Hace más de dos siglos que el pavo adorna las mesas peruanas durante las fiestas de fin de año. Sin embargo, año tras año algunas familias han ido cambiando su elección ya sea por aburrimiento, curiosidad o, simplemente, por ahorrarse los problemas con el horno.

Fuera de Lima hay mayor aceptación por carnes como la de cerdo o cabrito; además, en la capital también se ha ido incluyendo platos centrales como piernas de cerdo glaseadas o lechón horneado. Quienes tienen una familia más reducida o buscan una alternativa económica optan cada vez con mayor frecuencia por el pollipavo, mientras que otros que desean celebrar cerca del mar eligen una cena a la usanza de algunos países europeos, con pescados y mariscos.

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