Choque en Av. Javier Prado causó 1 hora de congestión vehicular
Choque en Av. Javier Prado causó 1 hora de congestión vehicular
Redacción EC

El día 20 de junio, una encuesta de Ipsos para El Comercio encontró que más del 81% de limeños considera que la congestión ha empeorado en el último año. Para mitigar este problema, el 71% de limeños está a favor de la restricción del uso de autos a través de la estrategia ‘pico y placa’. Bajo este sistema, la municipalidad podría restringir el uso de automóviles en base al número de placa. Por ejemplo, cada placa podría tener un día a la semana en que esté prohibido circular por la ciudad.

El problema, como he mencionado en una columna en enero del 2016, es que la estrategia de ‘pico y placa’ es una solución de muy corto plazo. En México D.F., por ejemplo, la implementación de esta política solamente tuvo un efecto positivo al reducir la congestión en sus primeros dos meses según un artículo en el “Journal of Public Economics”. Más que reducir la congestión en las ciudades donde ha sido implementada, la política ha incentivado la compra de más automóviles para que las personas puedan acceder a utilizar un segundo auto y así evitar la restricción.

Existen otros sistemas para restringir el uso del automóvil que han funcionado en otros países, como establecer un cobro de congestión para entrar a ciertas zonas de la ciudad. El problema con estas soluciones que restringen el uso del automóvil es que actualmente, con la excepción del Metropolitano y la línea 1 del metro, no hay alternativas atractivas de transporte público al auto privado, ni la mezcla de usos de suelo, infraestructura de veredas y ciclorrutas que podrían facilitar viajes de movilidad sostenible.

Con las demoras en el avance de la obra, serán varios años hasta que la línea 2 esté terminada, sin hablar de las futuras líneas (3 a 6) que ni siquiera han comenzado. Hasta que exista una red básica de transporte masivo, seguiremos perdiendo una gran parte de la vida de muchos limeños y su respectivo valor de capital humano, por las demoras creadas por la congestión.

Una solución necesita varias estrategias para responder a los diversos frentes del problema, que incluyen la restricción deliberada del uso de automóvil, la creación de una buena red de transporte público, un planeamiento urbano que considera la introducción de una mayor densidad y mezcla de usos en los centros de la ciudad y una reforma de taxis y de las rutas de transporte tradicionales.

Pero para lograr esta transformación es necesaria una coordinación entre el gobierno nacional, dos provincias y 50 distritos –y allí encontramos el verdadero problema–. En el mediano plazo, estamos en un ‘impasse’, donde las mismas reglas no nos permiten salir de nuestro problema.

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