La Orquesta Sinfónica Nacional y la música criolla [CRÍTICA]
La Orquesta Sinfónica Nacional y la música criolla [CRÍTICA]
Gonzalo Tello

Una fórmula exitosa de las orquestas sinfónicas de todo el mundo es ofrecer al menos un concierto de tipo popular, en el cual se combinen obras sinfónicas famosas con otros géneros, con estrellas pop interpretando sus famosos temas en formato sinfónico, o grandes eventos en estadios o plazas que incluyan espectáculos audiovisuales o fuegos artificiales. El principal objetivo de esta aventura es dar opciones a otros públicos, acercarlos a los teatros y a la orquesta en sí, ya que para muchos es la primera vez y aquello impacta de manera positiva, tanto que ese público regresa con ganas de ver más.

Es así que la (OSN), desde hace varios años, abre su temporada anual en el Gran Teatro Nacional invitando a artistas populares. Jean Pierre Magnet, Tania Libertad, Lucho Quequezana o Manuelcha Prado son solo algunos de tantos que han participado junto a la OSN. Este año, la noche inaugural se ofreció como homenaje al criollismo, con la presencia de destacados intérpretes de este género: Eva Ayllón, Willy Terry, Rosa Guzmán y José Villalobos.

El concierto se inició con “Fiesta”, del peruano Jimmy López, obra de compleja escritura y que utiliza toda la fuerza orquestal. Pese a que la orquesta tiene la costumbre de “calentar”, sacrificando las obras que se presentan al inicio, el resultado fue bueno al final.

El segundo número tuvo mejores resultados. Se trató de la suite del ballet “Estancia”, del compositor argentino Alberto Ginastera. Este es, sin duda, el máximo representante del país sureño y esta suite de las más interpretadas alrededor del globo. Consta de cuatro movimientos, con ritmos cambiantes, pero de una riqueza melódica exquisita. La orquesta y Valcárcel supieron darle ritmo, color y potencia, con un brillante cierre del “Malambó”. Este año celebramos el centenario de Ginastera y la OSN interpretará varias de sus obras próximamente.

En la segunda parte escuchamos una obra del compositor al que se le rendirá tributo durante este año, el huanuque- ño Francisco Pulgar Vidal. “La trayectoria de Pulgar Vidal fue impecable, encontró la manera de marcar siempre una estética nacionalista de fuerte arraigo en lo ancestral y andino; sin embargo, se pudo orientar y consensuar con lo universal”, escribe José Quezada Macchiavello en un artículo. Esta característica se refleja en su “Fantasía Zaña”, en la que de un sonido etéreo pasamos a frases directas de característica andina, en una simple y compacta orquestación.

La parte solista la inició el guitarrista Willy Terry con “El huerto de mi amada” y “Hermelinda”. El público se fue calentando con estos famosos temas.

La solista que mas brilló fue Rosa Guzmán, quien con elegancia y finura interpretó el vals “Quebranto” y el pregón “La picantera”, con una inaudita participación vocal de los músicos de la orquesta. Nos dejó con ganas de más. El compositor José Villalobos, junto a su hija Victoria, interpretó a ritmo de cajón, guitarra y quijada “Copas mías”, “Palmero” y “La comadre cocoliche”. La figura central de la noche, Eva Ayllón, no brilló como se esperaba, pero ofreció dedicadas interpretaciones de “Idolatría”, “Toromata” y “El mayoral”, con arreglos de Jorge Falcón y Gonzalo Garrido-Lecca. Definitivamente, nuestro legado criollo tiene una complejidad sinfónica.

AL DETALLE:
Orquesta Sinfónica Nacional OSN - Inauguración temporada 2016 con Eva Ayllón, Rosa Guzmán, Willy Terry y Victoria Villalobos. Obras de López, Ginastera, Pulgar-Vidal, Felipe Pinglo, José Guzmán, Victoria Santa Cruz, José Villalobos, Óscar Molina, ‘Caitro’ Soto y Wilfredo Franco.

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