Una catedral hecha principalmente de cartón fue oficialmente inaugurada en la ciudad neozelandesa de Christchurch.

El edificio es un reemplazo temporal para la catedral anglicana, destruida por un terremoto hace dos años.

La estructura tiene capacidad para 700 personas y está construida para durar hasta medio siglo, aunque se espera que en diez años esté terminado su reemplazo permanente. El diseño utiliza tubos de cartón grueso que soportan vitrales elaborados.