Perú visitará a Argentina el 5 de octubre en la Bombonera por las Eliminatorias Rusia 2018. (Foto: USI)
Perú visitará a Argentina el 5 de octubre en la Bombonera por las Eliminatorias Rusia 2018. (Foto: USI)
Pedro Ortiz Bisso

Colgados de un gancho en un quiosco de Surco, cubiertos por un plástico transparente y tosco, Paolo Guerrero, André Carrillo y ‘Orejas’ Flores –héroe súbito de la nación– acaparan una carátula diseñada con apuro, que lleva impresa una frase que hasta hace menos de un mes era parte de cualquier broma despiadada:
Rumbo a .

Es el único álbum en el mundo que no busca ser coleccionable: se vende con las figuritas completas.

En otro lugar de la ciudad, en una de esas barberías que se multiplican en todos los barrios, un muchacho aguarda con paciencia de monje tibetano que terminen de cortarle el cabello. No es un corte usual. El video viralizado lo muestra casi catatónico frente a un espejo, mientras el rostro de Christian Cueva toma forma sobre su cabeza. La minuciosidad de orfebre del peluquero impresiona, tanto como comprobar que llevar el fútbol en la cabeza puede ser cosa de artistas. También de gente medio loca.

Dice Julio Hevia, psicoanalista y docente universitario, que el fútbol es un delirio. Sí, desde el hazañoso triunfo sobre Ecuador, Lima es un delirio, se ahoga en la ilusión.

Un sector del periodismo utilizaba los comerciales que Sergio Markarián grababa cuando era técnico de la selección para criticarlo con dureza. Ninguno recordó –o se preocupó por averiguar– que el uruguayo no fue el primero, que hace 35 años Tim, el sabio brasileño que llevó por última vez al Perú a la élite, aparecía en televisión para decirnos que Ajinomoto tenía “el toque del sabor”. La diferencia era que el paulista consiguió que fuéramos a un Mundial y el otro no.

El deporte es un estímulo eficaz para los cambios de humor repentinos. Tras el 0-8 del Wilstermann con River, Roberto Mosquera ha pasado de ser el próximo entrenador de Bolivia a un “sinvergüenza” de marca mayor. Todo en una semana.

Es que el fútbol siempre invita a la desmesura, esa que hoy respiramos en cada esquina y que, peligrosamente, empieza a parecerse a la vivida en octubre de 1997. Aquella vez, el penúltimo paradero rumbo a Francia 98 era Santiago y el exceso de confianza se hizo epidemia. Los medios dieron cabida a chamanes y aventureros, inventaron un clima de guerra que se replicó en Chile. El 4-0 de Zamorano y compañía fue un mazazo emocional que aún no se olvida.
Hoy que todos andamos aceleraditos, desde la Videna se pide calma. El perfil bajo de Gareca se ha trasladado a jugadores y dirigentes. No hay razón para creernos más de lo que somos.

Pero en las calles, el partido contra Messi y sus amigos parece un trámite que culminará con los boletos a Rusia el 10 de octubre, cuando enfrentemos a Colombia, otro rival dizque menor.

La Bombonera late, repiten los argentinos. Lima también. Un poco de tranquilidad, amigos. Nos puede fallar el corazón.

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