Víctima de ameba
Víctima de ameba

, un menor de 12 años, estuvo a punto de morir el año pasado luego de que contrajera, durante un viaje a la selva, una peligrosa ameba comúnmente llamada ‘comecerebros’, por sus graves afectaciones al tejido de este órgano.

Entre agosto del 2016 y agosto del 2017, Mateo fue sometido a 52 intervenciones quirúrgicas, de las cuales 17 fueron operaciones a cráneo abierto. Sufrió constantes convulsiones y pasó largas temporadas en la unidad de cuidados intensivos, mientras tomaba el único medicamento conocido capaz de enfrentar su mal: miltefosina.

Al comienzo, Mateo solo pudo obtener esas pastillas por donaciones, ya que solo se vendían en Estados Unidos a US$2.000 la unidad (más de US$50.000 al mes). Pero a partir de este caso, ahora son distribuidas gratuitamente por el Ministerio de Salud.

En ese entonces, se determinó que Mateo había contraído la ameba en alguna de las piscinas de Iquitos en las que se bañó durante sus vacaciones. Este parásito, aunque es capaz de resistir condiciones ambientales extremas de calor o frío, tendría preferencia por ciertos ambientes acuáticos contaminados, según especialistas consultados por este Diario.

Mateo y su madre, la doctora Diana Guerra, contactaron esta semana a El Comercio para expresar su preocupación porque en los últimos meses se han registrado nuevos casos en menores: cuatro en Lima –tres fallecidos y uno grave– y dos en Piura y Arequipa, este último también con consecuencias fatales. Este Diario buscó a las familias en la capital, las cuales exigen a las autoridades una mayor difusión sobre este mal para evitar futuros casos.

-Una vida perdida-
Pocos días después de regresar de un viaje estudiantil a Chosica, Braulio Cortez, de 10 años, comenzó a sentir fiebre y dolor de cabeza. El 4 de setiembre pasado, un médico particular le recetó un tratamiento de tres días para el resfrío, pero Braulio solo empeoró y comenzó a vomitar.

“En el Hospital del Niño determinaron que se trataría de cáncer al cerebro, por unas manchas que se veían en la tomografía. Estuvo con medicinas varios días esperando que se desinflamara el cerebro para hacerle una biopsia, pero las fiebres altas lo impedían”, contó Paola Cortez, prima hermana del menor.

El 14 de setiembre, una segunda tomografía reveló que el tamaño de las manchas se había incrementado velozmente. Entonces, los médicos determinaron que se trataba de una ameba de vida libre. Como pasó con Mateo, este parásito había penetrado a través de su nariz para alimentarse del tejido cerebral.

Si bien Braulio accedió a la costosa medicina de forma gratuita, habría comenzado el tratamiento demasiado tarde. “Convulsionaba y decía que sentía que algo le caminaba en la cabeza, hasta que murió. Fue muy duro”, señaló Paola Cortez.

Víctima de ameba
Víctima de ameba

Ella y otros familiares aseguraron que Braulio se bañó varios días en una piscina de un club campestre de Chosica. Consultada por este Diario, la municipalidad de este distrito afirmó que realiza inspecciones sanitarias frecuentes en todas las albercas de su jurisdicción, pero prometió reforzarlas.

-Detectado a tiempo-
Postrado en una cama de la unidad de cuidados intensivos del hospital Guillermo Almenara, Néstor Martínez Mayta, de 12 años, espera recuperarse luego de que los médicos detectaran amebas de vida libre en su organismo.

Su madre, Estela Mayta, dijo a El Comercio que su hijo fue con sus compañeros del colegio Unión de Ñaña a un campamento de un club campestre en Santa Eulalia, a fines de agosto. Cuatro días después de su regreso, comenzaron la fiebre alta y los intensos dolores de cabeza. En el Hospital de la Solidaridad le diagnosticaron gripe, pero días después empezó a botar sangre por la orina.

En el hospital le extrajeron una muestra de líquido raquídeo de la columna vertebral, lo que permitió detectar a tiempo la presencia de amebas de vida libre, iguales a las que mataron a Braulio. “No llegó a convulsionar, pero fueron afectadas las funciones del hígado y el bazo. Mi hijo sentía hincones en la cabeza. Ahora ya está consciente”, contó Estela Mayta.

Víctima de ameba
Víctima de ameba

El biólogo especializado en enfermedades tropicales Martín Cabello, quien ha seguido de cerca los casos de Mateo, Braulio y Néstor, dijo que si bien estas amebas pueden habitar en el polvo, la tierra, agua congelada o en estado líquido, o incluso en ambientes sin oxígeno, la limpieza de los ambientes acuáticos es importante para evitar la incubación de microorganismos.

“[Estos niños] han tenido contacto con piscinas, pero la mejor manera de establecer el agente de infección es analizar [el agua] molecularmente. [Una incorrecta limpieza] genera un ambiente ideal para que se produzca un microhábitat que favorezca el crecimiento de estos organismos”.

Cabello instó a la calma e indicó que estos casos son excepcionales. “Es una enfermedad de bajísima frecuencia, pero con una alta letalidad, ya que es muy difícil diagnosticarla, pues los síntomas se confunden con los de otras patologías. Hay 450 especies de amebas, no todas estudiadas, y solo tres o cuatro pueden causar enfermedades en humanos”, explicó.

-Avanza la investigación-
Luego de que el huracán Irma atravesara Florida, autoridades estadounidenses advirtieron que la ameba ‘comecerebros’ podría reproducirse en las aguas estancadas. Jack Tracy, especialista en vigilancia epidemiológica en el Departamento de Salud de Florida, dijo que estas amebas se encuentran en todos los tipos de cuerpos de agua dulce sin tratar.

Se cree que algunas de estas amebas pueden matar al paciente en apenas cinco días, desde los primeros síntomas hasta el estado de coma. En Arkansas, Estados Unidos, se reportaron 162 casos entre 1962 y el 2014, de los cuales una persona sobrevivió.

En el Perú, los estudios sobre estas amebas son escasos. Según la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública, del Ministerio de Salud (Minsa), hasta el 2015 se habían reportado seis casos de amebiasis de vida libre (en tres adultos y tres niños). Con los últimos reportes, ya serían al menos 12 diagnosticados.

El Minsa informó que el 5 de marzo del 2016 el Instituto Nacional de Salud detectó amebas en muestras de agua de las piscinas del Campo de Marte, en Jesús María. Entonces se dispuso el cierre de estas y se advirtió que estas amebas podían alojarse en aguas estancadas cuando hay deficiente recirculación y limpieza.

“La presencia de estas amebas es una cosa excepcional y fortuita, pero es cierto, en climas tropicales y en ambientes acuáticos es más frecuente que en otros. El cloro no las mata y en aguas estancadas con mala higiene hay más chance de que estén”, explicó el médico infectólogo Ciro Maguiña, del hospital Cayetano Heredia

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