MELVYN ARCE RUIZ

Estas dos historias empezaron casi en paralelo. Una en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, y otra en Sidney, Australia. Mercedes Hernández, la protagonista de la primera de estas historias, era una maestra de escuela que había quedado fascinada con la actuación desde niña y que había tomado la decisión de dejarlo todo para dedicarse a una nueva gran misión: hacer reír al mundo. Al otro lado del océano, Steven Bishop, un dentista con un gran sentido del humor, abandonaba para siempre su consultorio para pintarse la cara de blanco, ponerse los guantes y ser un mimo a tiempo completo. Un día, sin que nadie pudiera predecirlo, el destino los uniría en un mismo camino: El Cirque du soleil.

Mercedes, que ya tenía una vida como clown en Argentina, fue a acompañar a una amigo a una audición para la compañía canadiense, y resultó siendo ella la elegida para el puesto. Steven, que había oído del circo por un amigo que trabajaba en un show de Los Ángeles, se había animado a enviar su material en video sin imaginar que, año y medio después, recibiría una invitación para ser parte del equipo.

Él llegó primero, pero ella se acopló muy bien después. El acto que interpretarían juntos lo habían visto más de una vez, pues es todo un referente para los payasos del mundo, pero había que trabajar mucho en un punto fundamental en la ley del clown: Cada payaso tiene su propia verdad. Y si tomas la verdad de otro payaso estarás mintiendo y en esto tienes que ser verdadero contigo mismo. Esa es la mejor forma de hacer un número una y otra vez y continuar divirtiéndote sin importar las veces que lo repitas, explica Steven Bishop en el camerino de la carpa de Varekai instalada en el Jockey Club del Perú.

Aquí, antes de que se inicie la función, ellos están paseando por los asientos vestidos como unos despitados acomodadores: te llevan al lugar equivocado, te roban el pop corn y hasta a la novia si estás bien acompañado. En la función de estreno ni el ex ministro aprista Rómulo León Alegría se salvó de sus bromas. Fueron por detrás de él y empezaron a lustrarle la cabeza con un pañuelo.

Luego vimos en las noticias de quién se trataba. Cuando yo estaba en Argentina era consciente de todas las personas que estaban allí y le decía a Steven: Tené cuidado, ella es muy famosa, porque había una actriz que no quería exponerse entre el público. A veces es bueno no saber de quién se trata, así nos mantenemos con mayor inocencia. Nos permite trabajar con cierta impunidad, dice Mercedes Hernández.

Esta es la segunda vez que Mercedes visita el Perú; a diferencia de Steven que llega por primera vez.

Entre cada temporada por país, tienen una semana libre y ambos han sabido aprovecharlo al máximo. Steven, quien siempre viaja con su familia, se fue al Cusco, conoció Machu Picchu y concluyó con su hija que habían sido las mejores vacaciones de su vida. Mercedes, que es muy amiga de Wendy Ramos tuvo la oportunidad de conocer a personas que se dedican al clown y se mostró contenta al ver cómo va tomando fuerza esta disciplina.

Pero Mercedes guarda un recuerdo aún más especial de nuestro país: una foto tomada hace nueve años en el Cusco que la hace salir con más fuerza al escenario.

Tenía 22 años y me fui a Machu Picchu haciendo el camino inca. Esta foto es del momento en el que llegué. Sentía tanta satisfacción después de cuatro días caminando. Yo llevo esta foto siempre porque representa un momento de mucho esfuerzo y de la recompensa que llega después de este. Cuando me siento triste o pienso que algo no va salir bien, esta foto me recuerda que la fuerza la tengo dentro, concluye Hernández.

Varekai se presentará en Lima hasta este 24 de febrero. Las entradas están a la venta en Teleticket de Wong y Metro.