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Adriana Ugarte en Lima: entrevistamos a la 'chica Almodóvar' - 1

No han pasado muchos años desde que una niña madrileña soñaba con ser actriz. Convertida en mujer, puede preciarse de haber protagonizado una de las series de televisión más exitosas de los últimos tiempos y también la última película de . Nos reunimos con ella durante el rodaje de su nueva película en el corazón de San Isidro. Porque , la estrella de "El tiempo entre costuras" y "Julieta", por mencionar solo dos títulos, se encuentra en Lima para interpretar uno de los personajes del drama "El sistema solar", que dirigen Bacha Caravedo y Chinón Higashionna. Una adaptación de la obra teatral de Mariana de Althaus con un reparto que incluye a Gisela Ponce de León, Javier Valdés, César Ritter y el niño Sebastián Zamudio.

La cita es al mediodía y la casa elegida como escenario para el hogar de la familia Del Solar no puede ser más apropiada. Allí se desarrolla un drama en plena Navidad, en el que los silencios tienen tanta importancia como las palabras. Adriana interpreta a Inés, la novia del padre, y en cierta forma una intrusa. Asistimos justamente al rodaje de un primer plano suyo para captar las emociones que despierta en ella el diálogo entre los otros personajes. Un instante mágico en el que presenciamos la milagrosa transformación del rostro de la actriz a medida que se pronuncian las palabras. Es un momento muy tenso y revelador en el drama. Las lágrimas apenas aparecen en sus ojos y escuchamos: ¡corten!

Volvemos a la realidad. Dejando de lado a Inés, la actriz vuelve a su personalidad y nos ofrece una sonrisa mientras nos acomodamos para la entrevista dentro del set de rodaje. "En cierto modo es un pequeño papel", dice. "Y la verdad esa es una de las cosas que me atrajo. Fomentar y trabajar más la escucha. Es una parte muy necesaria para los actores. Muchas veces, cuando comienzas a tener papeles protagonistas que están constantemente llevando la voz o la acción, olvidas este ejercicio tan especial que es escuchar y estar presente. Me apetecía mucho este reto".

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—Chaplin decía que el mejor actor es el que sabe escuchar.
Esa es la idea. Y lo es también el mejor ser humano. ¡Qué mal escuchamos en la vida!

­—Acabo de ver cómo hacían un primer plano tuyo mientras tus compañeros de rodaje hablaban. Solo para captar tus reacciones dentro de un enfrentamiento familiar muy duro. ¿Qué piensas de la historia que estás interpretando?
Creo que lo maravilloso de esta película es que reúne a cinco personajes con cinco dramas. Y lo mejor de Inés es que es un personaje con mucho conflicto. Lo único que busca en la vida es tener un vínculo. Es una mujer que no puede tener hijos, que no tiene padres. Que se presenta dentro de una familia como una desconocida y una culpable ante los personajes y, probablemente, el espectador. Y es un personaje que debe ser salvado por el actor. Porque sino está hundido. Inés lo que hace es presenciar un drama muy distinto al suyo. Ella viene de una familia mucho más silenciosa. Hay algo entre abrumador y excitante en este nivel y en este clima de discusión. Por otro lado, es un drama muy español también. Porque allá somos muy latinos. Tenemos esa temperatura al momento de discutir. Y esto no es raro en una cena de Navidad española.

­—Inés es un personaje perturbador dentro de esta familia…
Claro, ni siquiera es solo la novia joven del padre. Pero si de verdad es el amor sincero lo que la une a Leonardo, esa es la herramienta para no convertirme en su verdugo. Si es un personaje auténtico y con ganas de tener un vínculo, para qué la voy a juzgar.

­—Dentro de tu filmografía, Inés tiene coherencia. No es la primera vez que interpretas a una mujer quebrada o en medio de una búsqueda. Vienes de hacer "Julieta", un personaje compartido con otra actriz (Emma Suárez). ¿Cómo te enfrentaste a él?
Es un personaje maravilloso. Poder compartirlo es un reto que muy pocas veces se plantea. Pero también Pedro [Almodóvar] es un director con el que no tienes el control absoluto del personaje. Ni tienes que lidiar con esa búsqueda de la misma identidad porque él como director de orquesta lo hizo por separado. Emma y yo no trabajamos similitudes ni semejanzas. Lo hizo Pedro. Trabajar con él es muy distinto que con otros directores. 

­—Me imagino que te intimidó la idea de trabajar con él.
¡Claro! Siempre hay una mezcla de todo. Estás en la luna de contenta. Estás excitada y llena de inseguridad a la vez. Te da miedo comenzar un proyecto sabiendo que es dirigido por alguien que es perfeccionista y exigente. Él hace muy bien en ser como es.

—¿Cómo te aproximas a cada papel? En "El tiempo entre costuras" y "Palmeras en la nieve" interpretas a mujeres diferentes pero cargadas de emoción.

Para mí el reto de los trabajos que se plantean es tratar de llegar al alma de ese ser humano que considero que es real. Y que difiera del alma de otro porque el cuerpo no me lo puedo cambiar. El reto es conseguir algo camaleónico que provenga desde dentro. Y es verdad que tengo una adicción a este tipo de personajes fuertes y frágiles a la vez. El punto de partida cuando me enfrento a un personaje es tratar de escucharlo. Tratar de sentir lo que me quiere decir.

­—¿Cuánto ha evolucionado tu idea de ser actriz desde que tenías las ganas de serlo hasta ahora?
Tengo mi idioma, que es el castellano, y luego tengo otro lenguaje, que es ser actriz. Para mí es como otra lengua materna. No me imagino no siendo actriz. Creo que si no existiera esta profesión la haría igual. Es como una especie de alimento. Es mi función en la vida. Y a través de ella es que puedo desempeñar la labor que tengo en este mundo. En cuanto a la peor parte de ser actriz es que a veces una puede ser demasiado ilusa de pensar que esto solo es magia. Hay un sistema detrás de esta profesión y a veces funciona bien o mal. Cuando ves injusticias o abusos, o cuando ves que se prioriza el elemento económico sobre el humano, eso duele.

­—¿Es en ese momento que el actor debe pronunciarse? ¿Qué piensas de los mensajes que envían los actores durante las premiaciones o en manifestaciones como las que ocurren actualmente en Estados Unidos?
Bueno, los actores son seres humanos. Y al serlo son ciudadanos que forman parte de su país. Creo que tienen el derecho a manifestarse y alzar la voz. Es cierto que al ser personajes públicos sus voces tienen mayor difusión e impacto social. Por eso creo que tenemos que ser cautos con el mensaje que transmitimos. Creo que hay que meditarlo y valorarlo bien. Hay que medir bien las palabras y el mensaje que vas a enviar. Vas a llegar a mucha gente y tienes que controlar el ego o la necesidad de impresionar. 

­—El sábado pasado, en la entrega del Goya, uno de los mensajes constantes se refería al desempleo de los actores en España. Un mensaje de solidaridad y antisistema. ¿Cuál es la responsabilidad que tiene una actriz con trabajo y éxito?
Mi responsabilidad es toda. Honrar cada día el trabajo que tengo. Tengo que hacerlo con todo el corazón y el esfuerzo. Consiste también en ayudar a esos compañeros sin trabajo y en no dejar de ser crítica conmigo misma y con el resto. Porque existe una dinámica en casi todos los países: trabajan siempre los mismos. Y se alaban unos a otros perdiendo el enfoque crítico. Y hay muchas películas que debemos revisar. Muchas películas maravillosas que no se han visto ni valorado. Mi responsabilidad es no dejar de ser una espectadora crítica.

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