Isabel Pantoja: gloria, caída y renacer de una diva
Isabel Pantoja: gloria, caída y renacer de una diva
Juan Carlos Fangacio

Es un misterio la gitanería. Según la RAE, puede aludir a la comunidad nómada de riquísima cultura e historia, o –en la quinta acepción de la palabra gitano– a una trapacería, al engaño con astucia y malas mañas. Es, por supuesto, una alusión discriminatoria y prejuiciosa que hasta hoy genera controversia. Pero desde cualquiera de sus dos flancos, hay un vínculo que une a la gitanería con el Perú.

, quien lleva en el alma Andalucía, bien podría representar la tensa relación entre lo gitano y nuestro país. Por un lado, su garbo y la canción tradicional española con influencias árabes han cautivado a más de una generación; por el otro, la fatalidad la ha perseguido sin que ningún juego de cartas ni lectura de manos lo pudiera presagiar. Por ejemplo, con la muerte de su esposo, Francisco Rivera o Paquirri, acaso el torero más famoso de su generación, quien cayó corneado en 1984 y antes de soltar el último respiro tuvo la entereza de pedirle calma al doctor. Más drama, imposible.

HIJA DE LOS ANDES
Más de una década después, mientras paseaba su voz por el enrarecido Perú de los años noventa, la tonadillera comenzó a recorrer albergues infantiles para buscar una niña que adoptar (ya tenía un hijo, Kiko Rivera, fruto de su relación con Paquirri). Pantoja eligió a la pequeña arequipeña Andrea Celeste –luego llamada como su madre, pero más conocida como Chabelita– y se la llevó consigo a España en 1996. Pero lo que debió ser un loable gesto de amor se convirtió en un suceso mediático y luego en un escándalo judicial.

Informaciones periodísticas de la época apuntaban a ciertas irregularidades en el trámite de adopción. Pagos indebidos, una mafia de sobornos en orfanatos, e incluso la intervención del ex presidente Alberto Fujimori y su asesor Vladimiro Montesinos para legalizar la adopción empañaron la crianza de su hija.

Desde entonces, la despiadada prensa rosa española no ha soltado a Chabelita. Ella misma ha cedido a la tentación de aparecer en 'reality shows' (su hermano, con quien no mantiene buena relación, es otro asiduo de los programas de espectáculo, donde lo conocen como ‘Paquirrín’). En el 2014, dio a luz a su primer hijo, Alberto Isla Pantoja, pero al poco tiempo se divorció por las infidelidades de su esposo. Hoy mantiene una nueva relación. Por si fuera poco, hace unos años una revista contactó a su madre biológica. “Solo quiero verla y darle un abrazo antes de morir”, dijo la mujer. Chabelita nunca respondió al telenovelesco pedido.

DEL AMOR AL ENCIERRO
Más allá de esas marcas, la controversia siguió persiguiendo a la Pantoja. En el 2005, reventó en España el denominado Caso Malaya, que implicó una serie de casos de corrupción de diferentes personalidades en la ciudad de Marbella. Dos años después, la sombra del caso la alcanzó debido a que su pareja, Julián Muñoz, fue alcalde de la localidad. Nuevamente, el entorno familiar como espacio de debacle.

(lavado de dinero) y otros cargos que terminaron por llevarla a prisión en noviembre del 2014. Su sentencia de dos años fue atenuada en diciembre del 2015 con una semilibertad, pero la condena penal no fue tan dura como la mediática. 

Nuevamente, y sin perder ninguna oportunidad, el periodismo farandulero se regodeó en su situación. “Fue por dinero y por amor”, llegó a declarar Fosky Melgarejo, su chofer. Su chofer peruano, para más señas.

Tras su excarcelación, Chabelita dijo que su madre todavía sufría secuelas y había desarrollado “pánico a la gente”. Pero todo ese tiempo de encierro en la cárcel de Alcalá de Guadaira solo parece haber fortalecido a Pantoja, quien no ha perdido el tiempo para volver a los escenarios con la estampa que la caracteriza: derroche de elegancia y un canto que parece nacer del sufrimiento. Más de veinte años han pasado desde su último paso por el Perú –del que se fue con una hija en brazos– y hoy parece volver “pa matar los rumores de aquella esquina”, como canta en la famosa canción. Hoy quiere confesarse la diva.

MÁS INFORMACIÓN

Lugar: Jockey Club del Perú.

Dirección: Av. El Derby s/n Puerta N° 3, Surco.

Fecha: miércoles 1 de marzo, 9 p.m.

Entradas: Teleticket.

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