JAIME CORDERO CABRERA

Henrique Capriles pasó ayer por Lima con la fugacidad de una estrella pop y un mensaje potente que solo dejan los políticos consumados. Que el gobierno haya optado por mirar hacia otro lado ante la noticia de su visita no quiere decir que esta haya pasado desapercibida. Fue lo contrario: el líder opositor venezolano aprovechó al máximo el tiempo para reunirse con políticos de distintas tendencias y hablar con la prensa. Todo, con la finalidad de difundir un mensaje que puede resumirse en un pedido: no se olviden de su país. “Vengo como representante de la mayoría de Venezuela”, repitió varias veces para recalcar que se siente ganador de las elecciones presidenciales, aunque sea Nicolás Maduro quien ocupe ahora mismo el Palacio de Miraflores.

Entre reunión y reunión se detuvo para saludar a sus compatriotas, tomarse fotos y hasta firmar algún autógrafo. Quizás ese carisma y la capacidad que tiene para conectar con la gente de a pie sea su único punto en común con el que fue su archirrival, el fallecido Hugo Chávez. En medio de esas reuniones también conversó con El Comercio sobre la delicada situación de su país y el estado de su lucha contra el chavismo post-Chávez.

Pareciera que la oposición en Venezuela ha perdido impulso. ¿Usted cómo lo ve? No. Yo creo que son etapas. Probablemente tú lo mides desde acá, midiendo el tema a partir de las protestas de calle. Yo digo que las luchas tienen momentos. Esta lucha sigue. Después de un proceso electoral, en medio del fervor la gente salió y protestó. Esos cacerolazos que se dieron fueron de los más contundentes en la historia de mi país. Después entramos en otra etapa. Mi lucha es democrática, pacífica y constitucional. Sobre la base de un proceso que estoy impugnando, tengo instancias. A mí no me van a poder decir: Usted no apeló. Sí lo he hecho.

Entonces da por sentado que igual no le harán caso Bueno, no doy por sentado, pero todo indica que los poderes secuestrados por el gobierno no van a fallar a favor de la justicia y de la verdad, sino a favor de quien tiene el poder. Igual, tengo que agotar todos los pasos para llegar después a una instancia internacional. ¿Ahora, por qué creo que eso es importante? Porque yo creo que los abusos de poder tienen un costo político. Tú no te las puedes dar de vivo, abusar aquí y allá, y pensar que nunca te va a pasar nada.

¿Por qué no seguir con la presión en las calles? En Venezuela hay protestas todos los días, pero no sobre la elección. Las protestas son sobre los problemas que los venezolanos vivimos a diario. A las protestas siempre hay que darles orientación, tienen que tener foco. Uno protesta porque pierde un derecho, porque el Estado no cumple lo que promete, porque no le recogen la basura hace una semana.

¿Si ya no hay protestas por los resultados electorales, entonces la victoria de Maduro se da como un hecho consumado? No, no está consumada. Hemos hecho todo lo que teníamos que hacer. Ahora, la falta de respuesta [hasta ahora el Tribunal Supremo de Justicia no se pronuncia sobre las impugnaciones que ha presentado la oposición] tenemos que convertirla en indignación para que, en las elecciones que vienen, nuestra base de apoyo sea mayor y pueda servir a mis objetivos.

¿Qué objetivos tiene ahora? Bueno, que nuestra nueva mayoría sea cada vez mayor.

Pero eso se notará entonces dentro de seis años… No. Hay una elección muy importante en diciembre y tras ella pueden pasar muchas cosas. Puede venir un referéndum, un cambio constitucional, y luego las elecciones de la Asamblea Nacional, que serán una oportunidad para cambiar los tribunales y la fiscalía, tener instituciones independientes. La presidencia es parte del cambio que hay que lograr, pero no es lo único.

Pero usted ya dijo que le robaron la elección del 14 de abril. Sí, esa es la realidad.

¿Cómo convencer entonces a sus simpatizantes de que vuelvan a votar si ya hubo fraude? No cobramos [el triunfo electoral], pero Venezuela cambió. Ese es un debate entre votar y no votar que es un asunto superado. Claro que hay que votar. Es como si te dijeran: Esta es la única vía que tenemos y luego te advirtieran que en la esquina de más allá roban. ¿Vas a dejar de pasar por aquí? No. Buscas a la policía, te acompañas de más gente y pasas. Y si te encuentras con el tipo que te quiere robar, le haces frente. Así es el proceso electoral. Yo no concibo la lucha pasiva, solo la activa. Y la protesta forma parte de ella, pero también el voto y la participación popular. Si la gente no hubiera votado, el gobierno estaría ahora diciendo que ganó porque la oposición no quiso participar, que el proceso es legítimo. Para que las caretas caigan hay que ponerlas a prueba.

¿Nicolás Maduro es peor que Hugo Chávez? Maduro es una circunstancia. Maduro no le llega ni al tobillo a Hugo Chávez. Todos los indicadores de Maduro en seis meses (porque él ejerce la presidencia desde el año pasado) son negativos. Yo no puedo destacarle nada positivo. Hay devaluación, crece la escasez de productos, aumenta la inflación y la criminalidad ha subido más todavía.

¿Maduro ha cambiado algo respecto al gobierno de Chávez? Yo creo que más bien ha ido manteniendo el modelo, que ya no era viable. Pero Chávez tenía capacidad de contener, porque tenía liderazgo, conexión con la gente. Maduro intenta mantener su modelo sin liderazgo, sin carisma, y eso produce la sensación de que es más inviable.

¿Lo percibe como un liderazgo débil? Para mí no tiene liderazgo. Maduro para mí representa al gobierno. En una decisión aberrante, el Tribunal Supremo le permitió competir como candidato y presidente, porque necesitaba de los recursos del Estado para venderse como líder. Pero para mí él no representa nada. Yo estoy luchando contra el poder corrupto que gobierna Venezuela, y Maduro está ahí.

¿Y su liderazgo dentro de la oposición? ¿Es sólido? Me pones a hablar de mí. Eso tendrías que preguntárselo a la gente. Yo creo que hemos sembrado algo duradero.

Algunos de sus críticos señalan que está siendo muy paciente con esta opción de la lucha institucional. También argumentan que como usted es joven, se toma su tiempo… No, no. Eso no tiene nada que ver. Uno puede tener 80 años y ser joven; o 40 y sentirse cansado de la vida.

Pero su país parece estar en una situación crítica, que no soportará un proceso largo Los que lanzan esas opiniones no hacen la política donde tiene que hacerse, es decir, en los barrios, en los sectores pobres. Lo que piensa un venezolano, sus tiempos y su lucha son distintos a los de la gente que vive en un barrio acomodado.

Usted ha dicho en su programa por Internet que Venezuela se ha convertido en una colonia cubana… No utilicé esas palabras exactas, pero sí hay una fuerte influencia del gobierno del señor Castro sobre el funcionamiento del Gobierno Venezolano.

¿Y no debería ser más bien al revés? Finalmente, Cuba es la que depende económicamente de Venezuela… No, porque el mentor es Castro. Maduro no tiene pensamiento propio [se toca la cabeza con el dedo índice varias veces]. Castro es el asesor y el jefe.

¿No le preocupa que, mientras sigue con esta campaña paciente, su país parece entrar en un cuadro cada vez más crítico, sobre todo en lo económico? En Venezuela ya escasea hasta el papel higiénico Estas crisis son una oportunidad para que los que todavía son seguidores del actual gobierno volteen y se den cuenta de que se necesita un cambio.

¿Por qué Venezuela no estalla como sí estalló Brasil hace poco si sus problemas son mucho mayores? Hay protestas todos los días. Lo que pasa es que los medios no las reflejan. El control mediático lo estamos subestimando. En Venezuela hay, en promedio, 15 protestas al día. ¿Los medios cuántas muestran? Casi todos los días, ninguna. La conflictividad es alta, lo que pasa es que tenemos que orientarla de forma que la consecuencia no sea una salida abrupta.

Pero el riesgo de un estallido violento está ahí… Sí. Para eso está la responsabilidad de un liderazgo: para orientar esa conflictividad y poder lograr cambios constitucionales. La fruta no hay que comérsela de un solo bocado. Esto es como una mandarina, no hay que comérsela de golpe, sino gajo por gajo.

¿Y cuánto ha comido usted hasta ahora? No es cuánto he comido yo, sino los venezolanos. Yo diría que bastante, una buena parte, pero falta. Insisto: Venezuela cambió el 14 de abril. Ahora hay que ir materializando esos cambios.

¿Existe la posibilidad de que se produzca un golpe dentro del chavismo? ¿Que salga Maduro y entre el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello? Eso es imposible desde el punto de vista constitucional.

Pero, digamos, el chavismo no se caracteriza por respetar su propia Constitución… Ellos no, pero no tienen cómo sustituir a uno por otro. Lo único sería una ruptura constitucional que nosotros no vamos a aceptar.

¿Cuánto tiempo tomaría recuperar Venezuela luego del chavismo? Yo creo que Venezuela es un país tan especial y con tantas posibilidades que yo siento que, con políticas acertadas, la recuperación será muy rápida. Hemos bajado tanto, además, que empezaríamos a sentir el cambio muy pronto.

¿Y pueden caer más bajo todavía o ya tocaron fondo? Si baja el precio del petróleo, caeríamos más.