Susana Baca (Foto: El Comercio)
Susana Baca (Foto: El Comercio)
Enrique Planas

Una voz es dulce y radiante, la otra, grave y profunda. y Argelia Fragoso, íconos de la música popular del Perú y Cuba, se conocieron en La Habana, donde la intérprete limeña había llegado para recoger un premio: en el Festival Voces Populares 2014, Susana Esther Baca de la Colina domina la escena junto con Manongo Mujica y Jean Pierre Magnet. De pronto, Fragoso es invitada a escena para improvisar un dúo, y sus voces, por milagro de la complementariedad, se engarzan y deleitan.

No sorprende entonces que dos años después, ambas volvieran a coincidir en la isla para grabar "Quiéreme", disco que golpea dos veces al corazón. Su repertorio romántico vincula el vals peruano con el bolero cubano, con temas tan memorables como "Cariño" de Acosta Ojeda, "El huerto de mi amada" de Felipe Pinglo o "Pensamiento" de Ángel Rafael Gómez Mayea, 'Teofilito'. Por fin, el 29 de agosto, acompañada por los músicos Kike Purizaga, Ernesto Hermoza, Hugo Bravo, Óscar Huaranga y María Elena Pacheco, doña Susana Baca presentará en sociedad su nuevo disco en un concierto, donde Fragoso será su invitada especial.

—Ya es costumbre ver discos de supuestos duetos en los que ambos cantantes envían sus voces para ser unidas en estudio, sin necesidad de verse con el colega. ¿Qué significa para ti grabar con Argelia Fragoso?
¡Es bien importante cantar juntas! Cada una cantando en su cabina, mirándonos. ¡Es otra cosa! Y ese sentimiento se siente en el disco.

—¿Cómo fue la experiencia de grabación en La Habana?
Hemos grabado entre Lima y La Habana. Nosotras llevamos a Cuba las bases en guitarra y cajón y un contrabajo. Grabamos en el estudio Mandala, el más grande del país. Antes estuvimos en un estudio privado, a las afueras de La Habana. Era una casa de familia, donde grabamos nuestras partes. Pasábamos el día completo allí. Y la mamá del dueño nos preparaba el almuerzo y la cena. Chancho con moros y cristianos, como le llaman al arroz con frejoles, además de plátano frito. Fue maravilloso.

(Foto: El Comercio)
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—Cuando el reguetón parece arrasarlo todo, ¿apostar por lo romántico es una forma de resistencia?
¡Cuba está invadida por el reguetón! [Ríe]. Lo hacemos porque nos gusta. Es injusto decir que la canción criolla está muriendo. ¡Hay que oír a los compositores que tiene el Perú! Incluso a los que ya no están, no se les ha escuchado lo suficiente: Felipe Pinglo, Pablo Casas, Máximo Bravo.

—El disco "Quiéreme" reúne el bolero con el vals peruano. ¿Por qué uno tuvo más proyección internacional que el segundo?
Quizá porque en el Perú tenemos cierto desdén por lo nuestro. Hay personas que me dicen que no soportan la música criolla. ¿Por qué? Quizá porque no se cuidan las buenas ejecuciones ni las grabaciones. Con la muerte de Óscar Avilés desapareció un estilo. Y los que quedan, muchos de ellos parientes de los maestros, no tienen la tribuna que merecen. Además, para bailarlo, el vals es mucho más difícil que el bolero. En el vals se baila quebrando la cintura, porque antaño, en los lugares en que se tocaba, los pisos eran de tierra. ¡No podías girar!

—¿Para Argelia Fragoso el vals fue un descubrimiento?
Sí. Ella se quedó encantada con "Este secreto" de Félix Pasache, por ejemplo. Le gustan mucho las letras, como en "Por tu ventana dormida", una canción de Juan Gonzalo Rose que ella hace a su manera, con percusión. Argelia ha sentido el vals peruano. ¡No lo canta porque no se atreve!

—Su versión de "El huerto de mi amada" es preciosa. ¿Por qué tenemos tan venido a menos a Felipe Pinglo?
Lo tenemos tan cerca que no lo hacemos nuestro. Quizá sea porque el compás y sus letras son difíciles. Debes tener cierta preparación para entenderlas.

—¿Cómo entiendes tú "El huerto de mi amada"?
Me encanta su musicalidad, me imagino una gran orquesta tocándola. Me trae el recuerdo de los paseos con mi madre por la avenida Arequipa, llena de árboles y casas con jardines, la paz, la tranquilidad. En el Rímac también había hermosas quintas con huertos de membrillo.

(Foto: El Comercio)
(Foto: El Comercio)

— Sé que tu familia era muy cercana a Pinglo...
Mi madre, cuando descubrió que yo cantaba, se lamentaba: ¡Cómo estuviera vivo Pinglo para que te haga canciones! Me contaba que eran amigos en Barrios Altos. Él iba a su casa cuando estaba cocinando, y aparecía diciéndole: "Carmencita, mira lo que se me ha ocurrido", y le enseñaba sus canciones de estreno. Mi madre me contó muchas historias, algunas muy penosas.

—¿Como cuáles?
El haber adquirido la tuberculosis en la cárcel, por ejemplo. Lo metieron preso por participar de las revueltas sindicalistas en Ate, como parte de la lucha obrera.

—Estos días que vivimos, particularmente depresivos políticamente hablando, ¿sientes que un disco romántico como el tuyo nos puede cambiar el ánimo?
Cuando hablamos del amor, también podemos incluir el amor por el país. ¡Pobrecito el Perú! Siento que hay que hacerle cariño. ¡Lo han ensuciado tanto! El tema de los audios nos ha dejado una sensación muy triste. Siento dolor realmente. Pero, por otra parte, ¡qué bueno que se sepa! Nos habían tenido tan engañados. La verdad ha estallado. Espero que la gente al escuchar estas canciones recomponga sus sentimientos.

EN CONCIERTO
Lugar: Gran Teatro Nacional. Av. Javier Pardo Este 2225, San Borja.
Día y hora: 29 de agosto, 8 p.m.
Entradas: Desde S/36, Teleticket.

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