La película peruana "Caiga quien caiga" narra la historia de la captura de Vladimiro Montesinos (Foto: Difusión)
La película peruana "Caiga quien caiga" narra la historia de la captura de Vladimiro Montesinos (Foto: Difusión)
Sebastián Pimentel

Poco a poco comienza a engrosar la lista de filmes nacionales de ficción que pretenden recrear algunos episodios del pasado reciente del Perú. La mayoría se ha ocupado de la época posterior a la caída de Abimael Guzmán. Y quizá, en ese grupo, se encuentren las propuestas más interesantes, de tono íntimo, reflexivo y dramático, como "La teta asustada" o "NN". Otras, sin embargo, como "La hora final" (2017), pretenden enfundarse en los moldes del 'thriller' persecutorio, con resultados muy deficientes.

En ese último rubro también podemos colocar a , dirigida por Eduardo Guillot. Se trata de una adaptación del libro homónimo del procurador anticorrupción José Ugaz, en el que se cuenta la forma en que se puso entre rejas al temible asesor del presidente Fujimori. La película no quiere ser, tampoco, una representación totalmente fiel de los hechos. En los rótulos iniciales se dice que la película "está inspirada" en la crónica de Ugaz, y de hecho toma a este como héroe de la historia.

El 'thriller', al parecer, ha tenido cierta acogida en las salas de cine. Pero esto no significa que se trate de una buena película. El fenómeno puede explicarse por otras razones. Para empezar, se trata de una película más directa y dinámica que otras de su naturaleza, en su afán de contar con fluidez una historia de tipo policial, articulada en función a la pesquisa y contada desde dos puntos de vista antagónicos: el del villano Montesinos (Miguel Iza) y el del héroe Ugaz (Eduardo Camino).

En ese sentido, Guillot cumple dos funciones muy primarias. Una es la mencionada, de tipo narrativo. Con sus tomas aéreas por la ciudad de Lima, y a partir de diálogos rápidos y poco imaginativos, la cinta es expeditiva y sin pretensiones "artísticas" logra exponer la aventura del gato y el ratón. La otra función es la didáctica. Con claridad y ánimo informativo, vemos cómo Montesinos es traicionado poco a poco por todos sus secuaces y socios, empezando por Alberto Fujimori, y cómo este monstruo todopoderoso se ve atrapado en su propia red.

Pero más allá de este nivel básico, queda poco por valorar en la propuesta de Guillot. Todo el filme se desluce con no pocas torpezas y falta de sensibilidad fílmica a nivel de actuaciones declamativas y teatrales. La fotografía de César Fe debe ser de las más flojas del cine peruano reciente. Con filtros blancos y celestes que dan a la imagen un tono de publicidad aséptica, lo único que comunican es la mediocridad de una cinta ingenua, que evita explorar la complejidad del material histórico que la inspira.

Lo más rescatable, en medio del dualismo que reduce todo al enfrentamiento entre Montesinos y Ugaz, es Miguel Iza. No obstante lo artificial de su excesivo maquillaje en el intento de convertirlo en un doble del personaje real, Iza ofrece una interpretación para adentro, que interioriza sus afectos y contrariedades con miradas penetrantes y reflexivas, al borde de la impotencia y la rabia. Por eso también que el cerco que lo va asfixiando en sus fugas y estrategias de salvación dan, de lejos, lo mejor de "Caiga quien caiga".

En la orilla opuesta, el problema mayor es José Ugaz. Absorto en su apariencia cándida, de rasgos sentimentales inverosímiles –la secuencia de rapto romántico con la investigadora de una ONG es de las más ridículas del cine peruano–, se trata de un personaje muy fallido. Así, más allá de un recuento de hechos donde podemos entrar un poco en la cabeza de Montesinos, la cinta naufraga irremediablemente. De Laura Bozzo a Matilde Pinchi Pinchi, solo queda un desfile de personajes pintorescos y bastante anodinos.

AL DETALLE:
Puntuación: 1 ½ / 5 estrellas
Género: thriller.
País y año: Perú, 2018.
Director: Eduardo Guillot.
Elenco: Miguel Iza, Eduardo Camino, Javier Valdés, Kukuli Morante.

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