El adiestramiento extremo de los niños de Esparta
El adiestramiento extremo de los niños de Esparta

La educación en Esparta se valía de métodos extremos de entrenamiento que fueron aplicados a jóvenes y niños, ya que en esta antigua metrópolis griega, la vida privada era militarizada para los hombres hasta los 30 años. 

Con el fin de lograr su infantería perfecta, los espartanos ancianos, llamados ‘gerontes’, tomaban la decisión sobre la vida de los recién nacidos: si su salud era buena, merecían ser criados; de lo contrario, eran dejados en la ladera de la montaña. 

Los niños eran sometidos a prácticas como bañarlos en vino y alimentarlos con la hierba que come el ganado. Además, se recomendaba criarlos sin pañales que constriñesen su crecimiento o debilitaran su resistencia al frío y al calor. 

La verdadera crianza o ‘agogé’, empezaba cuando alcanzaban los siete años de edad, cuando los niños eran llevados el entrenamiento militar y el Estado asumía la tutela sobre ellos apartándolos de sus familias.

Nick Fields describe en su libro “Termópilas: la resistencia de los 300”, un Estado espartano que organizaba a los niños en bandas supervisadas por magistrados, que incentivaban el liderazgo natural a través de la selección de cabecillas. Su vida era austera.

Los jóvenes dormían sobre lechos construidos con juncos, y disponían de un solo manto para todo el año. De hecho, la mayor parte del tiempo permanecían desnudos y mugrientos, porque raramente se les permitía bañarse.

Como tampoco no se les daba alimento, lo robaban de los campos, pero esto era en realidad una trampa, porque si los captaban eran castigados duramente. El método preferente era el apaleamiento en un bosque, cuando se les enganchaba una cadena y a ésta un palo. El joven tomaba  la madera, y sus compañeros lo golpeaban con varas de bambú, que además del dolor causaban desgarramiento en la piel.

El objetivo final de los castigos era que aprendieran el valor de trabajar en conjunto y de respetar la autoridad ciegamente. La lucha, el atletismo y el manejo de las armas también eran materias fundamentales en la antigua Grecia.

El clásico historiador Plutarco, señala que los jóvenes aprendían a leer y a escribir, al menos de forma básica, así como a cantar, principalmente letras de marchas. Frente a la famosa retórica de Atenas y otras ciudades griegas, de los hijos de Esparta se esperaba que hablaran de forma sólida y concisa, pero con gracia.

Mientras que a los niños se les cortaba el pelo al rape, a los adolescentes que alcanzaban los 15 años, los efebos, se les autorizaba a llevarlo largo y bien cuidado. El largo cabello era uno de los rasgos más característicos de los guerreros de Esparta.

A los 20 años se acababa la tutela del Estado y los espartanos permanecían en agrupaciones militares.

— Artistas de la guerra —

Los espartanos adquirían todos los derechos de un ciudadano a los 30 años. Lo tardío de los matrimonios y el papel limitado de la mujer en la sociedad griega alentaban, además de la homosexualidad, que los soldados acudieran a luchar sin cargas familiares a sus espaldas. 

La educación en la mujer se basaba en la gimnasia y la lucha, para mantenerlas en forma y ágiles para que pudieran engendrar futuros guerreros sanos y robustos.

Por eso los espartanos fueron los guerreros más temidos de Grecia. El historiador Herodoto los describía como maestros del pasado en el arte de la guerra, mientras que otro autor clásico, Jenofonte, los admiraba como los “únicos y verdaderos artistas en materia de guerra”. 

Fuente: Agencias

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