Jóvenes con habilidades diferentes ingresaron al servicio militar gracias a un proyecto piloto del Ejército. (Video: El Comercio)
Oscar Paz Campuzano

El soldado Roberth Fajardo, de 22 años, se moviliza en una silla de ruedas porque a los 14, cuando aún estaba en el colegio, un compañero le disparó por la espalda. Él no volvió a ponerse de pie.

Roberth y otros 14 jóvenes con discapacidad ingresaron hace tres semanas al Cuartel General del Ejército, en San Borja, para recibir instrucción como parte de un proyecto que busca permitir que personas con limitaciones físicas puedan enrolarse. Ellos integran un batallón de más de 250 reclutas.

En el 2013, el Gobierno aprobó la Ley del Servicio Militar, que exceptúa a “quien tiene una discapacidad física que le impida llevar armas o desempeñar funciones que la defensa nacional exige”.

Pero el Ejército acaba de emitir una directiva para que personas con problemas motores o de visión puedan ser incluidas en el servicio militar. La experiencia servirá, además, para promover cambios en la citada norma, según fuentes del Ejército.

Roberth es basquetbolista y pertenece a la selección paralímpica nacional. Su compañero de cuadra es Luis Espinoza, otro soldado con discapacidad que destaca en el deporte: no con las canastas; sí en el agua.

Espinoza es nadador profesional. Aprendió a desplazarse usando solo la mitad del cuerpo. Aprovecha estos días en el cuartel para seguir perfeccionando su estilo de nado.

El comandante general del Ejército, César Astudillo, explicó que su institución revisó sus procedimientos de modo que puedan incluir en sus filas a personas con discapacidad. Estos soldados harán todo aquello que su estado físico les permita.

En la preparación participa el mayor Carlos Felipa, un comando que perdió la pierna izquierda durante un ataque terrorista en el 2010 en el Vraem. Usa ahora un miembro ortopédico, es un deportista destacado [campeón en atletismo del Mundial Militar 2015] y es un buen ejemplo de superación para estos nuevos soldados.

Con la autoridad que le da lo vivido, Felipa dice: “El servicio militar les abrirá horizontes más amplios y los ayudará a romper esas barreras que, a veces, la discapacidad te crea en la mente”.

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