Concussion: la increíble historia que fue ignorada por el Oscar
Concussion: la increíble historia que fue ignorada por el Oscar

Con frecuencia, las semanas previas a la entrega de los premios están marcadas por distintas controversias: de la edad de los votantes de la Academia y su poca diversidad racial, a los olvidados y postergados que se quedan fuera de las candidaturas.

Pero esta vez se trata de un debate de fondo: la ausencia de actores afroamericanos se hizo notar este año en las listas de nominados al principal galardón de la industria cinematográfica.

El ejemplo más reciente son los nominados a las mejores actuaciones para los premios que se entregaran el próximo 28 de febrero. Y una de las películas que podría haber dado personajes afrodescendientes es "Concussion" (titulada "La verdad oculta" en Latinoamérica), donde el popular Will Smith interpreta al doctor Bennet Omalu.

"La verdad oculta" narra la historia de cómo Omalu logró identificar una enfermedad degenerativa (traumatismo craneoencefálico crónico) que afectaba exclusivamente a los jugadores de fútbol americano y que estaba causando serios problemas a algunos profesionales retirados.

"El comienzo fuerte está en el retrato de Omalu –con un gran trabajo de Will Smith en expresividad y carisma– y la muerte que le llevó a determinar las consecuencias de las repetidas concusiones que sufre un jugador de Americano", señaló el crítico de cine Rafael R. Deustúa.

La Academia pasó por alto el papel de Smith, que fue alabado por la crítica al momento del estreno. Al actor, que es considerado el más rentable de Hollywood por la revistas Forbes, no le alcanzó para llegar al quinteto de candidatos, donde figuran Matt Damon y Leonardo DiCaprio, entre otros.

Pero más allá de la polémica, el corazón de "Concussion" es una historia de la vida real que sacudió los cimientos del deporte más popular y rentable de EE.UU. y que puso en jaque a la entidad que lo maneja: la Liga Nacional de Fútbol Americano (National Football League, NFL).

EL DIAGNÓSTICO DEL CTE
La película se basa en dos documentos: un artículo de la revista GQ sobre los hallazgos del doctor Omalu y el libro basado en dicha investigación producido por la periodista estadounidense Jeanne Marie Laskas.

La historia comienza en septiembre de 2002, con la repentina muerte de una leyenda de este deporte: el centro defensivo de los Acereros de Pittsburgh Mike Webster, considerado uno de los mejores de su posición en la historia de la NFL.

La causa de su muerte fue informada como un ataque al corazón. Sin embargo, el cuerpo fue analizado por Omalu, quien había llegado a EE.UU. desde Nigeria y se había especializado en temas forenses y neurología.

El asunto es que cuando Omalu revisó el cadáver se encontró con serias lesiones en la cabeza del exjugador que lo llevaron a pensar que el diagnóstico de una falla cardiaca no era preciso.

"Al analizar la cabeza de Webster, nos encontramos con daños semejantes a los de las personas que sufren de alzhéimer o demencia. También similares a las que se encuentran en algunos boxeadores", expresó Omalu a GQ.

Con este primer diagnóstico, Omalu se dedicó a estudiar los cuerpos de otros seis jugadores de la NFL que habían muerto prematuramente con una hipótesis en mente: los resultados de los análisis hechos en Webster eran parecidos a los de los boxeadores que reciben constantes golpes en la cabeza y que sufren un mal conocido como "demencia pugilística". Algo similar, pensó el médico, podría estar causando la muerte en los profesionales de la NFL.

Su revelación fue presentada de manera científica en 2005 en la revista Neurosurgery con un título provocador: "Traumatismo Craneoencefálico Crónico (CTE, por su siglas en inglés) en un jugador de la NFL".

Allí señaló que la sucesión de golpes que reciben los jugadores (concussions, en inglés, y el origen del nombre de la película) le producían daños severos a nivel neurológico, lo que a su vez generaba en ellos un cambio de personalidad, pérdida temporal de la memoria, náuseas, trastornos compulsivos y en algunos casos, los conducía a la muerte prematura por suicidio.

E hizo una petición que parecía lógica: cambiar las reglas del juego para evitar los daños a nivel neurológico y hacer un estudio real sobre las condiciones que causaban este trauma.

"Estamos ante un problema de salud pública. Los deportes de contacto son un peligro para la salud, especialmente para los más jóvenes", dijo Omalu al diario español ABC.

Sin embargo, su caso era el de un David –un médico inmigrante africano– contra Goliat -la poderosa NFL que mueve un negocio alrededor del deporte cercano a los US$4.000 millones al año.

LA BATALLA
La respuesta al artículo científico no se hizo esperar y fue una dura batalla legal: el departamento médico de la NFL le pidió a Omalu que se retractara de sus afirmaciones.

Pero Omalu decidió continuar. Realizó análisis en los jugadores de la NFL Terry Long y Justin Strzelczyk, quienes se habían suicidado después de dejar el deporte, y halló que el cerebro de estos dos jugadores –que tenían 45 y 36 años en el momento de su muerte– eran similares a la de un anciano de 90 años que sufre mal de Alzheimer.

En 2006, publicó los resultados de sus nuevas investigaciones. Y la NFL continuó afirmando que no había ninguna "evidencia" científica que soportara el caso de Omalu y el traumatismo craneoencefálico crónico.

"En mi opinión, la única evidencia científicamente válida de encefalopatía en atletas es en el boxeo y en algunos jinetes de caballos", dijo en ese momento a los medios la doctora Ira Casson, del comité médico de la NFL.

Sin embargo, los hallazgos del doctor nigeriano comenzaron a abrir otro camino: el de las demandas.

Decenas de familiares demandaron a la Liga por su omisión en el cuidado de los jugadores mientras eran profesionales. Actualmente la NFL afronta una demanda colectiva de 4.000 exjugadores por esta razón.

Ante la abrumadora evidencia, la NFL decidió ceder y en 2009, siete años después de la muerte de Webster, aceptó la relación entre los golpes y el CTE diagnosticado por Omalu.

Actualmente la NFL vive un proceso de cambio en inclusive el presidente de EE.UU., Barack Obama, hizo un llamado a revisar las normas para evitar que el CTE se siga viendo en los jugadores profesionales.

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