Ronald DeFeo Jr. mató a sus padres y cuatro hermanos a sangre fría en la noche del 13 de noviembre de 1974. Fuente: Prensa.
Ronald DeFeo Jr. mató a sus padres y cuatro hermanos a sangre fría en la noche del 13 de noviembre de 1974. Fuente: Prensa.

Esta historia se inicia como lo hacen las pesadillas más aterradoras: con los niños yéndose a dormir. Las luces se apagan en todas las habitaciones. El silencio establece su reino. En ese aparente estado de calma hay dos ojos abiertos y encendidos en medio de la oscuridad. Es una mente que sabe que va a matar. Desde hace días planeó como hacerlo. La dirección de la casa es el 112 de Ocean Drive, Amityville, una Elm Street sin Freddy Kruger, pero con seis víctimas que no despertarán jamás de su último sueño.


Era la noche del 13 de noviembre de 1974. A las 3.15 de la madrugada, Ronald DeFeo Jr., de 23 años, conocido por sus seres queridos como Ronnie, tomó su rifle de caza e hizo crujir el piso de madera al caminar con violencia por los pasillos y las habitaciones. En pocos minutos, sus padres y sus cuatro hermanos morirían asesinados a balazos en una escena similar al crimen de la familia Clutter en "A sangre fría", pero con una diferencia aterradora: el verdugo no era un extraño que llegaba desde la calle a robar, sino que era parte de la familia, dormía todas las noches en la misma casa que sus víctimas, desayunaba con ellos, sonreía y conversaba, casual, sin que nada hiciera presagiar un final semejante.

Sin embargo, los sangrientos hechos no hubieran pasado de engordar las páginas de los libros de criminología o las policiales de los diarios, sino fuera por un detalle que le puso la piel de gallina a los mismos detectives que investigaban el caso: Ronald DeFeo dijo haber asesinado a su familia porque unas voces se lo dijeron. Lo presionaron, lo acosaron, lo obligaron. Esas voces las escuchaba él en la casa de Ocean Drive y eran más fuertes que cualquier decisión lógica. Aunque la adicción a las drogas de DeFeo podría haber sido suficiente causal para no creer en su estabilidad sicológica, lo cierto es que su "justificación" para cometer los asesinatos se hizo más célebre que los crímenes mismos: en esa mansión de Amityville habitaba una fuerza tan oscura como poderosa.

Esta idea se reforzó cuando se publicaron algunas fotos del crimen. La escena era terrible hasta para un CSI. Poco podía verse más allá de la sangre. Nada podía olerse que no fuera muerte. Ronnie había drogado a toda su familia durante la cena para que nadie despertara con el sonido de los disparos y así pudiera acabar, uno a uno, con ellos. Solo así las voces lo dejarían tranquilo. Todos tenían las manos cruzadas, estaban bocabajo, sin signos de lucha, y una bala los traspasaba desde sus espaldas. Solo su madre, Lousie, apareció con un balazo en la cabeza.

Ronald DeFeo Jr. confesó que voces hicieron que matara a su familia. Fuente: Prensa
Ronald DeFeo Jr. confesó que voces hicieron que matara a su familia. Fuente: Prensa

Tras el crimen, salió raudo a un bar de la localidad y dijo que alguien había asesinado a toda su familia. A la policía le dio varias versiones, incluida una que involucraba a la mafia. A pesar de que Al Capone había vivido alguna vez en la localidad, nadie le creyó. Por eso, aunque la prensa amarilla se regocijó con las supuestas voces criminales, la justicia se negó a declarar a DeFeo insano y lo condenó a 25 años de cárcel por cada una de las víctimas. Aún hoy, a sus 67 años, DeFeo cumple su pena en la Green Haven Correctional Facility de Beekma, Nueva York. Todas sus apelaciones han sido rechazadas.

¿Hogar, dulce hogar?
Aunque la generación actual ha disfrutado temblar con filmes como "Actividad paranormal" o "El conjuro" y la anterior tuvo en "Poltergeist" su dosis de casas embrujadas, lo cierto es que el terror que genera "Amityville" se sostiene sobre un hecho real. No solo por las supuestas voces escuchadas por un adicto al LSD y la heroína con desórdenes de personalidad, como DeFeo, sino por lo que ocurrió en aquella misma casa cuando, aparentemente, la sangre de esa noche maldita ya se había limpiado.

Un año después de los asesinatos y con él ya preso, la casa se puso a la venta. George Lutz y su familia se mudaron ahí, pero después de unos días empezaron a oír extraños ruidos, voces incomprensibles, macabros murmullos, al mismo tiempo que aparecían manchas tenebrosas en paredes y techos, acompañadas de fétidos y poderosos olores, además de una sensación de frío permanente. George mismo empezó a sentirse afectado, pues había empezado a despreocuparse de su apariencia y su malhumor era soportado a duras penas por su familia. Y todo empeoraba mientras más tiempo pasaban allí. George, su esposa Kathy y sus hijos, parecían percibir una presencia demoníaca que trataron de quitarse exorcizando la casa. A esto le siguieron escenas de levitación, asedio de insectos, pesadillas y hasta la presencia de una extraña niña. Finalmente, tras solo 28 días, los Lutz escaparon a mitad de una noche –a la manera de la familia Freeling en "Poltergeist" (Tobe Hooper, 1982)-, para nunca más volver a la casa.

Su historia dio pie a la novela "Horror en Amityville", publicada por Jay Anson en 1977. En ella se habla de presencias extrañas que perturban la tranquilidad de la casa y esparcen el mal entre quienes la habitan. Sin embargo, el libro dio pie a diversas investigaciones que desencadenaron serias acusaciones de fraude contra Anson y los Lutz. Esto inició una polémica que los hizo ricos y famosos y que se reprodujo en más libros y varias películas. Esto, a pesar de que los siguientes habitantes de la casa se han quejado más de la presencia de turistas que de la de espíritus.

Por eso, persiste la duda en el origen de la casa o el terreno sobre la que fue construida. Se dice que, muchos siglos atrás, los nativos shinnecocks dejaban morir a sus enfermos y prisioneros en dicha área. Incluso, se menciona la historia del primer habitante de la casa, a finales del siglo XVII: un tal John Catchum, que había huido de Salem acusado de brujería y que no solo continuó con sus rituales y sacrificios allí, sino que fue enterrado en su sótano.

Todos estos elementos configuran las numerosas versiones cinematográficas de la historia. Casi todas prefieren lo sobrenatural a lo real. Casi todas priorizan los efectos especiales por sobre la tenebrosa verdad con que aterroriza la casa. Y lo hacen, a pesar de que lo que no se ve es lo que da más miedo.

LAS VERSIONES DE AMITYVILLE
El cine nos ha obsequiado cerca de 15 versiones de la historia, algunas verdaderamente delirantes. Estas son las más destacadas.

"Terror en Amityville" (Stuart Rosenberg, 1979). Destrozada por la crítica y amada por el público, esta primera versión cinematográfica de la historia fue protagonizada por James Brolin y Margot Kidder –la Lois Lane de "Superma"n- quienes son George y Kathy Lutz, un matrimonio que, a pesar de conocer el horroroso crimen sucedido en esa casa, decide establecerse allí, con aterradoras consecuencias.

"Amityville II: The Possession" (Damiano Damiani, 1982). Damiani, con experiencia en el spaghetti western y el policial italiano, tuvo a su cargo esta precuela que ya no sigue el destino de los Lutz, sino que narra el crimen de la familia DeFeo, aunque por razones legales sustituyen el apellido por Morelli. Para muchos es la versión más terrorífica, aunque tiene varios elementos de ficción. Burt Young, quien también aparece en la versión que se estrena esta semana, es Anthony Morelli, un abusivo padre de familia que tiene un hijo poseído por el demonio.

"Amityville III: The Demon" (Richard Fleischer, 1983). Tras descubrir una farsa vinculada con sesiones de espiritismo, un periodista decide mudarse a Amityville, donde tendrá que enfrentar a una presencia demoniaca. Aunque en cine se mostró en 3D para dar más miedo, no tuvo buenas críticas. Hoy destaca por una curiosidad: aparecen Lori Loughlin y Meg Ryan en uno de sus primeros papeles en el cine.

"The Amityville Horror" (Andrew Douglas, 2005). Es, a todas luces, un 'remake' de la primera película de la saga, producida en 1979, con los hechos reales aún frescos. Quizás fue el modo Hollywood de refrescar una historia que parecía absolutamente quemada, con rostros conocidos. Esta vez Ryan Reynolds –sí, Deadpool- y Melissa George son el matrimonio Lutz, amenazado por las extrañas energías del lugar. Fue el debut cinematográfico de Chloë Grace Moretz, quien entonces tenía solo 8 años.

"Amityville: el despertar" (Franck Khalfoun, 2017). La última versión hecha hasta el momento es un cambio en el argumento de sus predecesoras. No son los DeFeo ni los Lutz quienes habitan ahora la casa, sino los Walker, una madre soltera con tres hijos menores, uno de los cuales se encuentra en coma, pero vive en su casa con asistencia médica. Mientras la familia trata de acostumbrarse a su nuevo hogar, la casa empezará a hacer su trabajo. Actúan Jennifer Jason Leigh, Kurtwood Smith y Bella Thorne.

ESTRENO
"The Amityville Murders"
Una nueva historia de posesión y crímenes en la casa maldita donde fueron asesinados los DeFeo en 1974
Director: Daniel Farrands
Reparto: John Robinson, Chelsea Ricketts, Paul Ben-Victor, Diane Franklin, Noa Brenner, Zane Austin, Burt Young.

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