Hoy, con doce discos solistas, Nito Mestre vive uno de los momentos más intensos de su trayectoria musical. (Foto: Richard Hirano/ El Comercio)
Hoy, con doce discos solistas, Nito Mestre vive uno de los momentos más intensos de su trayectoria musical. (Foto: Richard Hirano/ El Comercio)

El intérprete de canciones latinoamericanas como “Rasguña las piedras” o “El tuerto y los ciegos” –esas melodías que le agregaron colores y vibraciones a la agridulce cotidianidad– asocia la música sinfónica con varias imágenes y sensaciones. Algunas de ellas son la calidez y la compañía. “Me atrae el abrazo que te da una orquesta”, describe , de 66 años, a El Comercio desde el otro lado del teléfono.

Es un abrazo que lo remite a la infancia, esa instancia que, según Freud, equivale al destino. Su padre era cirujano. Cuando llegaba a casa, él tenía varias maneras de relajarse o de desconectarse de una profesión de alta exigencia. La música era un escape. La acción artística proponía un viaje bajo techo. Su papá sabía tocar el violín. A veces, después de operar y de retornar al hogar, tomaba el instrumento. “En casa, me crie escuchando mucha música clásica”, acota Mestre. “Mi papá tocaba por encima de la música del tocadiscos. Era como si él estuviera tocando junto a una orquesta. Eso que para otros no es normal, para mí lo era”.

Hay, además, una cualidad de 360 grados y visual en esa evocación orquestal. Mestre añade: “Es un sonido estéreo que te rodea totalmente”. Un envolvimiento acústico que sublima.

El músico argentino narra estas remembranzas porque está entusiasmado de presentarse en un formato sinfónico por primera vez en el Perú. Lo hará en el Gran Teatro Nacional el 19 de setiembre. “Será la presentación de mi vida musical junto a una orquesta”, afirma.

Al lado de Mestre estará Sinfonía por el Perú, el proyecto social creado por el tenor Juan Diego Flórez que impulsa la formación de una persona en situación de riesgo mediante el desarrollo musical. Esta iniciativa ya ha beneficiado a más de 7 mil niños peruanos.

Mestre es un declarado entusiasta de estas propuestas solidarias. Él comenta: “Me resulta fascinante esa tarea en las provincias. Hay chicos que salen a la calle, les das un instrumento, y eso les cambia la vida. O, mejor dicho, les salva la vida”.

—Respirar después de la tormenta—
La vida de Nito Mestre también ha tenido grandes vuelcos. Durante la conversión telefónica, él menciona por lo menos tres veces que “dejó el alcohol hace 21 años”. Se lo hago notar y le preguntocuál fue la clave para superar este problema. El músico afirma: “Yo toqué fondo. Me di cuenta –y me hicieron dar cuenta– de que estaba corriendo serio peligro de vida. Tuve la sensación de que era ahora o nunca. Y lo que hice fue pedir ayuda. A partir de ahí me junté con gente que sabía del tema, que había pasado por lo mismo, y me empezaron a ayudar. Leía mucho. Yo había estudiado medicina, y lo que leía lo relacioné con esta enfermedad que es el alcoholismo. Me involucré bastante cuando empecé a asistir a grupos. Me interesó la palabra como un proceso curativo, el sacar las cosas de adentro. Fue de a poco, firmemente, y con mucho humor. Increíblemente no lo tomé como una cosa trágica. Fue más bien decir: ‘Bueno, está bien, la vida se divide en partes. Ahora me toca otra parte’. Hoy la estoy pasando fenómeno. De haberlo sabido, lo hubiera dejado antes. Cada cosa cae en su lugar cuando tiene que caer. Está fantástico lo que me viene pasando. Y tiene que ser de a poco. Porque si en una de esas te pasa todo de golpe, te convertís en Superman”.

Hoy Mestre se siente pleno. Esa energía está volcada en una serie de actividades. Con “El abecedario del rock”, ofrece charlas sobre las anécdotas, aprendizajes, retos y sabrosuras de su carrera. Junto con su esposa Pamela Gowland, conduce el programa de radio “Distinto tiempo”. El 27 de agosto lanzará su propia marca de aceite de oliva. Etcétera.

Pero, ante todo, está la música. Sui Generis, PorSuiGieco o Los Desconocidos de Siempre son algunas bandas que cimentaron su fama. En el tándem de Sui Generis, si Charly García estaba más hacia el lado del genio todoterreno, el virtuosismo y la locura, Mestre era el que tendía a poner la voz, la calidez, los sentimientos y el corazón. Ambos enaltecieron el folk rock.

—Inquieto presente—
Mestre cuenta que se lleva bien con la era digital. “Le agarré la lógica justo a tiempo”, señala. Narra que, tras dejar de tomar alcohol, se metió en el tema. “Entiendo a la computadora, o ella me entiende a mí”, agrega. No le disgusta la inmediatez del Spotify, aunque cree que el pago de las regalías a los artistas debería estar mejor reglamentado o negociado. También piensa que el sonido de la era analógica es superior. Luego comenta: “Ahora es más difícil. ¿Dónde encontramos el tiempo para escuchar tres discos enteros y leer sus tapas? Sobre todo si al lado está la competencia de la tableta. A mí me gustan las dos cosas, tanto lo análogo como lo digital. Yo tomo lo mejor de ellos”.

La conversación vira hacia la actualidad de Argentina. Primero le comento que la magia de la música conecta a las personas o propone la empatía, todo lo contrario al prejuicio o cliché de contemplar a Argentina como una sociedad permanentemente polarizada, donde parece ser imposible llegar a acuerdos en una serie de temas o rubros. Ahí están las tristemente célebres “grietas”: el kirchnerismo versus el antikirchnerismo, Boca o River, Bilardo o Menotti, Guillermo Vilas o José Luis Clerc, etc.

Al respecto, Mestre reflexiona: “Nosotros tenemos una democracia que sigue en la secundaria, con ciertas características tirando a adolescentes. Las conductas de muchos políticos parecen también adolescentes, que obviamente se transmiten a la sociedad. Es una democracia joven donde no hay grises, donde se habla mucho pero todavía nos falta escuchar al otro. ¿Si esto va a mejorar? No tengo la remota idea. Siempre tengo la esperanza de que sí, pero eso proviene de mi ser, no por este gobierno, por el que venga o por el que se fue. Siempre tengo la intención de que se puede hacer algo. Y empiezo por mí. Me enfoco en mi trabajo. En las charlas y en los shows trato de dejar la mejor energía posible”.

Más información:
​Concierto de Nito Mestre y la orquesta académica de Sinfonía por el Perú.
Fecha: 19 de setiembre.
Lugar: Gran Teatro Nacional.
Dirección: Av Javier Prado Este 2225, San Borja.
Entradas: Teleticket de Wong y Metro, y boletería.

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