MELVYN ARCE RUIZ (@Estenopeica) Redacción Online

Empezar un concierto con una de esas canciones que todo el mundo pide y que los artistas prefieren guardar para el final del show no puede tener otro efecto que el de convertir al público en una máquina demoledora. Blur salió al escenario en una ordenada fila india que dejaba a Graham Coxon, Damon Albarn, Dave Rowntree y Alex James ubicados como alumnos aplicados en sus respectivos rincones del escenario y cuando el juego de luces daba la orden para empezar, las casi 10 mil personas en la explanada del Estadio San Marcos según cifra proporcionada por los organizadores del evento parecían multiplicarse al ritmo de una rotunda Girls Boys. Y es que anoche la banda que se convirtió en uno de los nombres representativos de la movida inglesa de los años noventa se metió en cuestión de segundos al público al bolsillo y nos hizo vivir algunos de los mejores momentos musicales del año (y quizás de todos los que hemos presenciado desde que se inició el llamado boom de conciertos internacionales) con sus experimentos sonoros y una entrega que solo suelen presumir los que recién empiezan en este negocio.

Fue a inicios del 2000 cuando los integrantes de Blur dejaron de tocar juntos para curarse de un mal del que nadie –ni siquiera las estrellas de rock- parecen librarse: la monotonía. El ritmo de conciertos, sesiones de composición, grabación y entrevistas aburrió a tal grado al cuarteto británico que estaban dispuestos a hacerle honor a su nombre y borrarse para siempre del mapa, cosa que incluso anunciaron en el 2012.

Sería pocos meses después en ese mismo año que recibirían una propuesta lo suficientemente interesante como para que se animaran a volver a verse las caras en un escenario: un concierto en el marco de las Olimpiadas de Londres. El show les sirvió para reencontrarse con el sentimiento que los llevó a crear una banda de rock: ese espíritu despreocupado con el que salen a tocar solo por amor a la música y que se convirtió en la característica constante de los artistas que vimos anoche en San Marcos. Un lugar que aunque lucía muchos asientos vacíos, retumbó como pocas veces suele ocurrir en un auditorio local.

Buenas noches. Esta es nuestra primera vez en Lima y es un gusto conocerlos”, lanzó Damon Albarn primero en español y luego en inglés para alocar un poco más a los ya muy alborotados presentes. Seguirían otra tanda de clásicos: There’s No Other Way, Beetlebum” y Out of Time, que llevaban a Albarn de un lado al otro del escenario, dejándolo incluso parado sobre el bombo de la batería tocando con demencia una guitarra acústica que combinaba a la perfección con los solos que al otro extremo protagonizaba Coxon. De vez en cuando, Albarn le lanzaba chorros de agua a los que estaban en las primeras filas y sonreía dejando al descubierto un diente de oro. Luego seguía paseando por todos lados, enredando adrede el cable de su micrófono para coronar la travesura con el ingreso inmediato de un miembro de producción.

Los acompañaban un coro góspel de cuatro cantantes y una terna de trompetistas que entraban y salían de acuerdo a la canción. La presencia de ambos en Caramel, lo mejor de la noche sin lugar a dudas, fue fundamental para ese efecto de encanto en el que quedaron todos mientras Albarn parecía un joven músico loco dirigiendo a una orquesta demencial, pasando de los sonidos típicos del pop y el rock a una estructura mucho más compleja: por momentos soul, por momentos punk…

Poco después se produciría una de las escenas más emotivas de la noche: los integrantes de Blur, que se habían enterado por medio de la prensa local de la muerte de Lou Reed el pasado domingo, le dedicaron un sentido homenaje al ritmo de “Satellite of Love”, uno de los clásicos del ex Velvet Underground con el que Albarn llegó a grabar una canción para Gorillaz. ¡Lou, Lou, Lou, coreaba la gente mientras Albarn aplaudía el gesto.

La nostalgia del amigo perdido se iría dejando de lado con temas más lúdicos como “Country House”, donde Albarn bajó del escenario para bailar con el público y lanzarles otros grandes chorros de agua. En Parklife aparecería sorpresivamente Phil Daniels, el actor inglés que salía en el video oficial de la canción, para cantarla junto a Damon y luego desaparecer del escenario tan pronto como llegó. End of a Century y This is a Low serían los temas con los que el grupo hacía el ademán de irse. Buenas noches, Lima, diría Albarn para regresar luego con un encore de cuatro canciones.

Fue un placer estar aquí y espero que nos recuerden, diría el cantante antes de despedirse ya de manera definitiva con “The Universal” y “Song 2”. Epílogos perfectos para un concierto que le puso la valla mu alta al resto de grupos que llegarán por nuestra ciudad.

Fuiste al concierto de Blur, ¿qué te pareció?

SETLIST 1. Theme from Retro 2. Girls Boys 3. There’s No Other Way 4. Beetlebum 5. Out of Time 6. Trimm Trabb 7. Caramel 8. Coffee and TV 9. Satellite of Love 10. Tender 11. To the End 12. Country House 13. Parklife 14. End of a Century 15. This is a Low

Encore:

16. Under the Westway 17. For Tomorrow 18. The Universal 19. Song 2