Fronteras difusas y libertad creativa: sea con un violín, sintetizador o teclado, Pauchi está presta para emprender un viaje artístico y traducir sensaciones mediante la música. (Foto: Richard Hirano)
Fronteras difusas y libertad creativa: sea con un violín, sintetizador o teclado, Pauchi está presta para emprender un viaje artístico y traducir sensaciones mediante la música. (Foto: Richard Hirano)

Opera como una médium que invoca la música, crea la dimensión y la moldea. Y de la escultura de sonido se dirige hacia el cuerpo: eso que flota en el aire se somatiza como si fuera un ente orgánico. Ideas afines despiertan el 'speaker dress', vestido con 96 parlantes concebido por Pauchi Sasaki, habitualmente identificada con un violín. El movimiento del cuerpo perfila las vibraciones. Una mutación y viaje perpetuos.

La música peruana –quien tuvo como tutor a un peso pesado llamado Philip Glass gracias al Rolex Mentor and Protégé Arts Initiative– viene preparando al detalle el concierto que dará en el Gran Teatro Nacional.

—¿Uno elige la música o la música lo elige a uno?
Creo que es una confluencia de circunstancias. Mi mamá siempre tocaba piano y nos exponía un montón de arte. En mi caso, yo sí pedí desarrollarme en la música.

—¿La música es armonía, ritmo o atmósfera? ¿O es algo más?
Por eso me gusta la música electrónica, porque intento plasmar atmósferas. Para mí, la música es mucho más que melodía, armonía y ritmo; es una manera de traducir sensaciones que con frecuencia ni siquiera tienen un tono. Cuando directores como David Lynch o Tarkovsky usan música en sus películas, ellos expresan distintos estados mentales o cosas un poco abstractas.

—Lynch parece abrir puertas hacia distintas dimensiones del inconsciente.
Cada búsqueda artística es una búsqueda hacia uno mismo. Y eso implica entrar a muchos mundos dentro de uno. Precisamente, el concepto de este concierto habla de ese viaje interior.

—¿De qué manera te ha influido John Cage, el gurú de la música electrónica y concreta? Lo aleatorio, el azar y la filosofía zen figuran entre sus premisas.
Yo estudié en el Mills College, en el que Cage colaboró de cerca. Él buscó liberar la música. Su enfoque no era antropocentrista. Todo no tiene que partir del hombre, pues el universo y el azar también hablan. Todo habla. No es que nosotros, de manera unidireccional, estemos tomando todas las decisiones para que todo sea perfecto bajo nuestras expectativas y nuestro control, lo que tenía mucha relación con las ideas fundamentalistas de la primera mitad del siglo XX. Con Cage vino la libertad.

—Philip Glass suele afirmar: "Admiro a quienes se mueven entre la cultura popular y la alta cultura". ¿Empatizas con esta frase?
Me siento identificada. Mi vida ha sido así. Puedo hacer música experimental e incluso críptica, o tengo temas que son asequibles y emocionales. A veces siento que algunos preguntan: ¿cuál es el estilo de Pauchi? Yo creo que es expresar las distintas facetas de una experiencia humana: estar feliz, 'creepy', triste, profundo, espiritual, etc. Por eso me gusta hacer música para cine, porque ahí hay licencia para explorar esa paleta de colores.

El vestido de parlantes ideado por Sasaki. (Foto: Richard Hirano)
El vestido de parlantes ideado por Sasaki. (Foto: Richard Hirano)

—¿Los límites son más difusos?
Décadas atrás, los que escuchaban salsa se peleaban a muerte con los que escuchaban chicha.

—Y los punks con los metaleros.
Hoy estamos en otra realidad y ya no hay ese tipo de camisetas. En ese sentido, me gusta la frase de Philip. Él puede colaborar con artistas de distintas procedencias: Patti Smith, artistas del pop o de la escena experimental.

—Philip Glass cumplió 80 años en el 2017. ¿Cómo lo encontraste?
Su capacidad de concentración es brutal. Él viaja constantemente, pero le das una hoja de papel y ¡pum!, se pone a escribir música. En cambio, a mí me cuesta, tengo que concentrarme, encontrar el espacio y el momento. Philip está muy lúcido y sumamente proactivo. Cuando converso con él, siento que estoy hablándole a un pata y me olvido que estoy ante alguien de 80 años. Obviamente, tengo que adaptarme a su agenda que es muy recargada.

—¿Ser nikkéi incide en tus manifestaciones creativas?
Sí y no. No, porque no es que me preocupe por desarrollar una estética nikkéi. Y sí, porque casi todos los nombres de mis piezas y performances están en japonés. A veces, cuando improviso, de repente me doy cuenta de que estoy usando la escala pentatónica japonesa. Y en la parte visual del concierto, muchas piezas son de mi hermana Nomi Sasaki, quien trabaja con tinta china. Como si fuera una ósmosis, ese lado siempre aparece.

MÚSICA Y PERFORMANCE
​El concierto de Pauchi se dividirá en tres partes: la primera incluye temas compuestos para películas y obras de teatro; la segunda sección es un extracto de su proyecto Gama que explora la expansión en la naturaleza e incluye instrumentos interactivos, programación y videoarte (participarán los artistas Nomi Sasaki, Omar Lavalle, Juan Carlos Yanaura y Franklin Quintanilla); y la tercera parte es una suite inspirada en los paisajes musicales del Perú.

Pauchi estará acompañada por Jennifer Curtis (solista en el violín), María Elena Pacheco (segundo violín), Kyle Armbrust (viola), Paul Wiancko (cello), Alonso Acosta (piano y percusión), Gabriel Mujica (cajón) y Sergio Flores (contrabajo).

MÁS INFORMACIÓN
Fecha y hora del concierto: jueves 10 de agosto, 8 p.m.
Lugar: Gran Teatro Nacional (Av. Javier Prado Este 2225, San Borja).
Entradas: Teleticket.

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