ENRIQUE SÁNCHEZ HERNANI

Ramiro Llona (Lima, 1947) es el autor de una de las obras pictóricas más ambiciosas y complejas del horizonte de nuestras artes plásticas. Desde que en 1986, el Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO) le organizara una muestra antológica y críticos destacados como Donald Kuspit, Damián Bayón y Edward Sullivan le destinaran sendos ensayos, el camino estaba dirigido hacia su consagración dentro y fuera de nuestro medio. Sin dejar de lado las telas –cada vez más grandes-, el artista vive ahora fascinado con el arte fotográfico que resulta de presionar la pantalla táctil de su iPhone 5. Pronto expondrá esas imágenes, capturadas durante sus caminatas barranquinas. Mientras tanto, a sus 66 años muy bien llevados, pasa los días con su esposa, Meritxell Thorndike, en su enorme taller de Chorrillos, de donde salen muy poco. Entre otras cosas porque deben cuidar a Ramiro, su hijo de 2 meses.

*Tras décadas de oficio, ¿han variado las indagaciones y hallazgos en tu pintura?*Cuando yo era estudiante, alguien me dijo: “Lo importante es tener algo que decir, la manera se encuentra”. Eso es central. Cezzanne decía una cosa muy bella: “Yo, lo único que tengo, es una sensación”, y se tocaba un lugar en el estómago. Eso es lo que a lo largo de toda la vida uno defiende. Pero a la vez esa pregunta no cesa ni se calma. Con los años, dándole una mirada retrospectiva a mi trabajo, te das cuenta de que pintas desde esa urgencia. Hay días buenos en que el asunto se ordena y se ordena. Al día siguiente te levantas y hay que empezar de nuevo. Ahora lo veo con claridad, pero cuando recién empezaba estaba cargado de angustia y ansiedad.

Imagino que para los artistas que están dentro de la abstracción es más difícil decir las cosas. Sí. Pero yo me he alejado de las certezas hace mucho tiempo. Esa ha sido una de mis grandes libertades. Hay momentos en que te das cuenta de que no puedes escaparte de ti mismo, ni te interesa. El Yo va a aparecer, quieras o no. Eso te da una libertad enorme. Pero yo no sé si la gente que hace pintura figurativa o hiperrealista concluye los cuadros con un grado de certeza mayor o menor que los abstractos. Interpretar la realidad siempre es un proceso inacabable, cambiante.

Lo que ha variado es el tamaño de tus cuadros, fueron creciendo. ¿Por qué? No sé por qué, pero es verdad. Ahora que me lo preguntas, me provoca decirte que es porque me estoy escapando de algo. Como que he querido no dejarme formatear y siempre he ido empujando el lienzo para que sea más difícil verlo. Tengo la fantasía de que con los cuadros grandes se dice más.

En una época me contabas que entre muestra y muestra sentías la necesidad de escaparte a Nueva York y meterte a los museos nuevamente, a pesar de haberlos visitado muchas veces. ¿Por qué? Porque el arte es una conversación con la obra de tus contemporáneos, con la historia del arte, muy entretenida. Pero hay puertos fijos a los que regresas siempre, estaciones que revisitas. Pero también está lleno de voces nuevas. Yo trato de viajar dos veces al año afuera. Trato de vivir una conversación con el mayor número de interlocutores, cercanos o lejanos.

LLONA Y LA TECNOLOGÍA Dentro de tu proceso creativo, ¿qué ha significado la fotografía? Fotografío desde que me fui a Nueva York, por el año 77. De esa época tengo álbumes enteros. Sucede que por donde vivía había estudios que revelaban películas e imprimían copias. Como había mucha competencia, te daban ofertas. Yo regresaba de trabajar y siempre venía con 30 o 40 fotos. Luego las fui organizando.

¿Cómo decidiste que esto debía integrarse de manera formal a lo que es tu obra? Esta exposición no es algo que he hecho, sino algo que me ha sucedido. Esta pasión por la tecnología, por las cosas de Apple, por el Facebook que es como mi canal de luz al exterior, pues salgo muy poco, me ofrecía diferentes maneras de registrar la realidad. Comencé a tomar fotos con el iPhone, pues la calidad de sus lentes es buenísima. Cuando las colgué en el Facebook, se generaron respuestas. Se hizo un diálogo entre las fotos que colgaba y la gente que las veía. Después descubro el Instagram, que es con lo que he trabajado esta muestra. El Instagram me resulta muy familiar, pues las posibilidades que trae se acercan mucho a lo que yo hago con mi pintura. Tomé las fotos de Barranco porque es por donde yo camino diariamente.

Y estás inmiscuido en la tecnología. De las cámaras analógicas has ido a las digitales, al iPad, el iPhone, a la impresora de fotografía digital y manejas varios programas. ¿Cómo así? La familia se ríe de mí, pero todos saben que la primera visita que hago en Nueva York es a la tienda de Apple; yo le llamo el templo (risas). Creo que hay una cosa media erotizada allí. Estoy detrás de la tecnología, de los avances. Es como una extensión de tu ser, pues estos instrumentos potencian tu capacidad de percibir, de registrar la realidad.

¿Interfiere con tu trabajo o lo tienes bajo control? Yo no controlo nada. Yo estoy como entregado a la realidad. Que todo me modifique. No tengo temor de que me vaya a perder en un mundo virtual, porque estoy muy anclado en lo físico de la tela. Además, mi esposa y mis hijos son un cable a tierra.

CUÁNDO Y DÓNDE 1. La muestra Barranco a pie se presentará del 20 de noviembre al domingo 2 de febrero del 2014, en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), en la Av. Grau 1511, Barranco.

2. La muestra Una luz nueva se presenta del 28 de noviembre al 26 de enero del 2014 en Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el Jr. Ucayali 391, en el Centro de Lima.

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