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En 1970 llega a Lima avión secuestrado por argentinos - 3

En la década del setenta, el mundo fue escenario de una práctica algo olvidada en estos días. Por razones políticas e ideológicas, en la mayoría de los casos, grupos de personas o “lobos solitarios” –como se les califica actualmente- secuestraban aviones de pasajeros, desviándolos de sus rutas hacia nuevos destinos.

En marzo de 1970, un avión argentino –con 52 pasajeros y 7 tripulantes- se posó en nuestro aeropuerto principal, luego de haber sido tomado por una pareja que portaba armas y que había obligado al piloto a salirse de su itinerario –un viaje entre dos provincias argentinas- para aterrizar primero en Chile, y posteriormente en nuestro país. Esta es la historia de este secuestro, tal como El Comercio la publicó en su portada del 26 de marzo de 1970.

“El Jet Comet 4 Las Tres Marías, de bandera argentina, secuestrado por dos piratas del aire –un hombre y una mujer- continuó ayer viaje a Cuba luego de 8 horas y 45 minutos de dramática permanencia en el Aeropuerto Internacional “Jorge Chávez”. En esta etapa llevó únicamente 38 de los 52 pasajeros que salieron de Argentina”, señala el Decano.

“Catorce pasajeros, incluyendo al peruano Renzo Matellini, quedaron en Lima. A un compatriota de Matellini, José Ahumada, no se le permitió bajar y continuó vuelo hacia La Habana. La aeronave –que registra casi 10 años de uso- necesitaba un equipo especial de arranque que no hay en Lima. Hubo que recurrir a la habilidad de los mecánicos para acoplar 10 baterías de 12 voltios cada una y lograr la fuerza necesaria de arranque”, informa El Comercio. 

“Fue así como a las 10 y 40 minutos de la mañana, el piloto Mario Garavagno anunció la partida a Cuba. La máquina levantó vuelo a las 10 y 45, luego de abastecerse de combustible. Uno de los ocupantes, David Kolker, de sesenta años, fue internado en la Clínica Internacional víctima de insuficiencia cardíaca. En una ambulancia del Aeropuerto Internacional, Kolker fue trasladado urgentemente al nosocomio”, indica la información.

Por gestiones de Matellini bajan otros 9 pasajeros

Poniendo en riesgo su integridad, Matellini, pasajero peruano que viajaba en el avión secuestrado, tomó la iniciativa y reclamó ante los asaltantes por algunos de los pasajeros. Consiguió que, antes de las 6 de la mañana, abandonaran el avión secuestrado Fidel Aferastein, su esposa Esther y sus dos menores hijos Ana Elvira y Arturo Javier. También María Dolores Cintas y su hijo Gregorio Andrés de un año y medio de nacido. Asimismo, Hipólito Manuel Serrano y su hijo Pedro, además de Guillermo Guzmán.

Permiten bajar a un peruano y a tres pasajeros más

“Poco después de las 10 de la mañana, los asaltantes permitieron que bajaran del avión los pasajeros Eduardo Camilo Vidal, Elisa Aranda, la ciudadana española Antonia Murillas y al peruano Renzo Matellini, quien hasta ese momento había actuado de “mediador”. Matellini dijo que los dos asaltantes le ordenaron que bajara “para que no reclame tanto”, señala el Decano.

Hubo tranquilidad y cooperación de las autoridades

Bajo un clima de tensión, desde la llegada de la aeronave a nuestra capital –a la 1:52 de la madrugada del 25 de marzo-, las autoridades policiales y administrativas –incluyendo las de la aerolínea argentina- mantuvieron una permanente colaboración. Mientras los mecánicos peruanos intentaban corregir el desperfecto de la máquina, las autoridades peruanas llamaron por teléfono a Buenos Aires para brindar algo de tranquilidad a los preocupados familiares.

Peruano fue amenazado de muerte al reclamar por damas y niños

“Ser el mediador principal para que los asaltantes del jet Comet 4, de bandera argentina, permitiera bajar en Lima a todas las mujeres y a los niños, casi le cuesta la vida al industrial peruano Renzo Matellini. Desde que el avión se posó en la pista sur del Aeropuerto Internacional “Jorge Chávez”, Matellini gestionó ante los dos asaltantes que permitieran bajar a los niños y a las mujeres”, indica la información.
 
Además, la nota dice: “Pasé segundos muy difíciles cuando la mujer puso su revólver en mi estómago y me dijo: atrás, atrás o disparo…, no hable, cállese… voy a disparar”. Matellini reveló esto a nuestro diario. Él y José Ahumada, también peruano, viajaban a Jujuy para atender algunos negocios de caballos y carga, cuando los sorprendió la acción de los piratas del aire”.

“Pero –explica Matellini- actuando con serenidad, le dije en tono casi colérico que dejaran bajar a los niños, que lloraban mucho, y a las mujeres, que ya manifestaban síntomas de pánico. La mujer asaltante, que al parecer dominaba al hombre y era la autora de este secuestro, aceptó”, informa El Comercio.

“Renzo Matellini afirma que el asaltante era bajito y de unos 25 años de edad. Ella, de la misma edad, estudiante de medicina, estaba encinta de unos ocho meses más o menos. Pero se mostraba enérgica, serena y dominaba las acciones, pese a permanecer parada más de 18 horas”, explica el Decano.

“Matellini narra que en varias oportunidades se acercó a la puerta trasera que estaba abierta y que por allí habría podido escapar. Pero, sabiendo que su fuga podría causar la muerte de algún pasajero, optó por quedarse. El joven industrial declara que el calor en el interior de la aeronave era tan fuerte “que se bañó” utilizando un jarro de gran tamaño, lleno de agua”, dice la nota.
 
“Fue para él una gran sorpresa que lo dejaran bajar. “Seguramente lo permitieron por alegar tanto y no dejar tranquilos a los asaltantes desde que llegamos a Lima”, comenta Matellini. Manifestó, también, que no hubo pánico y que todos cooperaron para que el viaje fuera tranquilo”, señala el Decano.

¿Cómo había empezado todo?

El 24 de marzo de 1970, dos “piratas aéreos” argentinos quebraron la tranquilidad de un rutinario viaje entre las provincias de Córdoba y Jujuy, amenazando con armas y obligando al comandante del vuelo a cambiar su ruta y dirigirse a Chile. Su objetivo final era llegar a La Habana, Cuba. Muchos pasajeros entraron en pánico, especialmente los niños y las mujeres. 

Mientras la nave cambiaba de rumbo, la mujer pirata, armada con un revólver Colt 45, se paseaba por el pasillo para mantener la tranquilidad de los pasajeros. Luego, en el tiempo que duró la operación de abastecimiento en Chile, el hombre amenazó con una pistola calibre 38 a los miembros de la tripulación que permanecían en la cabina de mando.

La escala en Santiago se desarrolló sin incidentes. Aunque, por exigencia de los secuestradores, se impidió el abastecimiento de alimentos y el descenso de mujeres o niños desde el aparato. El avión cargó combustible -25.000 litros- y emprendió viaje a Lima a las 10:26 hora peruana. 

¿Cómo terminó todo?

Luego de partir de Lima, el avión de pasajeros argentino aterrizó, finalmente, en el aeropuerto internacional de La Habana, el 25 de marzo a las cuatro de la tarde, hora local. Allí los dos secuestradores se entregaron a las autoridades. El avión fue rodeado por policías armados y los secuestradores y la tripulación fueron llevados a compartimentos diferentes. 

Por su parte, los pasajeros pasaron a otro recinto, donde fueron atendidos con emparedados, refrescos y cigarrillos. Luego fueron trasladados al Hotel Riviera, donde se hospedaron. Tres días después, el avión con todos sus ocupantes deja La Habana y arriba al Aeropuerto Internacional de Miami. 

Un pasajero, Pablo Jara, declaró allí que él conocía al matrimonio secuestrador y que sabía que la señora se llamaba Alicia Herrera y estaba en el sexto mes de gestación.

Cerrando el ciclo de este dramático evento, el 29 de marzo pasa por Lima, de regreso a Buenos Aires, el jet de Aerolíneas Argentinas. El avión arribó al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez al mando del Comandante Rubén Jolis, quien reemplazo a Garavagno, que permaneció en Miami.

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