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La Balanza: de zona roja a la capital cultural de Comas - 2
Juan Guillermo Lara

Para llegar al parque Tahuantinsuyo, el corazón del barrio La Balanza, en , hay que cruzar por pistas en mal estado, calles inseguras y desorden hasta llegar al último paradero del bus alimentador Puno del Metropolitano, en las faldas del cerro Elefante, a 40 minutos de la estación Naranjal. 

Esta zona no llamaría la atención si no fuera porque acaba de ser convertida en un espacio cultural sin precedentes, en uno de los distritos más caóticos de Lima. Paredes de colores, áreas verdes y el eco de las risas de los niños que juegan en las losas deportivas le otorgan un ambiente de fiesta. Algo diferente a lo que están acostumbrados los vecinos de la cuarta etapa del sector de La Libertad, a la altura del kilómetro 11 de la avenida Túpac Amaru. 

Gracias a la intervención de movimientos culturales, como el Festival Internacional de Teatro de Calles Libres (Fiteca), La Balanza encontró en el teatro, la poesía y la pintura un refugio para enfrentarse a la delincuencia y constituirse como la capital cultural de Lima norte. 

—Primeros pasos—
Pese a la nueva cara que muestra La Balanza, este es solo el comienzo de lo que será un ejemplo de cambio. Los vecinos de la zona aún no cuentan con la suficiente infraestructura para desarrollar sus eventos culturales. Por el momento, el espacio principal con el que cuentan para sus festivales es una losa deportiva junto al comedor San Martín del Once. 

Para continuar cambiando este panorama, desde hace nueve años los arquitectos Javier Vera Cubas y Eleazar Cuadros, junto con alumnos de las universidades españolas Alicante, del País Vasco y la Politécnica de Madrid, crearon el proyecto Fitekantropus, un intento para involucrar a los ciudadanos que rodean la zona, y no esperar pasivamente las obras municipales. 

Este proyecto reúne a todos los actores sociales que habitan en La Balanza para gestionar un desarrollo urbano integral entre la población y su entorno desde un punto de vista lúdico. Los esfuerzos valieron la pena: el Fitekantropus ganó el City to City FAD Barcelona 2016, un prestigioso premio que destaca las iniciativas que buscan mejorar la calidad de vida de las poblaciones a través de proyectos innovadores que promuevan impactos positivos, como la creación cultural compartida. 

—Integración—
El parque Tahuantinsuyo cuenta con más de 8.000 m2. La mitad es ocupada por dos losas deportivas, un colegio de educación inicial, el comedor popular, un local del vaso de leche y un parque gestionado por los adultos mayores de la zona. 

A pesar de que todos se encuentran en el mismo terreno, cada uno de estos espacios tiene su propia administración que vela por sus intereses. “Ahora lo que queremos lograr es que todos se unan para transformar este espacio en una alameda cultural que sea el centro de encuentro para todos los vecinos”, explica Eleazar.

—Manos a la obra—
Gracias a los esfuerzos de Javier, Eleazar y los vecinos se consiguió el apoyo de organizaciones nacionales e internacionales para dar inicio a la primera etapa del proyecto: mejorar el comedor popular y sus alrededores. 

“Ahora tenemos un biohuerto donde sembramos vegetales que usamos en la cocina”, comenta Marleni, miembro del equipo que se encarga del comedor. “Gracias a estas actividades ha disminuido la delincuencia en la zona”, añade. La segunda etapa del proyecto contempla la construcción de un segundo piso en el comedor que sea utilizado como área de teatro y una biblioteca.

El proyecto Fitekantropus ya obtuvo el financiamiento de las tres universidades españolas y del ayuntamiento de Errentería, y finalizará en setiembre de este año.

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