Denegri también tuvo una intensa cercanía con la calle: Lima podía ser la ciudad caótica que lo sorprende ingratamente o el espacio amable de sus recuerdos.
Denegri también tuvo una intensa cercanía con la calle: Lima podía ser la ciudad caótica que lo sorprende ingratamente o el espacio amable de sus recuerdos.
Enrique Planas

Movimientos de mantis religiosa, gestos de hombre descreído, respuestas contundentes en la pantalla. Por décadas, (1938-2018) adecentó la televisión peruana con programas que podían cambiar de nombre, pero no así su puesta en escena: un hombre en saco y corbata, reflexionando solo frente a la cámara o con la lúcida compañía de su entrevistado de turno.

Experto en gallística, sexólogo, feroz crítico literario atento siempre a los aspectos formales de la escritura, experto en lingüística (especialmente en gramática y lexicografía), melómano, amante del cajón o, en sus propias palabras, polígrafo autodidacto: nada humano le fue ajeno. O casi. “Sexo, amor y otros placeres de la lengua”, libro póstumo que edita Debate, reúne cien artículos publicados en su columna semanal en El Comercio entre los años 2013 y 2018. Por cierto, las colaboraciones dominicales del misántropo más popular
alcanzaron en la web del diario envidiables picos de lectura, superando algunas veces las 100.000 vistas.

En sus páginas, el popular intelectual reflexiona sobre los temas más diversos, pero siempre teniendo como ejes el sexo y el lenguaje. En feliz convivencia, encontramos comentarios sobre la frecuencia de la práctica coital y los efectos del empujón pélvico, junto a las fábulas de Jean de la Fontaine o la definición de la palabra ‘peruanidad’.

—MAD, el personaje—

En su primer libro de cuentos “Tres noches de corbata” (1987), el escritor Fernando Iwasaki se inspiró en el desaparecido MAD para su relato “El tiempo del mito”. Su personaje, Baldomero Denegri, es un profesor universitario alto, de enfermiza delgadez, natural excentricidad, productor de caóticos amasijos de rocambolescas teorías. Híbrida criatura inspirada en los reales Baldomero Cáceres (padre) y Marco Aurelio Denegri, el personaje de ficción es hallado
muerto por sus alumnos y, tras encontrar su testimonio en un manuscrito, el lector advierte que en su deceso tuvo que ver un ritual chamán y el consumo de alucinógenos prehispánicos. En ese trance, don Baldomero Denegri había logrado encontrarse, frente a frente, con el letal dios Jaguar de los antiguos chavín.

Desde Sevilla, donde radica, Iwasaki recuerda el proceso de creación de este personaje. “Baldomero Denegri es un intelectual alternativo,
con intereses y conocimientos que no son convencionales. Un profesor que defendía el consumo de drogas, algo que, en los años ochenta, resultaba completamente transgresor, pero que ahora es un tema que no asusta a nadie”, señala. Para el autor de “Neguijón”, Denegri (tanto el personaje ficticio como el intelectual real) encarna al tipo de profesor capaz de establecer conexiones entre diversas disciplinas. Un académico que en sus clases no solo domina la cultura
canónica, sino que puede relacionar también los cómics, el cine o la música para sus análisis.

En ese sentido, podemos pensar en Marco Aurelio Denegri como un precursor local de la trasversalidad del conocimiento.

—Las fuentes del pensamiento—

Personaje inconfundible por su personalidad y su discurso, MAD tuvo un éxito inédito en un medio televisivo comúnmente arisco con la cultura. A inicios de los años 80, Mario Vargas Llosa protagonizaba el programa “La torre de Babel”, pero para gran parte de la audiencia resultó difícil seguirle el paso. Por el contrario, la apuesta televisiva por Marco Aurelio Denegri se basó en su capacidad didáctica. Con su curiosa y a veces rocambolesca erudición, MAD sabía explicar a la audiencia desde la necesidad de cultivar el lenguaje, hasta animarla a abrirse a temas tabúes para la época como eran la sexualidad y sus performances. Sin duda, su personalidad docente resultó mucho más empática que la de cualquier otra figura intelectual.

¿Cuáles son las fuentes del pensamiento de Denegri? En las páginas de su libro póstumo, el columnista se apoya en los estudios del célebre
sexólogo estadounidense Alfred Charles Kinsey, recurre al psicólogo
social Erich Fromm para pensar la naturaleza del amor y al escritor
Julio Ramón Ribeyro para analizar la incapacidad de algunas personas para la vida social. Y, reiteradamente, revisita autores como el padre del psicoanálisis Sigmund Freud, el antropólogo Claude Levi Strauss o los fundamentales filósofos Bertrand Russell y José Ortega y Gasset. Asimismo, es capaz de poner a dialogar a Mahoma con Lutero, a Nietzsche con Flaubert, a la Biblia con “El libro rojo” de Mao, y nos lleva al archipiélago de la Melanesia para divulgar las investigaciones
de William Davenport sobre las conductas sexuales en comunidades
no contactadas, donde, por ejemplo, la eyaculación precoz es práctica celebrada.

Estas y muchas otras lecturas retratan a Marco Aurelio Denegri como un intelectual de su época, heredero del pensamiento estructuralista, la gran consecuencia teórica del pensamiento marxista en la primera mitad del siglo XX. Como nos recuerda Fernando Iwasaki, fue Karl Marx el primero en crear una teoría que funcionara como un sistema donde todo se relaciona y se explica por razones económicas. “Ese razonamiento era el corazón de una ideología y una interpretación de la historia. Y si trasladamos esa ambición al psicoanálisis, a la lingüística y a la antropología estructural, nos encontramos con el
mismo esquema sistémico”, afirma.

En efecto, ese sistema de pensamiento influenció en la formación
de los intelectuales de la generación de MAD, a fines de los años 50. Luis Jaime Cisneros, su querido maestro, fue profundamente influenciado por Ferdinand de Saussure, pensador fundamental para entender el signo lingüístico, cuyas teorías también sirvieron a Denegri para sus reflexiones sobre el lenguaje.

Sin embargo, en sus columnas compiladas en este libro, Denegri no
solo reflexiona apoyándose en sus eruditas lecturas. Las conexiones que establece para reflexionar sobre el furor uterino, la estupidemia o el cucarachicidio tienen que ver también con su intensa cercanía con la calle. Para el autor, Lima es la ciudad caótica que lo sorprende ingratamente o el territorio amable de sus recuerdos de décadas pasadas.

—Un lúcido pesimista—

En más de una ocasión, Denegri cita al británico premio Nobel de Medicina Peter Medawar, quien afirmaba que la inteligencia había comenzado a disminuir en el mundo a partir de la década de 1940. A este categórico pesimismo, MAD añade: “A mí me parece que la inteligencia seguirá disminuyendo indefinidamente, puesto que nuestra especie involuciona crecientemente. Escasea la gente de
entendimiento y abunda la gente estúpida”.

Para el entrañable conductor de “La función de la palabra”, nuestra
involución como especie no tiene que ver solo con nuestras alicaídas facultades intelectuales. También nuestra capacidad reproductiva se encuentra en picada, pues afirma en sus textos que la potencia sexual está disminuyendo en el mundo desde hace 30 años, a causa del desatado consumo de drogas. “Efectivamente, la droga está vegetalizando a la humanidad y una humanidad vegetalizada es sexualmente impotente”, señala.

MAD tantea la realidad, describe, analiza, interpreta. Se permite incluso divagar, aunque siempre atando cabos con la libertad que le permite su erudición. Y todas estas conexiones le provocan desazón frente al futuro. Así, por ejemplo, en su texto “Agresión y violencia”, el autor afirma categórico: “Considerando la destructividad, la brutalidad y la estupidez de la especie humana, yo comparto la opinión de Lorenz de que es inútil seguir buscando el eslabón perdido, porque el eslabón perdido somos nosotros”.

“Yo no estoy en contra de las ilusiones, siempre y cuando sean fundadas”, advierte el autor mientras ensaya sobre el amor, el sexo y el matrimonio. Denegri es un aguafiestas para las almas convencionales, apegadas a las formas sin cuestionar los contenidos. Por ello, cuando analiza el amor de pareja, se pregunta en frío, imparcialmente, si es posible amar a más de una persona al mismo
tiempo.

“Para averiguarlo, hay que tener en cuenta cuatro puntos: la definición de amor; la capacidad de amar; la posibilidad de que una sola persona, a la que precisamente amamos, satisfaga todas nuestras expectativas e ilusiones; y finalmente, el costo relacional”. Análisis más objetivo, imposible.

—Defensa del batiburrillo—

Una palabra amada por Marco Aurelio Denegri era ‘batiburrillo’, que se refiere a la mezcla de cosas revueltas, sin orden e inconexas, que se desdicen entre sí. MAD afirmaba que sus ensayos constituían un batiburrillo de ideas, sin claro propósito. Sin embargo, es evidente que los cien textos reunidos en “Sexo, amor y otros placeres de la lengua” llevan un apasionado objetivo docente.

Propósito que se ejemplifica en su artículo “Desfiguraciones reprensibles”, donde desarrolla su terca defensa por mantener intactas las letras de las canciones populares. “Si en general es atrevida la ignorancia, entonces en particular, en cosas del idioma, es temeraria”, afirma. MAD lamenta cómo se ha desfigurado grotescamente la clásica ranchera compuesta por el mexicano Emilio de Uranga, cuya letra decía: “Te voy a hacer tus calzones / como los usa el ranchero / con los comienzos de lana / con los acabos
de cuero”.

Denegri afirma: “Los ignorantes presumieron que esos acabos, tan expresivos y graciosos, eran y no podían dejar de ser patente gazapo, y en consecuencia rehicieron la estrofa así: ‘Te voy a hacer tus calzones / como los usa el ranchero / te los comienzo de lana / te los acabo de cuero”.

Lamentar la deformación de una popular ranchera mexicana no es
la simple queja de un purista. Para MAD, si estas pérdidas del sentido
resultan “una aberración de marca mayor” es porque dan cuenta de otro fenómeno: la progresiva pérdida del sentido del lenguaje. Un peligro que hacía encender las alarmas del desaparecido lingüista.

DATOS
Título: “Sexo, amor y otros placeres de la lengua”
Autor: Marco Aurelio Denegri
Editorial: Debate
Páginas: 214

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