Eden Hazard (27 años), Neymar (26) y Kylian Mbappé (19) deben ejercer el peso específico de su calidad en los últimos tres pasos que faltan para la consagración definitiva. Deben demostrar de qué están hechos. (Foto: AFP)
Eden Hazard (27 años), Neymar (26) y Kylian Mbappé (19) deben ejercer el peso específico de su calidad en los últimos tres pasos que faltan para la consagración definitiva. Deben demostrar de qué están hechos. (Foto: AFP)
Guillermo Oshiro Uchima

En esa necesidad tan futbolera por encontrar al rey que gobierne nuestro mundo redondo, el Mundial es el escenario por excelencia para ofrecerle la corona al nuevo crack que haga girar todo el espectáculo a su alrededor. Ya eliminados Lionel Messi y Cristiano Ronaldo de la que quizá fue para ambos su última Copa del Mundo, sobre las canchas rusas quedan tres postulantes que entran a una instancia en donde los elegidos se diferencian de las estrellas, donde los ‘tocados’ conducen a sus selecciones a la gloria eterna. A partir de ahora ya no hay amagos de buen fútbol, todas deben ser certezas traducidas en victorias. Con esa obligación, Eden Hazard (27 años), Neymar (26) y Kylian Mbappé (19) deben ejercer el peso específico de su calidad en los últimos tres pasos que faltan para la consagración definitiva. Deben demostrar de qué están hechos.


Los tres son las figuritas destacadas en Rusia, los tres aportan lo que uno busca en un jugador diferente: magia, habilidad, elegancia y temple ganador entre tantos seres robotizados que son comparsa en una Copa que se destaca por la eficaz disciplina táctica de la mayoría de las selecciones.


A diferencia de la ‘Pulga’ y ’CR7’, quienes declinaron tempranamente, ellos pueden sostener su juego sobre una estructura colectiva sólida, que les permite pesar cerca del área contraria, tener resto físico para desarrollar todo su ingenio y ser influyentes en la zona donde la calidad marca la diferencia en los resultados.


Bélgica, Brasil y Francia poseen un funcionamiento con piezas que cumplen sus roles a la perfección, y los tres brillan dentro de una armonía que rompen con cada ejecución propia del jugador distinto que sorprende y emociona. Tienen socios en la cancha que los entienden y los potencian. Si Hazard y Neymar son más influyentes en la creación del juego para habilitar a sus compañeros –tienen dos y un pase gol, respectivamente–, Mbappé es más finalizador –ya tiene 3 tantos contra 2 de sus competidores–. Pero más allá de las características que los diferencian, en Rusia han demostrado que pueden ser ese líder futbolístico que siempre necesita todo campeón del mundo.

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