Muchos libios comienzan a aorar la poca en que Libia era gobernada con mano de hierro por Muamar Gadafi, cinco aos despus de su derrocamiento y muerte en un pas dividido y sumido en el caos.

Nuestra vida era mejor bajo Gadafi, afirma Faiza al Naas, una farmacutica de Trpoli, al evocar los 42 aos durante los cuales el lder libio se mantuvo en el poder. Al Naas confiesa en seguida la vergenza que siente al decir eso cuando piensa en todos los jvenes que dieron su vida para liberarlos del tirano, refirindose a los rebeldes que combatieron contra las fuerzas de Gadafi hasta su muerte, el 20 de octubre de 2011. Desde la cada de Gadafi, Libia sufre inseguridad y penuria. La vida cotidiana de los libios est pautada por los cortes de electricidad y las largas filas de espera ante los bancos debido a la falta de liquidez. El pas est desgarrado por las luchas de influencia, tan crueles como impunes, entre las numerosas milicias y tribus que componen la sociedad libia. Libia, un rico pas petrolero con fronteras porosas, se convirti en una plataforma de todo tipo de contrabandos, desde armas hasta droga pasando, sobre todo, por el lucrativo trfico de migrantes africanos que aspiran a llegar a Europa. Aprovechando el caos posterior a la cada de Gadafi, yihadistas de todo tipo, en particular del Estado Islmico y de Al Qaida, se implantaron slidamente en el territorio libio. En el plano poltico, el pas est dividido entre dos autoridades rivales que se disputan el poder. Por un lado el Gobierno de Unin Nacional (GNA), formado tras un acuerdo apadrinado por la ONU e instalado en Trpoli, la capital del pas. Por el otro, una autoridad rival instalada en el este de Libia, una zona controlada en gran parte por las fuerzas del mariscal Jalifa Haftar, que en septiembre pasado tom el control de las terminales petroleras. Jalifa Haftar asienta su legitimidad en el parlamento, basado en el este, pero reconocido tanto por el GNA como por la comunidad internacional. Haftar sostiene que es el nico capaz de restablecer el orden en el pas, de salvar a Libia como reconquist una parte de Bengasi, que estaba en manos de grupos yihadistas. Sus opositores acusan a Haftar de tener un nico objetivo: tomar el poder e instaurar una nueva dictadura militar. Los libios estn obligados a elegir entre dos extremos: el caos de las milicias y los extremistas islamistas o un rgimen militar, lamenta el analista libio Mohamed Eljarh, del centro Rafik Hariri para Oriente Medio. Jalifa Haftar no logra sin embargo terminar con las milicias cercanas de Al Qaida an presentes en Bengasi y, por su lado, las fuerzas favorables al GNA, basadas en Misrata (oeste), tampoco pueden liquidar los focos de resistencia del Estado Islmico en Sirte. Los expertos temen que, una vez terminado el combate contra los yihadistas, los dos campos se enfrenten directamente para controlar el pas. Resulta difcil imaginar que el pas pueda lograr la estabilidad rpidamente debido a las divisiones pero tambin a la voluntad de los protagonistas de controlar las localidades que les opongan resistencia, dice por su lado Mattia Toaldo, especialista de Libia en el European Council on Foreign Relations. Tras dcadas del rgimen autoritario, represivo y centralizado de Gadafi, los libios se resignan al parecer a otra forma de autoritarismo, ms descentralizado y catico, ya sea bajo la autoridad de las milicias o de Aftar, destaca. La situacin actual es la consecuencia lgica de 42 aos de destruccin y de sabotaje sistemtico por parte del estado, sostiene Abderrahmane Abdelaal, un arquitecto de 32 aos, que critica quienes sienten nostalgia de la era Gadafi. En cambio, los partidarios de Gadafi sostienen en las redes sociales que la actual anarqua prueba que el lder libio era un visionario que haba advertido y previsto que tras su desaparicin Libia sera un caos. LAS LTIMAS NOTICIAS DEL MUNDO:

TAGS RELACIONADOS