, con terraza amplia que funciona desde el desayuno y no presenta una carta muy amplia, mas sí una extensa lista de su vedette oficial: 19 versiones, incluidas las vegetarianas. La probé varias veces (siempre optando por las más clásicas) y mi reacción siempre ha sido la misma: una propuesta sin exageraciones, sostenida en el tiempo, buen tamaño e insumo cuidado: carne Angus americana importada de Estados Unidos de buena molienda y ancho adecuado que a término medio se suele lucir. No se desarma entre las manos y permite un buen mordisco que integra carne, queso y, esta vez, cebolla caramelizada. El pan es suave y aguanta. Además, punto a favor: usan papa peruana como acompañamiento, de corte fino y doble fritura para que se mantenga crujiente. Perfecta para sumergir en una mayonesa densa y de sabor casero.

Primera prueba superada, pero la carta contiene otros agregados, como cortes de carne Angus a la parrilla que incluso dan para compartir. A la entraña, con la que casi nunca hay pierde, le podrían corregir el punto para que quede más jugosa. La picaña sí se plantea suave, a término medio puntual y con un sabor agradable; y las alitas BBQ son bastante tiernas. Para acompañamientos, el puré de papa rústico necesita rebajar la mantequilla y los palitos de mozzarella, revisar el aceite en el cual han sido fritos: el sabor intenso no permitió gozar enteramente de ese placer culposo que es el queso derretido. Para cerrar, dos postres bastante sencillos pero entradores: un cheesecake con base de galletas Oreo de buena consistencia pero excesiva salsa; y un brownie de chocolate con fudge y helado. Acá no se entiende cómo un dulce tan sencillo puede presentar descuidos tan triviales: el helado estaba escarchado y en el fudge se sentía más la canela que el chocolate.

Más allá de los traspiés enmendables, Bon Beef se mantiene como un lugar descontracturado y confortable, que intenta ofrecer buenos ingredientes y preparaciones cotidianas a relativo buen precio. Es de aquellos espacios para una noche de frío invierno, cuando es necesario liberar estrés con cocina cercana, sin complicaciones, y activar aquellos recuerdos que nos hagan volver un ratito a un feliz pasado.

AL DETALLE
Puntuación: 14/20
Tipo de restaurante: hamburguesas y carnes.
Dirección: Av. Pardo y Aliaga 596, San Isidro.
Teléfono: 221-1396.
Horario: de lunes a jueves, de 7 a.m. a 11 p.m.; viernes y sábado de 7 a.m. a 11:45 p.m. y domingo de 7 a.m. a 10 p.m.
Estacionamiento: puerta calle.
Bebidas: refrescos, barra de cocteles, vinos y cervezas.
Precio medio por persona sin bebidas: S/50 – S/70.

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