Wim Wenders: repasamos la carrera de este emblemático cineasta alemán

Hubo un tiempo en que, desde su exploración y su respeto hacia la cinefilia, la obra del director Wim Wenders generaba una expectativa parecida a la que produce un concierto de rock o pop de avanzada. Una etapa fulgurante que llegó, probablemente, hasta mediados de los 90. Hoy Wenders, de 73 años, sigue en actividad y concita la atención, sobre todo, por sus documentales.

Un título del realizador alemán se estrenará mañana en los cines locales. Se trata de "Papa Francisco: un hombre de palabra". Este documental dista de tener un tono crítico. Sus imágenes se centran en capturar las revoluciones propiciadas por el Sumo Pontífice. Sobre este filme, Wenders dijo a la agencia Reuters: "Estamos viviendo en un tiempo absolutamente inmoral y nuestros líderes políticos, líderes poderosos, son enanos emocionales. Así que quería que este gigante emocional nos hable".

CONTAR Y CONTEMPLAR
De joven quería ser sacerdote. O pintor. Finalmente, la cinefilia le ganó. Wenders se convirtió en cineasta.

La cámara estaba ahí. Pero ¿cómo se cuenta una historia? Había que aprender al respecto. Recurrir al ensayo y error. Explorar. O simplemente dejarse llevar por la carretera (la 'road movie' es una de sus debilidades) y los paisajes. Wenders también empatizaba con los personajes errabundos y perplejos. Esos talantes son parte de "Alicia en las ciudades" (1974) o "En el transcurso del tiempo" (1976), películas tan libres como extraordinarias.

Había otras influencias que inducían a Wenders a forjar un estilo propio y tan distinto de la estética de Rainer Werner Fassbinder o Werner Herzog, sus excepcionales colegas y compatriotas. Ahí estaban su devoción por el rock y pop con mística, varios cineastas estadounidenses (John Ford, Samuel Fuller) o el director japonés Yasujiro Ozu, cuya obra registra el discurrir de la vida y sus vacíos.

Pero a veces no se podía contar una historia. En su lugar, estaba el poder del retrato. En "Relámpago sobre el agua" (1980), Wenders filmó la muerte inminente del cineasta Nicholas Ray.

En otros títulos, Wenders sintetizó la contemplación, la narración y la errancia. En la irrepetible "Paris, Texas" (1984), un hombre aparentemente amnésico (Harry Dean Stanton, fallecido a los 91 años en el 2017) intenta hallar a su esposa e hijo. El filme ganó la Palma de Oro del Festival de Cannes.

Hay mucho más: la magistral, futurista, excesiva y planetaria "Hasta el fin del mundo" (1991), o "El cielo sobre Berlín" (1987), con su romanticismo desesperado y metafísico protagonizado por unos ángeles que anhelan experimentar los deseos y las desdichas de los mortales. Era un Wenders en estado de gracia. Se extraña esa época. Como consuelo, sus películas siguen ahí, intactas.

PONTÍFICES EN PANTALLA
"Habemus papam" (2002)
Elegancia y sofisticación cinematográfica en el territorio de la ficción pura. Aquí el gran director italiano Nanni Moretti explora las angustias y dudas de un recién elegido Papa (Michel Piccoli). Ante la incertidumbre, se solicitará la presencia de un psiquiatra interpretado por el mismo Moretti. Entonces colisionarán conceptos como inconsciente y fe. "Habemus papam" propone un delicado equilibrio entre la sátira, la mirada sutil y el retrato de un ser humano desconcertado. Al estilo de Buñuel, Moretti bien podría decir: "Gracias a Dios soy ateo".

"Llámame Francisco" (2015)
Rodrigo de la Serna encarna convincentemente a Jorge Bergoglio en esta miniserie que parte desde su juventud en Buenos Aires. Un momento imperdible: la recreación de la visita de Jorge Luis Borges al colegio en el que enseñaba el religioso y maestro jesuita.

"El joven Papa" (2016)
Sátira desbocada y de un admirable esplendor audiovisual a cargo de Paolo Sorrentino, el director italiano y ganador del Óscar. La serie apuesta por la heterodoxia para intentar invocar la espiritualidad. En su elenco se lucen Jude Law y el peruano Ramón García. El diario oficial del Vaticano publicó una reseña a favor de la ficción.