Giovanni Sartori: el hombre que desconfió de las pantallas
Giovanni Sartori: el hombre que desconfió de las pantallas

Miro una pantalla, luego existo. Esta podría ser la premisa de más de un 'millennial' que se debate en la indecisión de husmear en Instagram o en Tinder, o cuyo conflicto cotidiano se reduce en la duda de procrastinar en Netflix o en YouPorn. 

Giovanni Sartori, el intelectual y politólogo italiano que falleció ayer por complicaciones respiratorias a los 92 años, fue un observador escéptico de estos tiempos poblados por personas con una tendencia natural a encorvarse hacia una pantalla y que padecen nuevos males como la nomofobia, la cual consiste en el pánico de no tener consigo el celular. Un abismo tecnológico y visual tan bien representado en series fascinantes como "Black Mirror" (dan ganas de imaginar que Sartori fue uno de sus connotados guionistas). 

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LA TRAGEDIA DE MIRAR
Los dardos de Sartori hacia las pantallas están condensados en su clásico "Homo videns. La sociedad teledirigida" (1997). Para el italiano, esta especie solo cree en lo que ve. Estas imágenes pueden provenir de eventos deportivos, la pornografía o el WhatsApp. El riesgo es que este bombardeo atenta contra el pensamiento abstracto, el cual es crucial para la construcción del pensamiento liberal y democrático que sostiene a buena parte de las civilizaciones occidentales. En resumen: la televisión y otros aparatos son una tragedia para la democracia. Lo que no se ve es incomprensible para el 'Homo videns'. 

Pese a esta visión apocalíptica, Sartori conservaba la fe. Creía en que la vigencia del 'Homo videns' es insostenible y que este cedería su lugar algún día, aunque no precisaba cómo ocurriría esto. 

PENSADOR VERSÁTIL
La democracia fue acaso la mayor obsesión de Sartori. En la recepción del premio Príncipe de Asturias 2005, él afirmó: "En mi ya larga vida de estudioso he sido extravagante, he enseñado asignaturas distintas y me he ocupado de todo un poco. Y es que soy un animal curioso. Pero en mi extravagancia la democracia, la teoría de la democracia, ha sido un hilo conductor constante". 

Su obra da cuenta de esta variedad. Ahí figuran libros como "Partidos y sistemas de partidos" (1980) o "La sociedad multiétnica. Pluralismo, multiculturalismo y extranjeros" (2000). Uno de sus últimos trabajos lleva el título elocuente de "La carrera hacia ningún lugar" (2016). Toda una declaración de principios.

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