Una foto tomada durante el concierto. (Foto: Cynthia Koehler)
Una foto tomada durante el concierto. (Foto: Cynthia Koehler)

La silueta perfectamente espigada contra un teln de rojo intenso que empieza a arder bajo el can de luz y la sensacin trmica: son las 9 en punto de la noche cuando Chan Marshall no dice ni hola antes de presentar su propuesta en crudo y sin anestesia. El rasgueo es tan prolongado como su voz que sube y baja hirindose en un diapasn surtidor de canciones cuyo principio y final se lican en estricto cumplimiento de la amenaza que la chica de Atlanta lanz desde este su diario amigo: tocar algo que nadie conoce.

Seran, entonces, los aplausos de la zona de ataque delimitando cada tema? fracturado, distorsionado, trasvasado y eventualmente incinerado en el precioso fuego fatuo de cuerdas, las vocales y las accionadas por electricidad. Pero inclusive en medio de semejante mar difuso se advirti el paso fugaz de Satisfaction empatado con un Fool menos distinguible por su filo que por su lrica: Querer vivir y rer todo el tiempo / sentada a solas contigo / el t y el crimen. Para que la marea lenta de esa belleza llamada Lived in bars borde un primer bloque de cuarenta minutos que se resuelven en un country cuyo bajo, de grueso calibre, inicia recordando a He war y termina en una devastadora pieza de rocanrol artillero. Tanto que la ms oscura noche de Lima dibuja a una Chan que la audiencia trendy ignora: la chica grunge, la guapa del barrio. La que crees que te est acariciando cuando te abofetea. Y t sangras. FALSO TECLADO Coloca delicadamente la guitarra en su parante y se dirige lentamente al piano. Aplausos. Se sienta contra el teclado. Transpira. Toma la pequea toalla como un santo sudario y con imperceptible delicadeza dice que se est asfixiando. Aplausos. Estira los dedos. Pide aire. Aplausos. Algunos ven a Jesucristo subiendo a Getseman, pero un golpe seco en el plexo solar o algo parecido a Maybe not hace un hueco en la noche y por all se desliza un segundo set de cinco o ms temas de imposible anclaje en el formato entrada-coro-fuga. Aplausos. Cuando la proliferacin de aplausos tenga que ver ms con el honor al mrito habremos mejorado como nacin. Mientras tanto, la pianista ha cavado un crter y abre los diques para que se desborde un magma delicado y otra vez indeterminado generando unos cuantos abandonos de sala. El personal est claramente descomputado ante semejante show in living. 24 horas antes estuvo la Pantoja y se la perdieron. TRISTE Y DULCE Desapareci durante 43 segundos y regres. La guitarra estaba intacta como su voz. Entonces la noche se desliz cuan negra era sobre su aparato fonador, que decret la momentnea obsolescencia de Still in love, Ruin, Hate, Ice Water y cuanto radiable vulner el mainstream para generar un cataclismo visceral, primario, canibalizando versiones hasta morder el hueso y chupar la mdula. Nada para los pobres, ni siquiera esa obra de arte semipop llamada Manhattan.

Luego de dos horas clavadas, Chan decidi saldar su deuda con Lima obsequindole un trino a capela. Una cancin trilce trabajada con delgada luz negra y la bajo pica cavernosa de quien ha elegido vivir rodeada de peligros: Cat Power no refiere al felino domesticado sino al bulldozer Caterpillar, imparable mquina trituradora de hipsters. Aplaudo.

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